Donald Trump ha puesto patas arriba la economía y el comercio mundial. El golpe arancelario del presidente de Estados Unidos deja atrás una semana de auténtico caos bursátil y hace esperar meses de inestabilidad. Las idas y venidas de la Casa Blanca con los anuncios de aranceles han sumido a todos los sectores y analistas en la más absoluta incertidumbre. Cualquier previsión sobre el impacto real que tendrá el giro proteccionista del líder norteamericano puede cambiar en cuestión de minutos.

El golpe en el crecimiento de todas las economías se da por seguro. La cuestión es saber qué dimensión adquirirá. Nadie se atreve aún a poner cifras cerradas encima de la mesa. La más golpeada podría ser Estados Unidos. Pero dada su tradicional fortaleza, podría resistir mejor que otras. Y es una baza con la que juega el líder norteamericano. En todo caso, "los ciudadanos estadounidenses se encontrarán con subidas de precios en los bienes que antes consumían a un precio menor y esto reducirá el consumo", explica el director del Observatorio Económico de la Universidad Francisco de Vitoria, José María Rotellar.

Los bancos de inversión como Goldman Sachs hablan abiertamente de recesión. Pese a la tregua de 90 días anunciada, "es muy probable que se produzca una contracción de la actividad real a finales de este año", señaló el miércoles el economista jefe de JPMorgan para Estados Unidos, Michael Feroli. "La incertidumbre y la ansiedad sobre el futuro de los mercados y la economía dominan las conversaciones con los clientes", advertía este mismo viernes Larry Fink, director del fondo de inversiones BlackRock.

Pese a los puntuales rebotes, las bolsas mundiales acumulan pérdidas multimillonarias que minan la confianza de empresarios e inversores. Y la escalada de incertidumbre desatada por la estrategia arancelaria diseñada por el asesor presidencial Peter Navarro se ha cobrado sus primeras víctimas. Cientos de compañías han visto esfumarse parte de su valor bursátil en cuestión de pocos días. Muchas de ellas, de magnates cercanos al líder norteamericano. Algunos han visto cómo sus empresas recuperaban parte del batacazo tras el anuncio de la tregua de tres meses.

No obstante, "es solo un receso temporal. Volverán los ajustes. Los mercados están intentando adaptarse a cada cambio como si cada nueva situación fuera la definitiva. Pero no lo es, quedan meses de volatilidad", advierte Francisco Quintana, director de estrategia de inversión de ING España.

La Comisión Europea estima una reducción de hasta el 3,3% del PIB de Estados Unidos y del 0,6% en la Unión Europea hasta 2027 si establecen aranceles permanentes del 20% o si se ponen en marcha más represalias. Caídas de medio punto en las grandes economías europeas podrían hacerlas entrar también en terreno negativo. Para el conjunto de la economía global, el escenario supondría un recorte del 1,2% y una caída del comercio mundial del 7,7 %. Así lo expuso, al menos, el comisario europeo de Economía, Valdis Dombrovskis, tras la reunión de ministros de Economía y Finanzas de la eurozona de este jueves.

Si finalmente la UE responde con otro paquete de aranceles, hay sectores como la automoción, la agricultura, los productos farmacéuticos o los bienes de equipo que se verán muy expuestos. "La disminución de la actividad comercial afectaría negativamente al crecimiento económico y al empleo, lo que podría desencadenar una recesión en Europa. Se combinaría con otras presiones internas como el envejecimiento de la población, la baja productividad o las políticas de austeridad", explica Rafael Pampillón, catedrático de Economía de la Universidad CEU-San Pablo.

El Banco de España se limitó a decir que revisará a la baja sus previsiones en su próximo informe trimestral, que verá la luz en junio. La economía española está menos expuesta que la de otros socios europeos a los efectos directos de los aranceles. Pero todos los ojos están puestos en los denominados efectos de 'segunda ronda', que podrían golpear de manera indirecta a sectores clave como el turismo, según advirtió el miércoles ante el Congreso el propio ministro de Economía, Carlos Cuerpo.

Hasta entonces, todo sigue al albur de las negociaciones durante la 'tregua' dictada por Trump, de la que ha decidido excluir a China. La guerra comercial entre Washington y Pekín ha entrado en una espiral sin freno aparente y ha llevado el nivel de aranceles cruzados a un nivel sin precedentes. Washington aclaró el jueves que los gravámenes a China ascendían al 145%. Apenas unas horas más tarde, Pekín respondía con otra subida de los impuestos a la importación, desde el 84% al 125%. La magnitud del choque es todavía incierta, pero podría ir a más. Incluso se barrunta el uso de la deuda soberana como arma geopolítica.

