El carbón empieza a ser un recuerdo. No hace tanto que su presencia en la sociedad española era muy relevante en términos energéticos y de empleo. No es el único actor que tiene los días contados. Como él, las energías fósiles recorren ya los últimos kilómetros de la carrera. Aún será larga, al menos otros cinco años más. En el próximo lustro deben ceder completamente el testigo a las energías renovables. El traspaso parcial empieza a ser ya más que relevante. En el final de este 2024 se sellará el que puede ser considerado el año 'más limpio' de nuestra historia, con menos emisiones contaminantes. Lo hará con los mejores datos de producción energética limpia de nuestra historia: el 56% del total de energía que se produce en España procede ya de fuentes renovables.

La dimensión del avance se visualiza analizando la evolución de la última década. Aquella España de 2014 se asemejaba en multitud de aspectos a la actual, pero no en todos. Uno de los ejemplos más evidentes es el relativo al consumo y producción energética de nuestra industria. El llamado 'mix energético' español, -la suma y origen de la energía total generada- mostraba un país significativamente más contaminante y dañino con nuestro medio ambiente.

Basta con analizar cuál era el volumen de emisiones de CO2 que se producían en nuestro país una década atrás: más del doble de lo que lo son actualmente. Entonces nuestra industria energética lanzaba a la atmósfera 60,4 millones de toneladas de CO2. El último avance publicado por Red Eléctrica Española prevé que cerraremos este año con un volumen de emisiones de 27,4 millones de toneladas de C02, es decir un 54% menos.

Contaminamos menos fundamentalmente por el cambio acentuado que se ha producido en la generación eléctrica. La apuesta, desarrollo y avance de las renovables es innegable e imparable. No sólo las nuevas industrias limpias asentadas en nuestro país o la expansión de las ya existentes han contribuido a ello, sino también el proceso de penetración en el ámbito renovable al que se han visto abocadas las grandes compañías de energías fósiles.

Objetivo: lograr 81% en 2030

Hace apenas diez años el carbón generaba el 16,4% de la energía que se producía en España. Hoy su peso en el 'mix' energético es residual, apenas supondrá el 1,1% al cierre de este año. En 2024 el descenso de la producción fósil ha sido importante, con una caída en la generación eléctrica del 24%, fundamentalmente en el carbón y en el ciclo combinado.

El reto que se plantea a partir de ahora es seguir por ese camino y, al menos, al mismo ritmo o superior. El objetivo es alcanzar el 81% de producción energética limpia en 2030. Requerirá acelerar aún más el paso. Si en diez años se ha incrementado casi un 14% la producción renovable, en el próximo lustro, es decir en la mitad de tiempo, habrá que crecer otro 25%. La esperanza radica en que la progresión de año en año, especialmente en los últimos, se está disparando. Basta ver cómo lo ha hecho en los últimos doce meses. Sólo en este ejercicio la generación de energía renovable ha sido un 11% mayor que en 2023.

España es el país del sol pero en realidad es el viento el que por ahora nos está permitiendo con más fuerza limpiar nuestro consumo y producción energética. La energía eólica se ha consolidado este año en el primer puesto de las energías españolas. Representa el 23% de la generación. El sol, ese otro gran aliado renovable, también supone ya un aporte clave. Permite que las plantas solares fotovoltaicas generen casi el 18% de la energía.

Capacidad de producción

Entre ambas se sitúa la energía nuclear. Aporta el 19% de la energía en España. Los siete reactores nucleares sin embargo apuntan en una dirección opuesta, la del final de su aportación. En comparación con 2014 generan menos energía, cuando representaban casi el 22% del total. Y lo harán aún más en los próximos años. En apenas dos está previsto el cierre de la central de Almaraz I y un año más tarde lo hará su segundo reactor. A ambos cierres les seguirán el desmantelamiento de las otras centrales nucleares que, según los planes del Gobierno, deberán cesar su actividad en 2035. La medida moviliza ya a los cerca de 60 municipios que han sobrevivido las cuatro últimas décadas gracias a la actividad y aportación económica derivada de las centrales.

De manera progresiva su aún muy relevante aporte energético deberá ser sustituido por otras fuentes renovables. La capacidad para compensarlo existirá. Ya en la actualidad la potencia instalada de energías renovables es superior al peso real que representan. En España el 64% de la energía instalada, con capacidad para producir, ya es mayor a la que realmente se genera, el 56% de energía renovable producida.
España ha aumentado de manera significativa su capacidad de producción energética. Ya el año pasado se cerró con una potencia instalada de 125.620 MWh, lo que representa un 23% más que los 102.259 MWh de hace una década.

Además, este año el saldo exportador del sistema eléctrico alcanzó los 10 TWh, consolidándose como el tercer año consecutivo en el que España exporta más energía de la que importa. El día de mayor demanda registrado en el sistema eléctrico peninsular en 2024 tuvo lugar el 9 de enero a las 20:56 horas con una punta de 38.272 MW.