El Gobierno alemán en funciones ha revisado a la baja sus proyecciones de crecimiento para el país, cuyo PIB se estancará en 2025, después de la contracción del 0,2% registrada en 2024 y del 0,3% en 2023, lo que supondría el periodo más prolongado de debilidad económica de Alemania desde la Segunda Guerra Mundial, según ha recogido Europa Press.

El ministro de Economía saliente, Robert Habeck, ha informado este jueves del recorte de la previsión de crecimiento, que el pasado mes de enero, antes de las elecciones federales, había sido rebajado al 0,3% para 2025 desde el 1,1% que el Gobierno alemán pronosticaba el pasado mes de octubre.

Asimismo, a pesar de que las nuevas proyecciones de Berlín siguen contemplando un rebote del crecimiento del PIB en 2026, cuando la expansión alcanzaría el 1%, esta es también más débil que el 1,1% anticipado el pasado mes de enero, que ya suponía una revisión a la baja desde el 1,6% previsto el pasado otoño.

"La economía alemana atraviesa momentos difíciles", reconoce el Gobierno, señalando el aumento sustancial de la incertidumbre económica mundial a raíz de los aranceles anunciados y sólo parcialmente suspendidos por Estados Unidos, lo que ha generado turbulencias en los mercados financieros internacionales y ha empañado las perspectivas de crecimiento global.

En este sentido, Berlín considera que la política comercial estadounidense "ha afectado especialmente a la economía alemana", que ya sufre una débil demanda externa y una menor competitividad, aunque confía en que la disminución de la incertidumbre política interna y el aumento de los ingresos reales deberían impulsar una recuperación gradual del consumo privado.

En este sentido, el nuevo cuadro macroeconómico contempla que las decisiones de política fiscal del futuro Gobierno federal proporcionarán un impulso positivo, aunque avisa de que únicamente contribuirán de forma notable al crecimiento en los próximos años.

Asimismo, dadas las persistentes perspectivas económicas sombrías, es probable que la recuperación del mercado laboral esta primavera sea débil, por lo que se prevé que el empleo disminuya inicialmente en 2025, con un probable aumento también del desempleo, aunque, a medida que avance la recuperación económica, el empleo aumentará y el número de desempleados disminuirá en 2026.

En cuanto a los precios, se prevé que la tasa de inflación disminuya del 2,2% el año pasado al 2% este año y al 1,9% en 2026. En este sentido, Berlín considera probable que los efectos de la política comercial estadounidense también moderen la tasa de inflación si China desvía cada vez más sus exportaciones hacia otros países como Alemania.

"La economía alemana se enfrenta de nuevo a grandes desafíos debido a la impredecible política comercial de Estados Unidos", ha advertido Habech, para quien, dada la estrecha integración de la economía alemana en las cadenas de suministro globales y su alto nivel de apertura al comercio exterior, "el nuevo proteccionismo estadounidense podría tener importantes efectos directos e indirectos en su crecimiento económico".

Ante estas circunstancias, el ministro saliente ha expresado el profundo interés de Alemania en que la UE y EE.UU. encuentren una solución al conflicto arancelario en el marco de las negociaciones en curso, expresando la importancia de apoyar a Bruselas en su clara postura de negociar con confianza con su socio transatlántico mientras se preparan contramedidas efectivas.

"La unidad de la UE es crucial en este sentido. Solo así podremos prevalecer en este conflicto. Esto significa que ningún país ni ninguna empresa puede abandonar esta solidaridad", ha afirmado.

Por otro lado, en relación con la enmienda constitucional al freno de la deuda y la exención del freno de la deuda para el gasto de defensa, Habeck considera que el Bundestag y el Bundesrat han creado importantes requisitos previos para financiar la inversión y la innovación, aunque ha advertido de que "el dinero por sí solo no resolverá ningún problema" y aún no está claro si el próximo Gobierno federal implementará reformas, ni cuáles serían.

"Los problemas estructurales deben abordarse con rapidez y coherencia. Esto determinará si la economía alemana recibirá un impulso para su competitividad o si esta cuantiosa suma de dinero se desvanecerá", ha subrayado.