Van a hacer falta manos. Publicado hace unos meses por el Banco de España, el último Informe Anual, un documento que hace un repaso de las características y desafíos que afronta la economía española, recordó una evidencia estadística: la población española envejece. La tasa de fecundidad se ha reducido desde los 2,8 hijos por mujer en 1975 hasta los 1,12 de 2023. Mientras, la tasa de mortalidad a los 65 años, según el INE, se ha situado en el 0,8%, y la esperanza de vida se ha ido a los 83,77 años.

"La solidaridad entre generaciones es la verdadera columna vertebral del sistema de pensiones en España", recuerdan desde el Instituto BBVA de Pensiones. "Este se rige por el principio de reparto que implica que las cotizaciones de los trabajadores en activo financian las prestaciones existentes en ese momento, incluidas las pensiones de aquellos que dejaron de trabajar".

Esto quiere decir que lo que cotiza cada trabajador al sistema no se guarda en ningún sitio a la espera de que este se jubile, sino que las cotizaciones pagan las cotizaciones del momento. Para funcionar, por tanto, el sistema necesita que exista cierto equilibrio entre el número de trabajadores y el número de pensionistas.

Este se mide a través de datos como la ratio entre contribuyente y pensionistas. La cifra tiene en cuenta el número de personas dadas de alta en la Seguridad Social, pero también por ejemplo a aquellos que, aunque se encuentran en situación de desempleo, cotizan también a las arcas de la Seguridad Social y, por tanto, contribuyen al sistema.

El año 2024 ha cerrado con esta ratio en 2,44, según los datos publicados el pasado viernes por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. Se trata de la cifra más alta al menos desde 2011, cuando fue de 2,47. Mejora además el 2,41 de 2023 y consolida una tendencia al alza que viene dándose desde 2017 a excepción de un 2020 marcado evidentemente por la pandemia. Han corrido tiempos peores, sobre todo considerando, como explica el Instituto BBVA de Pensiones, que el consenso de los expertos estima en dos trabajadores por pensionista el mínimo exigible para que el sistema se sostenga.

Entre 1991 y el año 2000, la media de la ratio estuvo en un peligroso 2,18. A mediados de los 90, de hecho, España llegó a estar por debajo de esa cifra crítica de dos trabajadores por pensionista. La llegada del nuevo siglo, con su burbuja inmobiliaria y unas cifras económicas récord, disparó durante los siguientes años la ratio hasta que en 2007 esta se situó en 2,77. La media del periodo comprendido entre 2001 y 2010 se situó, por tanto, en 2,55. La llegada de la crisis económica, sin embargo, tumbó la ratio durante los siguientes años. Entre 2011 y 2020, la media de este índice estuvo en 2,30. Desde que se superó la crisis del coronavirus, esta cifra se ha visto superada año tras año.

La ratio se está viendo sustentada por unas cifras de afiliados a la Seguridad Social récord: 21,3 millones al cierre de 2024. Esta no solo permite consolidar al país por encima de la barrera psicológica de los 21 millones, sino que recoge un aumento de más de medio millón de afiliados, un 2,4% más respecto a 2023. A ello hay que sumar el buen comportamiento del paro, que en 2024 registró un descenso de 146.738 personas, lo que equivale a un 5,4%, hasta un total de apenas algo más de 2,5 millones de desempleados, la menor cifra en un cierre de año desde 2007.

"Los datos constituyen un broche a 2024. La coyuntura era mala, pero este 2024 ha mejorado al 2023. Ojalá que sea un camino que sigamos transitando. Desde la reforma laboral de 2022, se ha producido un cambio de modelo en el sistema de relaciones laborales. Ahora tenemos un país que no es tan alérgico a los problemas internacionales", subrayó sobre estos resultados Joaquín Pérez Rey, secretario de Estado de Trabajo.

Un reparto desigual

Pero si el número de cotizantes a la Seguridad Social está en cifras récord, el de pensionistas también lo está. Según datos del mismo ministerio, en 2024 estos han sumado 9,3 millones de personas. En 2005, eran 7,3 millones, dos millones de personas menos. Desde entonces, el número de pensionistas ha crecido a razón de entre 100.000 y 200.000 al año, con la excepción de los años marcados por la pandemia. Y se espera que en los próximos años, a medida que lo que se conoce como generación del baby boom, los nacidos entre 1960 y 1975, se vaya jubilando, el número aumente mucho más.

Como consecuencia, en 2024 el Estado ha abonado 10,2 millones de pensiones, pues se puede cobrar más de una pensión por persona, siendo la de viudedad y la de jubilación una de las combinaciones más habituales. En total, el gasto en pensiones este año ha rondado los 13.000 millones de euros.

No faltan voces que alertan sobre esto. Uno de los últimos en hacerlo ha sido Desiderio Romero-Jordán, que en un artículo para la firma de análisis financiero Funcas advierte de que en las dos próximas décadas el envejecimiento ejercerá una presión creciente sobre el gasto público en España, alcanzándose alrededor del 48% en 2035 y del 52% a partir de 2050, en especial por las pensiones.

Tampoco falta quien señala que la ratio de pensionista por trabajador no es igual en todas las regiones de España, aunque la hucha de las cotizaciones sí que lo sea y esta se distribuya sin atender a criterios territoriales. José Antonio Herce, presidente del Foro de Expertos del Instituto BBVA de Pensiones, halló en 2022 que Madrid era la región española con mejor ratio de afiliados por pensión, con 3,1. La siguieron Ceuta y Melilla, con 2,9, y Canarias, con 2,8. Cerca de la media española de aquel año y aún por encima de los dos cotizantes por pensión se situaron Cataluña, la Comunidad Valenciana y Andalucía. Por debajo de estos dos trabajadores y, por tanto, por debajo también de lo que recomiendan los expertos, quedaron Aragón, La Rioja, Extremadura y el País Vasco. Cantabria, Castilla León y Galicia tuvieron una ratio de entre 1,6 y 1,3. Finalmente, Asturias apenas totalizó algo más de 1,2 trabajadores por pensión.

"El mensaje principal que debe extraerse de este informe no es territorial, sino funcional. El nivel de las pensiones depende de la productividad, los salarios y las bases de cotización de los trabajadores en el periodo previo a la jubilación (varias décadas). Y también de la edad a la que nos jubilamos y la carrera de cotización. Otra cosa, no menos cierta, es que esas pensiones puedan pagarse en el caso de que no haya suficientes afiliados, lo que sucederá probablemente", concluye el experto.