Una nueva etapa, con un nuevo presidente y una estrategia definida. Indra encara, bajo el mando de Ángel Escribano, la meta de convertirse en el 'campeón nacional' de defensa de España con el auspicio Gobierno. Unos planes que se han acelerado en los últimos meses gracias a los movimientos que ha efectuado la compañía en el sector espacial, con la compra de Deimos en agosto del 2024 y la reciente adquisición a Redeia de Hispasat, que aún debe cerrarse porque está condicionada, entre otras cosas, a que Indra también tome el control sobre Hisdesat.
"La base de Indra siempre ha sido realmente la defensa, históricamente siempre hemos estado muy pegados a ese Ministerio. Y lo mismo sucede con el espacio, porque tradicionalmente siempre hemos tenido un departamento dedicado a eso, aunque muy enfocado al segmento terreno en concreto. Lo que ha sucedido ahora es que, debido a la necesidad que existía en el sector de la defensa y en el sector comercial, se ha visto que se necesitaba crear una empresa que aglutinara todas las capacidades para poder hacer proyectos end to end", deslizan fuentes de la compañía.
La idea es clara: ser autosuficientes para poder realizar todos los proyectos por sí mismos, de principio a fin. "Ese es el motivo por el cual Indra ha decidido embarcarse en la compra de empresas para crecer de forma inorgánica. Normalmente en España había compañías que se dedicaban a una cosa muy concreta dentro de un proyecto. Pero cuando hemos visto la necesidad de cubrirlos de forma completa, nos hemos visto obligados a crecer", añaden las mismas fuentes.
Es, además, el momento perfecto para poner en marcha una estrategia así, porque los requerimientos de la OTAN a países como España para que aumenten el gasto militar ponen a las compañías de este sector en una posición privilegiada. "Ahora mismo lo que quiere Indra es generar una estructura industrial que permita que cuando se liberen esos presupuestos podamos crear proyectos de una forma rápida y eficiente. A día de hoy ya estamos presentes en bastantes, pero no queremos esperar. Tenemos que estar preparados para cuando eso suceda, porque sabemos que ese momento va a llegar", relatan.
Con todo, el sector espacial es, en realidad, solo un eslabón más del plan global de Indra, que pasa por ofrecer soluciones end to end en los cinco ámbitos de defensa: tierra, mar, aire, espacio y ciberespacio. Muestra de ello es que en octubre del 2024 adquirieron la mayoría del consorcio TESS Defence para reforzar su presencia en la industria de defensa terrestre. Una oportunidad que para Indra se traduce en "una cartera potencial en España de más de 10.000 millones de euros en vehículos blindados terrestres en los próximos 15 años", según explicaron por entonces.
A nivel global Indra vale más de 3.000 millones (después de que el precio de la acción haya aumentado más de un 50% en el último lustro), y espera crecer en más de 5.000 puestos de alto valor tecnológico para el año 2026.
Las piezas de Deimos e Hispasat
A pesar de querer ser una compañía transversal en defensa, la apuesta de Indra por el espacio es clara. Más aún con la creación de su nueva filial, llamada Indra Space. Como se ha mencionado antes, Indra tenía músculo en el segmento terreno. Pero la compra de Deimos le permite integrar sus capacidades en el segmento vuelo, y con Hispasat consiguen tener cubierta la parte de operaciones downstream. "Es el operador nacional de comunicaciones, y por la parte de Hisdesat está muy relacionado con la defensa. Entonces nos permite cerrar el círculo. Tiene un sentido estratégico", señalan las voces consultadas.
Ahora falta saber cómo se van a coordinar exactamente entre todos. "Eso es algo que está todavía encima de la mesa. Nosotros trabajamos con esas empresas desde hace tiempo, porque somos socios en muchos proyectos. Pero el siguiente paso es realizar una coordinación a nivel grupo, que vendrá un poco más adelante. De momento se va a crear una nueva empresa en la cual se van a integrar todas estas compañías bajo una misma marca. Pero el modo en el que se va a organizar todavía no se sabe. Lo que sí está claro es que los equipos y las capacidades son complementarios. No hay duplicidad, porque las compras están destinadas a complementar las capacidades de cada una. Así que va a ser un proceso muy fácil", expresan.
Con este impulso Indra espera competir con los grandes del sector a nivel europeo: la francesa Thales, la británica Bae Systems y la italiana Leonardo. Son palabras mayores, porque las tres multiplican por varias veces la capitalización de la empresa española. "La idea es poder competir en Europa. Hasta ahora en España había empresas muy buenas tecnológicamente, pero no tenían fuerza suficiente. Pero con este salto cualitativo, aumento del volumen y del músculo tecnológico, optamos a ser contratistas principales de proyectos europeos", afirman.
Tecnología militar y comercial
Desde la empresa se muestran confiados en la estrategia espacial, que consideran que también les repercutirá positivamente en el plano comercial. "El uso dual de la tecnología desde el punto de vista militar y civil es bastante polémico, pero hemos identificado que es la mejor estrategia. Normalmente el servicio militar va encriptado, lleva unos protocolos de seguridad para que solamente puedan acceder en determinados casos determinadas personas. Pero esa misma tecnología, relajando los requisitos de seguridad, puede ser aplicada por cualquier persona. Y así ganan las dos partes: la parte militar necesita desembolsar menos dinero y la parte civil se aprovecha de todos esos desarrollos", explican.
El gran reto de Indra en este sentido, que es en realidad el mismo desafío que el resto de compañías tienen, es la industrialización: "La única forma que tienes de tener un proyecto espacial rentable desde el punto de vista comercial es bajar los costes, y para ello tienes que aumentar la recurrencia. Y para eso, tienes que industrializar. Ese es el gran reto en toda la industria espacial actual, que pasa por compensar la baja fiabilidad que se produce cuando fabricas en serie".
El ejemplo que ponen es claro: SpaceX tiene unos 6.000 satélites en órbita, pero realmente utiliza 4.000, y se guarda el resto para poder operar si se produce cualquier tipo de fallo. "Eso se consigue industrializando. Es un reto, porque la utilidad del espacio se veía para aplicaciones muy concretas, y nunca se pensó que se tendría que industrializar. Pero ahora es algo con lo que ahora tenemos que cumplir todas las empresas. Estamos todos trabajando en ello, y espero que lo podamos conseguir porque nos lo demanda todo el mundo", zanjan.
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