CaixaBank cerró 2018 con un beneficio de 1.985 millones de euros, un 17,8% más que lo registrado en el mismo periodo del año anterior. La entidad que preside Jordi Gual salvó el ejercicio con una mejora de todos sus márgenes, así como un repunte de su rentabilidad y un descenso de los activos problemáticos en balance.
El año 2018 ha sido un ejercicio muy activo en la gestión de CaixaBank, marcado por importantes desinversiones, como la venta de su negocio inmobiliario (incluido el 80% de Servihabitat) y de su participación en Repsol -esta última aún en proceso. Además, la compañía ha cerrado la integración del 100% de su filial en Portugal, BPI, y ha lanzado un ERE para ajustar su plantilla.
El margen bruto de la entidad se eleva un 6,6%, con un buen tono de las comisiones
En medio de este maremágnum de acontecimientos, la entidad financiera ha saldado el año con unas cuentas que muestran mejoras en casi todos los apartados, a pesar de la debilidad que ha marcado el último trimestre del año, en el que el resultado se redujo hasta un 54%.
Con todo, CaixaBank presume de un repunte en el año de sus ingresos, gracias al buen desempeño de las partidas centrales del negocio (margen de intereses, comisiones, ingresos del negocio de seguros, puesta en equivalencia de SegurCaixa Adeslas y las participaciones de BPI Bancaseguros). Esto se traduce en una mejora de hasta el 6,6% del margen bruto, en el que resaltan el crecimiento de las comisiones y de los resultados de las participadas del grupo.
En este sentido, ha sido clave la mejora de las comisiones por fondos de inversión, carteras y sicav’s, que se elevan más de un 12% en el año, gracias al incremento del patrimonio gestionado durante los nueve primeros meses del año.
En este contexto, el banco dirigido por Gonzalo Gortázar también ha llevado a cabo una importante reducción de los activos problemáticos, con un descenso de los saldos dudosos de 11.195 millones de euros (unos 3.110 millones menos que al cierre de 2017) y un recorte de 1,3 puntos básicos de la ratio de morosidad, que se sitúa en el 4,7%.
La rentabilidad se sitúa en niveles adecuados para cubrir el coste del capital, tras subir el ROTE al 9,3%
Estos movimientos han permitido a CaixaBank elevar la ratio de cobertura de la morosidad hasta el 54% (cuatro puntos más que al cierre de 2017), pese reducir las provisiones para insolvencias en más de 1.120 millones de euros, hasta los 6.014.
Pese a estos positivos desarrollos, la tasa de capital CET1 fully loaded, la de máxima calidad, se reduce ligeramente, en dos puntos básicos, hasta el 11,5%.
La entidad también resalta que durante 2018 alcanzó unos niveles de rentabilidad adecuados para cubrir el coste del capital, lo que ha sido uno de los grandes desafíos del sector desde el estallido de la crisis. El ROTE (retorno sobre el capital tangible) del grupo ascendió hasta el 9,3%, mientras que el ROTE recurrente del negocio bancario y asegurador alcanzó el 12,3%.
CaixaBank también vio crecer en 2018 los recursos de la clientela, que sumaron un 2,6%, hasta los 358.482 millones de euros. El crédito a los clientes se mantuvo estable, pero con un crecimiento de la cartera de crédito sano, impulsada principalmente por el crédito al consumo, que se disparó un 19%.
Mejora el dividendo
El banco presidido por Jordi Gual también ha anunciado cambios en su política de dividendos. Por un lado, ha señalado que elevará el importe del dividendo complementario, lo que se traducirá en un incremento del 13% del dividendo distribuido a sus accionistas con cargo a los resultados de 2018, con respecto al ejercicio anterior.
Para ello, CaixaBank realizará el próximo mes de abril un pago complementario de 0,10 euros por acción, elevando la remuneración total con cargo a los resultados de 2018 a 0,17 euros brutos por acción. De esta forma, CaixaBank habrá distribuido a sus accionistas con cargo a los resultados de 2018 el 51% del beneficio neto consolidado, en línea con lo que marca el Plan Estratégico 2015-2018.
Asimismo, la entidad ha anunciado la decisión de su consejo de administración para que a partir del presente ejercicio, el dividendo se distribuirá en un único pago, en lugar de los dos habituales hasta ahora.
En cualquier caso, el banco catalán ha reiterado que, en cumplimiento del Plan Estratégico 2019-2021, remunerará a sus accionistas distribuyendo un importe en efectivo superior al 50% del beneficio neto consolidado, fijando el importe máximo a distribuir con cargo al ejercicio 2019 en el 60% de ese beneficio.
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