El Salario Mínimo Interprofesional (SMI), el suelo salarial para quienes trabajan por cuenta ajena, subirá de nuevo en 2025 hasta los 1.184 euros. Lo hará un 4,4%, es decir, unos 50 euros al mes, tal y como ha anunciado este miércoles Yolanda Díaz, ministra de Trabajo y vicepresidenta del Gobierno. La cifra cuenta con el visto bueno de los sindicatos, pero no con el de la patronal. "La patronal se ha tomado en serio el diálogo social y ha hecho propuestas. No fue posible alcanzar el acuerdo porque su planteamiento era insuficiente". En dos meses haremos la adaptación completa de salarios mínimos europeos", ha dicho al respecto Díaz.

En la mañana de este miércoles, la propia ministra ya anticipaba la decisión: "Los profesores, los sanitarios, las limpiadoras, las cajeras, los periodistas, los arquitectos, los abogados, toda esa gente quiere un país mejor y esa herramienta central se llama salario mínimo". El Gobierno tiene capacidad para escuchar a sindicatos y patronal, pero la subida es prerrogativa suya. Para ello, en esta ocasión el propio ministerio convocó a un grupo de expertos que recomendó una subida de entre el 3,4% y el 4,4% para que el SMI se acerque al 60% de la media del salario en España.

Antes del cierre de la negociación, las posturas estaban claras. El Ministerio de Trabajo había propuesto subir el SMI a 1.184 euros mensuales por catorce pagas, 50 euros más al mes que el SMI de 2024 o, lo que es lo mismo, el 4,4% más que finalmente ha sido la cifra definitiva. Entre medias, dos propuestas: CCOO y UGT propusieron una subida superior al 5,8%, hasta situar el SMI en 1.200 euros mensuales, mientras que la CEOE planteó un incremento del 3%, hasta los 1.168 euros, siguiendo la estela de lo pactado con los sindicatos en el Acuerdo de Negociación Colectiva 2023-2025.

Como respuesta, Antonio Garamendi, presidente de la CEOE, también anticipaba horas antes de la reunión cuál sería la postura de la patronal. Bajo su punto de vista, aunque el SMI es prerrogativa del Gobierno, Díaz debería haber dejado que sindicatos y empresas negociaran por su cuenta. "Si nos hubieran dejado, como hacemos otras veces, sentarnos a una mesa con los sindicatos, posiblemente hubiéramos llegado a un acuerdo. Es difícil cuando el Gobierno ya marca una horquilla que está muy por encima de lo que nosotros podríamos entrar", ha subrayado.

A ojos del presidente de la CEOE, que el Ministerio de Trabajo ya haya planteado de inicio una cifra por encima de lo que propone la patronal ya condiciona demasiado el diálogo social: "Yo de verdad creo que cuando nos dejan, aunque tardamos, llegamos a acuerdos (...) Yo creo que el Ministerio está jugando una estrategia política que, desde luego, yo no juego, que supera muchas veces el propio diálogo entre los empresarios y los trabajadores. Y creo que sinceramente que en estas cosas, si nos dejaran trabajar, pues sinceramente creo que ya tendríamos acuerdos".

Mari Cruz Vicente, secretaria confederal de Acción Sindical y Empleo de CCOO, ha apuntado sin embargo que la propuesta de la patronal, la subida del 3%, finalmente se ha quedado corta: "Siempre es una satisfacción poder decir que hemos alcanzado un acuerdo. Nos hubiera gustado traer un acuerdo tripartito, pero la propuesta de la patronal no ha sido suficiente porque no garantizaba el 60% del salario medio". En relación a esto último, el pacto también recoge el compromiso de abrir en los próximos meses otra mesa de diálogo para transponer una directiva europea que plantea que el SMI debe ajustarse al 60% de la mediana salarial bruta. España debería haber transpuesto dicha directiva antes del pasado 15 de noviembre. "Vamos con retraso", ha comentado Vicente. El SMI traerá consigo más capítulos.

Fernando Luján, vicesecretario general de política sindical, se ha referido por otro lado a algunos de los aspectos que más han condicionado el acuerdo. Entre ellos, la celeridad de una subida salarial que se ha pactado tan solo tras tres reuniones. Por otro lado, la subida de exención del IRPF para que el SMI siga sin tributar. De mantenerse la exención fiscal donde está, los impuestos pueden llegar a comerse más de un 40% de la subida salarial.

Sobre este último punto, ha apuntado Luján, el acuerdo recogerá una petición a Hacienda de que se eleve la exención: "Es una cuestión de justicia social y fiscal", ha precisado. Por ahora, nada más. El acuerdo para la subida del SMI, que ahora deberá recibir el visto bueno de las ejecutivas de CCOO y UGT, sí recoge que la subida salarial no podrá quedar absorbida por complementos salariales.

Sobre la prisa de la negociación, desde UGT reconocen que esta guarda relación con la derrota parlamentaria de la semana pasada del Gobierno: "Los agentes sociales arrimamos el hombro para arreglar aquello que se estropeó la semana pesada y que se ha empezado a arreglar esta semana. El SMI no es una cuestión económica, es una cuestión de dignidad, de suficiencia y de derechos humanos. Dignificar los salarios es además bueno para la economía y el empleo", ha manifestado Luján.