El S-81 'Isaac Peral' es el primer submarino diseñado y a la vez construido en España desde 1888. El marino e inventor que da nombre a la primera unidad de la serie S-80 de Navantia botó en aquella fecha su sumergible Peral en aguas de la Bahía de Cádiz. Ahora, el aparato más moderno de la Armada se estrenará precisamente en unas maniobras internacionales organizadas en colaboración con la OTAN desde este lunes frente a las costas de Andalucía. Se trata del ejercicio aeronaval de la Alianza Atlántica más importante de los últimos años, el Dynamic Mariner/Flotex-25.

Apenas unos días antes de su comienzo, el Consejo de Ministros dio luz verde a inyectar más de 102 millones para el mantenimiento de la primera unidad de la serie y de los sumergibles que el astillero público irá entregando lo largo del próximo lustro. Lo hizo también apenas dos días antes de que uno de los dos socios del Ejecutivo de coalición -Sumar- apoyase en el Congreso pedir que España salga de la OTAN.

En concreto, el Gobierno aprobó en su reunión del martes un Acuerdo que permite activar un mecanismo entre el Ministerio de efensa y Navantia para el mantenimiento de los modernos submarinos. El valor estimado asciende a 102 millones de euros para un período de cuatro años. Por ello, servirá previsiblemente también para el mantenimiento de la segunda unidad, el S-82 'Narciso Monturiol', que podría ser puesto a flote a mediados de 2025 y entregado en 2026.

Después de años de retrasos, el Isaac Peral realizó su primera salida a la mar en superficie en mayo de 2021. En noviembre de 2023 fue entregado a la Armada y, actualmente, está en fase de pruebas antes de su entrada en servicio prevista para julio.

La semana pasada hizo su primera travesía nacional desde el arsenal de Cartagena hasta Galicia. Estuvo atracado en el arsenal de Ferrol tras haber pasado por la localidad pontevedresa de Marín, donde alumnos de la Escuela Naval de la Armada pudieron conocer de primera mano el sumergible. El jueves puso rumbo de vuelta para participar entre este lunes y el 4 de abril en el citado ejercicio de la OTAN.

Las maniobras de la Alianza Atlántica tendrán lugar en el golfo de Cádiz y en la costa sur andaluza y movilizarán a unos 4.000 militares, una treintena de buques, dos submarinos y aeronaves de países como Alemania, Croacia, Estados Unidos, Francia, Grecia, Italia, Portugal y Turquía. Con ellas, se busca poner en práctica la capacidad de la Armada española de ejercer el mando y control de una fuerza naval lejos de nuestras costas. La participación del S-81, añaden desde la Armada, marcará "un hito en la evolución de la modernización de la Fuerza Submarina".

El hito, eso sí, se ha hecho esperar. El programa S-80 arrancó hace casi dos décadas con Federico Trillo como responsable de la cartera de Defensa. Con él, España ha entrado a formar parte del reducido grupo de países que pueden diseñar y construir submarinos. Hasta entonces, España había contado con diseños de origen francés para los sumergibles que construía en territorio nacional. Pero de cara a sustituir los tres submarinos de la serie S-70, Galerna (S-71), Mistral (S-73) y Tramontana (S-74), el Gobierno de José María Aznar optó por ir en solitario sin la colaboración gala. El sumergible actual cuenta con 80,81 metros de eslora, 11,68 metros de manga y 6,77 metros de calado.

Por su parte, el S-82 antes mencionado ya ha realizado con éxito su primer hito de seguridad, con la puesta en tensión de los equipos. También se ha sometido a las primeras pruebas de puerto antes de su puesta a flote, planificada para el próximo verano. Los retrasos del programa, al igual que ocurre con el de los blindados 8x8 del Ejército de Tierra, han valido algún toque de atención de la ministra Margarita Robles. No en vano, se trata del mayor programa de la industria militar española, con una inversión millonaria.

Según fuentes conocedoras del calendario actualizado de la serie S-80, el S-83 bautizado como Cosme García podría botarse en 2027 y ser entregado en 2028. Por su parte, el S-84 Mateo García de los Reyes llegaría para principios de 2030.

Sin submarinos para la India

La serie S-80 cuenta con una gran novedad tecnológica que consiste en un sistema de propulsión sin aire (AIP) desarrollado por Navantia. Un aspecto que le permite realizar la inmersión de forma muy sigilosa. Con este sistema de propulsión independiente de la atmósfera, el sumergible puede obtener energía eléctrica a partir de pilas de combustible que utilizan tecnología procedente del sector aeroespacial, a cualquier profundidad. De esta forma, puede permanecer semanas sin salir a la superficie para recargar. Pero las primeras dos unidades no lo incorporan inicialmente, sino que cuentan con propulsión de motores diésel convencionales.

El hecho de no haber tenido probado ese sistema a bordo en un aparato ya construido podría haber sido un factor clave en la pérdida de un contrato de 4.800 millones de euros con la India. El país buscaba seis aparatos para su fuerza naval. El propio presidente del Gobierno Pedro Sánchez defendió en su visita al país en octubre que la oferta de Navantia era "la más competitiva". Y aunque el modelo español estuvo encima de la mesa, el Gobierno indio se decantó finalmente por la propuesta de la industria naval alemana, formada por una alianza de Thyssenkrupp Marine Systems (TKMS) con el astillero indio Mazagon Dock Shipbuilders (MDS).