Es una carrera costosa. Lo es en términos económicos y medioambientales. El desarrollo de la Inteligencia Artificial, de la digitalización del planeta y del entorno de redes y servicios a través de Internet no hace sino engordar a niveles colosales la ‘nube’ de datos del planeta. Datos que crecen a un ritmo imparable y que deben ser procesados y almacenados para que la digitalización tecnológica del planeta no se detenga. Se trata de una labor que requiere de centros de datos capaces de realizarla y para la que además de tecnología se requieren dos bienes escasos: el agua y la energía. Y lo hacen por volúmenes gigantescos cada día en todo el mundo y lo harán aún mucho más en el futuro.

El precio en términos hídricos y energéticos es difícil de precisar. Evaluar cuál es la cantidad real de agua que cada día requieren los centros de datos existentes en nuestro país no es sencillo. Ni siquiera la patronal del sector, Spain DC, aporta ese dato. Sí subraya que al calor del cada vez mayor número de centros de este tipo que se anuncian en España se está generando una suerte de “leyenda negra” sobre sus altísimos consumos de agua. Por no saber, ni siquiera se conoce con certeza cuántos centros de datos existen en España. La patronal apunta a que actualmente son alrededor de un centenar –sin mayor precisión- los que funcionan en nuestro país. En su conjunto, según datos de Spain DC, suman una potencia conjunta instalada de 350 MW.

Lo que está claro es que esa red de data centers crecerá de modo importante en los próximos años. Lo hará a un ritmo del 20% anual en los próximos cuatro años, según la previsión de Spain DC. La Asociación Española de Data Centers estima que serán necesarios ya que la demanda de datos se duplicará de aquí a 2028.

Actualmente en todo el mundo existen cerca de 8.000 centros de datos. Todos ellos necesitados de sistemas de refrigeración que permitan mantener sus servidores funcionando 24 horas al día sin recalentarse. Las dos vías principales para lograrlo pasan por refrigerar estas instalaciones, bien a través del enfriamiento por aire o bien por agua.

Una 'nube' de millones de litros de agua

Las compañías no están obligadas a informar cuál es el consumo real que implica tener cada uno de sus centros. Sin embargo, sí es posible hacerse una idea del volumen de agua que requieren según apuntan en los proyectos de nueva construcción anunciados por algunas de las gigantes tecnológicas.

Meta, por ejemplo, ha proyectado un centro de datos en Talavera de la Reina con una potencia instalada de 246 MW y que estima que requerirá un consumo de agua anual de 505 millones de litros, o lo que es lo mismo: más de 200 piscinas olímpicas. El centro de datos que Amazon plantea en Aragón, de 84 MW, consumirá 36,5 millones de litros; el de Microsoft en Meco (Madrid), de 58,8 MW de potencia instalada, necesitará 24,4 millones de litros al año y el previsto en Algete (Madrid) -32 MW- de 34,6 millones de litros. La disparidad de consumos viene determinada por el tipo de instalación, por su ubicación y por el sistema de refrigeración empleado en cada caso.

Y eso que estos centros de datos en construcción en España figuran entre los más eficientes, nada que ver con los diseñados hace años. Según Spain DC en nuestro país la mayor parte de los centros se han construido con infraestructuras y modelos mucho más modernos que en el resto de Europa. En su diseño se han aplicado los estándares más recientes de eficiencia y sostenibilidad y aplicando sistemas de enfriamiento “de última generación” que minimizan el consumo de agua.

En la mayoría de los casos lo hacen empleando sistemas de circuito cerrado de agua que permiten reutilizar el mismo agua de manera constante “durante toda la vida útil del centro”, asegura la patronal del sector. Además, recuerdan, se está recurriendo cada vez más a sistemas de enfriamiento a través del aire, el llamado ‘free colling’, un sistema de climatización y refrigeración que aprovecha las temperaturas frías del aire exterior para refrigerar estancias.

