En lo que llevamos de febrero al menos tres cargos importantes de Finetwork han abandonado la compañía, según ha podido saber El Independiente. Son Andrés Oliva, director de empresas; Ricardo Bermejo, que ejercía como director de canal empresas; y Enrique de Porres, director de estrategia y director de coordinación comercial y de marca. Oliva y De Porres formaban parte del comité de dirección.
María Clemente, secretaria del comité de la empresa, y Manuel Vicario, E-commerce manager, también han seguido el mismo camino. Pero el caso de De Porres es especialmente significativo. Finetwork comunicó su fichaje el pasado 7 de diciembre, anunciando que reportaría directamente al consejero delegado de la compañía, Óscar Vilda, que acabó saliendo de la operadora poco después, el 31 de diciembre.
En ese momento algunos medios publicaron que De Porres era el favorito para sustituir a Vilda (fue, de hecho, el único nombre que trascendió para el puesto), pero con su salida el cargo de mayor responsabilidad de la empresa sigue vacante, justo en un momento en el que Finetwork está embarcado en un "giro estratégico" empresarial, que según las fuentes consultadas por este periódico ha sido la causa de estas salidas.
"La compañía estaba apostando por un plan de crecimiento muy agresivo, que implicaba quemar mucha caja. El modelo de negocio pasaba por invertir una determinada cantidad en cada cliente que se captaba, y recuperar esa inversión a lo largo de los siguientes meses. Pero esto significa que cuanto más creces, más dinero necesitas para financiar ese crecimiento. Y la financiación actual no permite seguir creciendo al mismo ritmo", deslizan.
Ante esa situación, detallan, Finetwork ha apostado por "adecuar la velocidad a la que vende a su capacidad financiera actual, bajando el volumen de su actividad comercial": "Lo que han hecho es limitar su actividad en los canales más caros y dejar los más eficientes en funcionamiento. Esa ha sido la política durante los últimos dos meses, mientras siguen buscando la fórmula para poder crecer a un ritmo mayor que el que tienen ahora, porque en los últimos meses sus ventas han caído mucho".
Otras fuentes del sector reiteran que todas las bajas han sido voluntarias, y que algunas de ellas llevaban negociando su salida incluso desde antes del adiós de Vilda, a pesar de que ahora hayan coincidido en el tiempo. Además, recuerdan que ha sido este mismo mes de febrero cuando Finetwork ha lanzado sus nuevas tarifas de residencial, que han sido una "revolución", y ha cambiado por completo el catálogo para empresas (pymes y autónomos), por lo que "es pronto para hacer valoraciones en cuanto a ventas".
En cualquier caso, a las personas que han salido no les han faltado ofertas. "El perfil de talento que se había sumado a Finetwork está muy valorado en el mercado. Muchos han tenido ofertas, y algunos de ellos ya han empezado a trabajar en otras empresas. Es el caso de Ricardo Bermejo, que ya se ha incorporado a Vodafone", resumen las fuentes.
"De Porres, por su parte, apenas convivió unos días con Vilda, que fue el que le fichó. Y el proyecto Double -que se impulsó para duplicar la base de clientes en 2024-, en el que participaba está congelado. Es probable que en los próximos días siga saliendo gente, porque Finetwork está volviendo a sus orígenes, con estrategias similares a las que tenía hace dos años, cuando era una empresa mucho más local y de crecimiento mucho más moderado", añaden.
Sin CEO a la vista
Hay que recordar que tras la salida de Vilda la empresa sigue estando dirigida por un "comité de transición", compuesto por Pascual Pérez, fundador y presidente de la compañía (conocido también por ser el presidente del CD Eldense, que milita en la Segunda División); Manuel Hernández, actual director de negocio de la empresa; y Carlos Valero, director de tecnología.
Con el paso de las semanas no se ha sabido nada del nuevo CEO. Y las fuentes deslizan la posibilidad de que la operadora no nombre a nadie para el cargo, al menos a corto plazo. La idea inicial, afirman, era mantener ese comité de transición durante dos o tres meses. Pero parece que ese tiempo se alargará más de lo previsto.
"Viendo la desbandada de directivos cuesta creer que alguien de fuera de la compañía esté dispuesto a aceptar el puesto de CEO. Y a nivel interno el talento directivo que queda no está especialmente motivado, porque no son momentos agradables", valoran. En ese sentido, recuerdan que Pérez es el accionista claramente mayoritario de Finetwork, y si se deja de lado al fondo Kai Capital, el resto de accionistas minoritarios son en su mayoría "socios y amigos" del propio Pérez.
"Cuando estás en una situación así tienes varias opciones. O inviertes recursos propios de la compañía, o buscas financiación bancaria para seguir creciendo o das entrada a nuevos accionistas. Pero hacer esto último supondría que la participación de Pérez y de sus socios se diluiría, y no parecen dispuestos a hacerlo. Por eso la vía por la que han apostado ha sido la de redimensionar la compañía. Como tienen muchos clientes e ingresos recurrentes pueden hacerlo, y aguantar así unos meses. Y aunque este periodo obviamente no va a ser nada fácil, pueden encontrar la manera de darle continuidad al proyecto", comentan.
Un año clave
La última noticia relevante en torno a Finetwork se supo el pasado día 18 de febrero, cuando se anunció que Kai Capital ampliaba su participación en la operadora. El fondo entró a formar parte de Finetwork a mediados de 2024, en una operación que constaba de dos partes: un primer tramo por importe de 10 millones de euros, que daba entrada a esta entidad en el capital de la operadora, y un préstamo convertible por valor de otros 10 millones de euros, que ahora se ha procedido a transformar en acciones a través de una nueva ampliación de capital. Después de esta operación, Kai Capital mantendrá su presencia en el consejo de administración de Finetwork.
Todos estos movimientos suceden en un año clave para Finetwork, que desde el pasado 1 de enero de 2025, un día después de la salida de Vilda, gestiona su propio NRN -Network Routing Number, o prefijo de encaminamiento de portabilidad-. Un cambio de estatus que le ha permitido convertirse en un operador móvil virtual (OMV). Hasta ahora la compañía actuaba como una 'marca blanca' de Vodafone, utilizando su red y toda su estructura comercial y pagando un alquiler por ello.
La operadora cerró el 2024 con 1,33 millones de clientes (un 30% más) y unos ingresos de 157 millones de euros (un 24% más). En cuanto a la portabilidad neta anual, acabaron con unos 160.000 nuevos clientes (un 500% más).
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