Ha sido el dato del año para la firma de análisis financiero Funcas. La población española se situaba a 1 de octubre (último dato disponible) en un máximo histórico de 48.946.035 ciudadanos. Lo hace tras aumentar en un millón y medio de personas desde el 1 de enero de 2022. No obstante, el aumento tiene truco. De dicho incremento, 1,2 millones se corresponden con ciudadanos de origen extranjero. En total, representan el 84% de esta subida.

Así, los ciudadanos extranjeros han pasado de representar un 11,6% del total de la población en España a significar el 13,8%. "Esta tendencia es relevante en tanto que ha sostenido el crecimiento de la economía y la creación de empleo, en especial en los sectores más afectados por la escasez de mano de obra", explican los analistas de Funcas.

Según el INE, desde 1998 la población extranjera en España (excluye los nacidos en el extranjero que posteriormente se nacionalizan) se ha multiplicado por 10, pasando de apenas algo más de 600.000 personas a sumar 6,5 millones en 2024, la mayor cifra desde que hay registros.

Por el camino han pasado muchas cosas. Primero, el gran salto de los primeros años del siglo XX dio lugar a que para 2006 se superara por primera vez la barrera de los cuatro millones de extranjeros y que para 2008 se superara la barrera de los cinco millones. Pero la crisis económica torció la tendencia. En 2012, la población extranjera alcanzó un primer techo: 5,75 millones.

En los peores años de la crisis, con el retorno de muchos a sus países de origen, la cifra retrocedió. En 2017, la población extranjera totalizaba en España apenas 4,5 millones, números que no se veían desde hacía más de 10 años. El número de cotizantes, en cambio, se mantuvo relativamente estable cerca de los 1,7 millones de trabajadores.

Los últimos años, sin embargo, se han correspondido con una segunda explosión. "Son ya casi tres millones de personas extranjeras trabajando, el 13,6% del total, que aporta el 10% de los beneficios a la Seguridad Social", ha recordado en su tribuna contenida en el Anuario de El Independiente Elma Saiz, ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.

La propia ministra ha afirmado además que la actual cifra de afiliados, que ha superado en España la barrera psicológica de los 21 millones, sería muy distinta de no ser por los trabajadores llegados de fuera de España. El número total de inmigrantes ha pasado de cinco millones en 2019 a cinco millones y medio en 2022. Tras una pequeña zozobra por la pandemia, España cerró 2023 en seis millones y va camino de cerrar 2024 por encima de los 6,5 millones de ciudadanos extranjeros.

Los extranjeros, un impulso para la economía

El 40% del empleo creado entre el primer trimestre de 2022 y el tercer trimestre de 2024 ha sido ocupado por extranjeros, recuerda Funcas, que toma las cifras de afiliación a la Seguridad Social. En sectores como la hostelería, el comercio y la construcción, el porcentaje se ha situado entre el 45% y el 60%, y en agricultura, en el 80%.

La Encuesta de Población Activa (EPA) arroja un peso incluso mayor de los extranjeros en el crecimiento del empleo en el periodo, un 45%. Además, estos han supuesto el 57% del incremento de la población activa, es decir, de la aportación de nueva mano de obra a la economía. El 15% del total de ocupados actuales son, según la EPA, de nacionalidad extranjera, frente a un 12,7% en el primer trimestre de 2022.

Más manos trabajando significan más impulso para la economía. Tanto es así, que en un reciente estudio, el Banco de España ha querido poner números a qué significa el fenómeno migratorio para la economía española. Sus conclusiones son claras.

Aunque el impacto de la inmigración resta un 0,2% a la tasa de variación de la productividad por hora, los extranjeros han tenido un efecto positivo del 0,5% en la tasa de empleo para los años comprendidos entre 2022 y 2024. Es la misma cifra que aportaron entre 2014 y 2019.

Pero sobre todo, la población extranjera aporta, según el Banco de España, un 0,6% en la tasa de crecimiento de PIB per cápita, un índice para el que el organismo estima para todo el país un crecimiento del 2,9% para el periodo comprendido entre 2022 y 2024. Entre 2014 y 2019 supusieron un incremento del 0,5% en este índice.

El estudio se detiene también a examinar algunos de los prejuicios que pesan sobre la población migrante. El primero es que no trabajan o que se dedican a trabajos informales. Entre 2008 y 2022, en España el diferencial entre la tasa de empleo de la población extranjera recién llegada y los españoles fue siempre favorable a los primeros, llegando a ser en 2008 de ocho puntos a su favor. Hoy, esta ventaja se ha moderado hasta los cuatro puntos.

En segundo lugar, examina el mito de los que extranjeros solo pueden acceder a empleos de baja cualificación. "En los cuatro mayores países de la UE, los extranjeros tienden a concentrarse en actividades que no requieren una formación elevada. No obstante, se aprecian indicios de un cierto desplazamiento hacia sectores de mayor cualificación, en línea con el aumento que se observa en el nivel educativo de los inmigrantes en los últimos años, que ha sido algo más acusado en España", dice el estudio.

En concreto, de entre la población extranjera en edad de trabajar, más del 40% ocupa hoy empleos de alta cualificación, un porcentaje que en 2008 era de apenas el 20%. Por contra, si en 2008 el 45% de los trabajadores extranjeros ocupaba trabajos de baja cualificación, hoy este porcentaje está por debajo del 30%.

No obstante, si con todo esto sobre la mesa todavía hay alguien que dude de la importancia que está cobrando el fenómeno migratorio a la hora de entender la economía española, valga recordar que, en su discurso de Navidad de este año, el mismo Rey Felipe VI quiso hablar de ello.

"La inmigración es un fenómeno complejo, de gran sensibilidad social, que responde a causas diversas. Sin los movimientos de población a lo largo de la historia no podrían explicarse las sociedades del presente, que son abiertas e interconectadas. [...] La manera en que podamos acoger la inmigración, algo que precisa también de una buena coordinación con nuestros socios europeos y con los países de origen y tránsito, dirá mucho en el futuro sobre los principios y la calidad de nuestra democracia", afirmó el monarca. También, cada vez lo refrendan más datos, dirá mucho sobre cómo le va económicamente al país.