También han querido aportar su punto de vista. En mitad del enfrentamiento que se vive en el seno del propio Gobierno a colación de la posible tributación vía IRPF del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), Gestha, el sindicato más representativo de los técnicos de Hacienda, ha querido aportar su punto de vista al debate.
A través de un comunicado, han planteado la posibilidad de aumentar el umbral de tributación del IRPF para actualizarlo al nuevo SMI, que en 2025 alcanzará los 1.184 euros mensuales en 14 pagas, unos 16.576 al año. El coste fiscal de la medida podría oscilar tan solo entre los 54 y los 162 millones solo por los dos colectivos afectados por la retención, es decir, los matrimonios o parejas en declaración individual con hasta un hijo en común mayor de 3 años, y personas solteras, separadas o divorciadas, sin hijos. A cambio, para minimizar la pérdida recaudatoria en el IRPF, Gestha propone que la reducción tenga un ajuste más acusado para los sueldos entre los 16.576 euros del nuevo SMI y los 19.747,5 euros.
Sin embargo, consultados por El Independiente, hay expertos que consideran que el actual debate sobre si el SMI debe tributar o no es en realidad un parche más que se quiere añadir a un sistema tributario que ya acumula demasiados remiendos. Piden ir más allá. "Es un impuesto obsoleto", resume por teléfono Carlos Cruzado, abogado, técnico del Ministerio de Hacienda y autor, junto al también técnico de Hacienda y secretario general de Gestha José María Mollinedo, de Los ricos no pagan IRPF, un libro que aborda la historia del impuesto y sus inequidades.
Una progresividad truncada
En 2016, el diplomático británico Sean Cleary sorprendió al mundo con una revelación. En mitad del Foro de Davos de aquel año, contó que Warren Buffett, el oráculo de Omaha, el inversor más conocido y admirado del mundo, uno de los hombres más ricos del planeta, pagaba menos impuestos que su secretaria. ¿El motivo? La estructura de su riqueza, que le permitía tributar parte de sus ganancias a tipos impositivos menores que los que suele pagar el común de los mortales.
La anécdota sirve a Mollinedo y Cruzado para ofrecer un ejemplo de a qué se refieren cuando hablan de que el IRPF, un impuesto que hunde sus raíces en los años 30 del siglo XX pero que fue formulado tal y como se concibe hoy en 1977, no es tan progresivo como debería. "No es un problema español. Se extiende en todo el mundo", comenta Cruzado.
Centrados en España, la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) contempló en su Observatorio sobre el reparto de los impuestos y las prestaciones entre los hogares españoles que la recaudación tributaria creció en 2022 un 11,2% en términos agregados, pero que el efecto redistributivo del sistema fiscal en su conjunto fue el "más bajo" de los últimos seis años.
El observatorio muestra que el alza de la recaudación tributaria durante ese año hizo que el tipo medio efectivo del sistema fiscal subiera al 35,1% de la renta bruta de los hogares pero, el efecto redistributivo del sistema fiscal en su conjunto fue el más bajo de los últimos seis años.
Con todo, Mollinedo recuerda a El Independiente que el 90% de la progresividad del sistema sigue viniendo del IRPF. No obstante, argumenta, el impuesto se configura a través de un sistema dual que distingue principalmente entre rendimientos del trabajo y rendimientos del capital, es decir, entre el dinero que proviene de ejercer un oficio y el que viene de haber obtenido un dinero por ejemplo a través de una herencia. Por ahí, el sistema se rompe.
"Alguien con una renta de capital de un millón de euros puede tributar lo mismo que alguien que obtiene 46.000 euros trabajando", detalla Mollinedo, que añade: "Es un problema de escalas, consecuencia de que la renta del ahorro y la del trabajo van por separado". Como solución, Mollinedo y Cruzado proponen acabar con esta dualidad y medidas como añadir tramos de IRPF entre las rentas altas para gravarlas de una manera más ajustada. "Hay que darle un sentido a un impuesto que se ha ido parcheando".