Rodrigo Moro es profesor del IMMUNE Technology Institute y experto en cloud y data. Asegura que las grandes compañías están apostando por sistemas que les permitan reducir los consumos de energía y agua. Lo hacen no sólo por el impacto medioambiental que genera su alto consumo sino por lograr mayores ahorros en sus procesos: “Incluso están recurriendo a la IA para determinar cuál es el caudal hídrico necesario de cada instalación para enfriarla, en qué momento es necesario y por cuánto tiempo. De este modo se logra una mayor eficiencia”, señala. Una eficacia que se trabaja incluso para evitar la evaporización del agua que se emplea y recuperarla de modo constante: “Los últimos centros de datos de Microsoft en Países Bajos, Irlanda o EEUU tienen como objetivo ser neutros en consumo de nuevas fuentes hídricas, es decir, que el agua que empleen sea siempre la misma y no existan perdidas por vaporización”.

Mar, aire y subsuelo

Hoy los data center consumen, pese a todo, mucha menos agua que cuando comenzaron a implantarse. Moro estima que se ha reducido hasta en un 80% su consumo. En aras a ir reduciéndolo se investigan y desarrollan cada vez más sistemas y fórmulas con las que refrigerar estas complejas instalaciones con miles de ordenadores. Sumergirlos en el mar es una de las últimas apuestas: “Es una logística complicada. Microsoft y Google lo han hecho en EEUU, pero se ha visto que se mejora la refrigeración pero no la expansión. Las dimensiones de estos data center es muy limitada. Son espacios estanco, se debe operar con buzos,…”. En países como China ya hay proyectado un centro de datos a gran escala que será submarino. Existe un precedente a cargo de Microsoft en las islas Orcadas de Escocia que se remonta a 2020. Otra opción que también se ha trabajado son los centros de datos flotantes.

Apostar por lugares más fríos, donde el clima pueda ser la mejor energía de refrigeración natural, también es una opción. Otra más extendida es la construcción subterránea. No son pocos los casos de data centers que tienen gran parte de sus instalaciones bajo tierra, “con once o doce pisos subterráneos” y que les aleja así de posibles altas temperaturas en la superficie: “En España muchos son subterráneos”.

La sostenibilidad de estos modelos de gestión de los datos es un reto medioambientalmente complejo. Más aún cuando el consumo de su energía no procede de fuentes renovables sino de contaminantes como el carbón, como sucede en gran parte de China, donde el 70% funciona con esta fuente energética contaminante.

Sólo en Estados Unidos rozan los 3.000 el número de centros de datos, y en torno al medio millar en países como Alemania, Reino Unido o China. Se estima que este tipo de instalaciones en todo el mundo producen más del 5% de los gases de efecto invernadero. En el caso de la Unión Europea se espera que para 2030 absorban el 3,2% de la energía.       

Legislación más exigente y moratorias

En 2021 las operadoras y asociaciones de la Industria suscribieron el Pacto de Centros de Datos Climáticamente Neutros y por el que se comprometían a hacerlos neutrales en las emisiones contaminantes para el año 2030. En ese objetivo algunas de las principales compañías, como Amazon, Microsoft, Meta y Google figuran entre las mayores compradoras de energía.

Lejos han quedado los años en los que la refrigeración se suministraba con sistemas de aire acondicionado, grandes consumidoras de energía. El empleo del agua, agua generalmente potable o tratada para que no dañe los equipos y servidores, ha topado en muchos casos con el rechazo de colectivos sociales y ecologistas. Denuncian que el alto nivel de consumo, en especial en zonas hidrográficamente tensionadas o propensas a la sequias, es difícil de aceptar. El temor a que en estos lugares comiencen a regularse normas y legislaciones que hagan más costoso y difícil la provisión de agua, o que se apliquen moratorias para la concesión de permisos de construcción de nuevos centros, ha acelerado que el sector avance en sistemas más eficientes e incluso que fomenten el empleo de otras modalidades de refrigeración como la facilitada por el viento.

Entre las soluciones también se trabaja en alternativas como el empleo de agua reciclada y reducir así el impacto sobre las redes hidrológicas locales. Ubicarlos en climas fríos y soplar el aire exterior para refrigerar estas instalaciones es una alternativa cada vez más factible. Google y Facebook ya han proyectado centros de datos en países como Suecia o Finlandia.