El shock que supuso la pandemia elevó la tasa de paro hasta el 15,5% en 2020. La figura de los ERTE durante el confinamiento fue una pieza clave para que la tasa no se disparase por encima del 20%, tal y como le suele suceder al mercado laboral español en etapas recesivas. Precisamente una de las características fundamentales del mercado de trabajo español son sus elevados ritmos de creación y destrucción de empleo durante las fases expansivas y de crisis, respectivamente. 

Según ha presentado este martes el Banco de España en su informe del primer trimestre de 2025, la tasa de paro se reducirá hasta el 10,5% al finalizar 2025. Esta cifra supone tres décimas menos que en la estimación del mismo dato en el informe de diciembre, que situaba la caída en el 10,8%. Para 2026 sitúa la tasa de paro en el 10%, cuatro décimas menos que en la estimación de diciembre. Y para 2027, la previsión de la tasa de paro se sitúa en el 9,5%, cuatro décimas menos que en la estimación de diciembre y cifra que no alcanzaba desde 2007. Asimismo, el organismo dirigido por José Luis Escrivá expresa que aunque la tendencia de descenso se mantendrá durante el período 2025-2027, el ritmo de desaceleración se irá reduciendo gradualmente.

En este sentido, las estimaciones previstas en la creación de empleo también son favorables. Frente a los fuertes incrementos del 3% y el 2,2% registrados en 2023 y 2024, el organismo supervisor estima una ralentización gradual en la creación de empleo con cifras más bajas. De esta forma, el Banco de España prevé un crecimiento del 1,9% para 2025 y gradualmente se irá reduciendo esta cifra hasta el 1% para 2027. 

Las buenas noticias también se traducen en la productividad española. Ya que las estimaciones del crecimiento del PIB son menores que el ritmo de creación de empleo, la autoridad bancaria pronostica un aumento de la productividad en los próximos años. Un dato que la Comisión Europea llevaba años reclamando mejorar a España. El aumento de la productividad es una señal positiva de la economía, se trata de la pieza clave del crecimiento económico. Solo un crecimiento basado en ella permite incrementar el salario real y la renta familiar. Según destaca el informe, el nivel de productividad crecerá ligeramente por encima de las registradas en el periodo 2000-2019, un periodo caracterizado por el estancamiento de este indicador y que se debería traducir en un aumento de los salarios reales.

En lo referente a los salarios, el organismo dirigido por Escrivá señala que el incremento salarial para 2025 se situará en el 3%. No obstante, según lo sucedido en el ejercicio anterior, el incremento podría ser mayor. En 2024, los salarios experimentaron un crecimiento del 5,4% debido a las subidas generalizadas en casi todos los sectores, así como también se produjo un ligero aumento de las cotizaciones sociales.

Entre las causas de las subidas salariales del año 2024 se encuentran: las medidas institucionales impulsada por el Ministerio de Trabajo y Economía Social de Yolanda Díaz (subida del SMI), las negociaciones colectivas en las que se pactaron las subidas salariales en línea con la inflación y las subidas en los sectores con baja demanda de empleo, es decir, sectores muy especializados que deben atraer y retener el talento mediante el incremento salarial.