Los expertos dudan si Trump ha calibrado bien el hecho de que China sea el segundo mayor tenedor de deuda pública de EEUU por detrás de Japón. Una venta masiva podría tumbar al dólar, tradicional divisa refugio. China tenía en enero 761.000 millones de dólares invertidos en bonos americanos, según datos del Tesoro estadounidense. Aunque Judith Arnal, investigadora principal del Real Instituto Elcano, recuerda que "las tenencias de deuda pública chinas sólo representan el 9,6% del total de tenencias extranjeras y menos del 3% del total de la deuda pública estadounidense en manos del público". "Esto resta gran poder desestabilizador a China por esta vía", explica en un artículo del pasado mes de septiembre.

Pese a ello, el fantasma de la guerra financiera sobrevuela el actual choque de potencias. "El Banco Popular de China está actuando con mucha prudencia. Pero si la guerra comercial se recrudece aún más, no podemos descartar que Pekín utilice el tipo de cambio como un arma directa. Sería una jugada de alto riesgo, pero también una de las pocas herramientas que le quedan para contrarrestar el daño de los aranceles", añade el economista y analista de mercados, Pablo Gil. En todo caso, Pampillón cree que Pekín "tratará de evitar una devaluación extrema del yuan para no desestabilizar su economía y generar desconfianza en los mercados financieros internacionales".

De momento, la supremacía del dólar como moneda reserva se ha puesto en entredicho con una depreciación histórica en un solo día del 2,65%. Y el resto de divisas siguen fluctuando mientras los inversores se dirigen en busca de valores refugio tradicionales como el oro, que alcanza cifras históricas (3.250 dólares la onza este viernes). Cuando "los inversores pierden la capacidad de anticiparse, de planificar y de proyectar acuden a los activos seguros", reflexiona Gil.

Productos chinos a Europa

El muro arancelario levantado contra el país asiático puede tener una derivada que afecte directamente a Europa. Las cadenas de valor globales están temblando. EEUU sigue aplicando un recargo del 10% a muchos países del mundo y mantiene activos los aranceles del 25% al acero, aluminio y vehículos fabricados fuera de Estados Unidos.

Y la Unión Europea comienza a verse ya como el destino alternativo perfecto para muchas de las mercancías que no puedan sortear las barreras arancelarias de EEUU. Al perder a uno de sus principales clientes, el temor reside en que Pekín busque redirigir sus exportaciones hacia Europa e inunde el viejo continente con aún más productos baratos. Algo que podría golpear en la línea de flotación del actual tejido productivo y los ya maltrechos fabricantes europeos.

"Creo que es muy importante que China sea sensible a una demanda legítima, tanto por parte de España como de Europa, de tener unas relaciones más equilibradas. No tan balanceadas en favor del interés de China, que es legítimo. Creemos que puede ser mucho más equilibrado y que redundaría en beneficio de ambos países", señaló este viernes el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, tras su encuentro de tres horas con el presidente de China, Xi Jinping. El acercamiento del Ejecutivo español a Pekín no es visto con buenos ojos en Washington. "Sería como cortarse el cuello", dijo el secretario del Tesoro de EEUU.

Del lado europeo, el comisario Dombrovskis dejó claro que el bloque comunitario está "estudiando nuevas contramedidas y todas las opciones están encima de la mesa" frente a la andanada estadounidense. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, avanzó que la UE podría aplicar aranceles a los servicios norteamericanos en ausencia de un pacto, incluida una posible tasa a las empresas digitales por sus ingresos publicitarios. Pero desde el Ejecutivo comunitario también son conscientes de que en sectores tecnológicos clave como los servicios en la nube o los centros de datos, la Unión Europea tiene una fuerte dependencia de los proveedores estadounidenses. 

Así que, a la espera de las negociaciones y del golpe inmediato ya sufrido con los descalabros en los mercados, los expertos no pierden de vista efectos de fondo que erosionan la confianza en la estabilidad del sistema. En un entorno de guerra comercial, "las empresas postergan decisiones de inversión, los fondos adoptan posiciones más defensivas y el flujo de capital hacia los países emergente se contrae. En este contexto, incluso las economías fuertes ven afectado su crecimiento potencial", explica el analista Gil. "Trump no solo lanza aranceles: lanza dudas, y eso, en economía, puede ser incluso más costoso que un impuesto", concluye.