Fraude, módulos y deducciones, los otros desafíos
La configuración del impuesto con respecto el origen de la riqueza no es el único reto que podrían tener por delante quienes se plantearan una reforma integral y a fondo del IRPF. Para empezar, recuerda Cruzado, esta tendría que venir de la mano del replanteamiento de todo el sistema impositivo. Al fin y al cabo, explica, el IRPF es solo un impuesto más.
Por otro lado, se quejan los técnicos, faltan manos, sobre todo cuando se trata de perseguir el fraude. La Agencia Tributaria cuenta hoy con 7.500 técnicos de Hacienda y 1.400 inspectores. Los primeros, sin embargo, tienen limitadas sus competencias a la hora de investigar irregularidades. En concreto, pueden realizar investigaciones ligeras a empresas que facturan hasta 5,7 millones de euros al año o prospecciones profundas a las que ingresan hasta 4 millones de euros. Nada más. Queda, por tanto, en manos de los 1.400 inspectores el resto de delitos.
Relacionado también con la correcta tributación de lo que ingresan los negocios está la cuestión de los módulos, conocidos también como método de estimación objetiva de ingresos. El origen de esta manera de declarar los ingresos, explica Mollinedo, data de cuando en la inmensa mayoría de negocios imperaba lo que se conocía popularmente como la contabilidad del pincho, nombre que alude a la aguja metálica todavía presente en muchos bares y restaurantes donde se van acumulando, una tras otras, las facturas.
Para facilitar la declaración de ingresos de unos negocios que no contaban ni con internet ni con posibilidad de clasificar lo que ganaban en ordenadas hojas de excel, se desarrolló a principios de los 90 un sistema de tributación de ingresos lo más objetivo que se pudo. Para ello, se tomaron elementos incuestionables como los metros de barra de los restaurantes, el número de mesas o los metros del local. Se cotejaron con los ingresos declarados otros años por los negocios con tamaño similar y se extrajo la media. Así, en vez de tener que detenerse a contar cada ingreso de estos famosos pinchos, los negocios, si querían, podían limitarse a declarar con arreglo a lo que habían declarado anteriormente empresas con condiciones similares.
La llegada de internet y de herramientas ofimáticas convirtió aquella aproximación teórica en algo obsoleto. Sin embargo, se mantiene. "El sistema de modulos es un zombi jurídico que lleva prolongándose artificialmente desde hace más de 10 años, cuando ya lo quiso suprimir Cristóbal Montoro", explica Mollinedo. "Nadie quiere ponerle ese cascabel al gato porque es impopular hacerlo, especialmente entre los autónomos", añade Cruzado, que sentencia: "Hoy, un móvil basta para llevar la contabilidad de un negocio".
Pero si se trata de subrayar ineficiencias, pocos fenómenos tan representativos como el de las deducciones autonómicas. Anunciadas a bombo y platillo por las administraciones regionales casi siempre en evidentes ejercicios de populismo tributario, estas con el paso de los años tienden a quedar olvidadas. "Las deducciones autonómicas siempre se añaden, nunca se suprimen, y esto es algo que sucede con gobiernos de todo color político", se queja Mollinedo.
El secretario general de Gestha proporciona algunos ejemplos. Con datos de 2022, últimos disponibles, en una región como la Comunidad de Madrid, con 3,7 millones de contribuyentes, solo 40 personas se acogieron a la deducción por adoptar a un menor que llegó de fuera de España. De forma similar, solo 707 personas aprovecharon la deducción por acoger a alguien mayor de edad, y solo 445 tuvieron deducciones por invertir en el Mercado Alternativo Bursátil. En Cataluña, con 3,4 millones de contribuyentes, solo 707 se dedujeron el pago de intereses por préstamos para estudios de máster, y apenas 574 se acogieron a deducciones por ejercer de business angel, inversores de negocios emergentes.
La campeona de las deducciones autonómicas es Valencia: acumula 39. Con 2,6 millones de declarantes, solo ocho personas se acogieron en 2022 a las deducciones por nacimiento o adopción de un hijo con discapacidad. "Es necesario que los impuestos se ordenen, se simplifiquen y se coordinen mejor por ejemplo con la Seguridad Social", reflexiona Mollinedo.
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