En los últimos tiempos distintas organizaciones, tanto de consumidores como ONG y otras entidades, aseguran ‘controlar’ la calidad de lo que consumen los ciudadanos, generando críticas de numerosas empresas, incluidas multinacionales a causa de sus informes.
Las quejas, y en algunos casos demandas proceden de distintos sectores,: desde la alimentación, la distribución, la agricultura o la cosmética. Sostienen que estudios comparativos de productos, como los que realiza la OCU y otras organizaciones, han creado alarmas, en algunos casos, aseguran, “injustificadas”, en la población.
Uno de los casos que citan es el de los informes sobre fotoprotectores solares, en los que la OCU pide a la Agencia del Medicamento y Productos Sanitarios (Aemps) la retirada de diferentes productos. Aseguran que, pese a que la agencia, dependiente de Sanidad, ha corregido en varias ocasiones los estudios de la OCU, la organización se mantiene en la defensa de sus informes. Esto ha llevado a que empresas como Isdin o Nivea hayan decidido iniciar acciones legales contra la OCU.
Las alertas sanitarias también se han incrementado en la alimentación. Fresas de Marruecos con hepatitis B, naranjas de Egipto y pimientos verdes marroquís con pesticidas… Algunas empresas consideran que todas estas noticias generan una alarma en los consumidores que repercuten en la confianza de los consumidores, en las empresas importadoras y en los mercados españoles y europeos, según un análisis realizado recientemente por el Instituto de Coordenadas de gobernanza y economía aplicada. Bulos, desinformación o, en ocasiones, intereses comerciales y económicos que intentan desacreditar a los competidores y, no en pocas ocasiones a empresarios españoles, señalan.
El caso de la fresa de Marruecos en las que se habría detectado hepatitis B ha sido uno de los más mediáticos de los últimos meses. Muchos medios y posteriormente asociaciones de agricultores se hicieron eco de la alerta publicada por el portal europeo de notificaciones sanitarias, pero no incidieron en que la notificación se refería a un control en la frontera y que, después de realizar todos los controles, en ningún momento esas fresas llegaron a los consumidores. Lo mismo sucedió con otra importación de fresas marroquís contaminadas con norovirus, que se detectaron en la frontera y no llegaron a los mercados.
Otro caso de alerta sanitaria que algunas empresas consideran “injustificada” ha sido denunciado por empresas del sector de la alimentación ya que, según publicaba el diario El Mundo, la ONG ‘Observatorio del Bienestar Animal’ estaría chantajeando a supermercados y marcas para que lleguen a acuerdos de colaboración con ellos, y de no hacerlo les amenazarían con sacar informaciones negativas sobre sus productos y sus prácticas contra el bienestar animal.
En estos casos, asociaciones de agricultores y ganaderos denuncian que con estas “noticias alarmistas” da la impresión de que cada ganadero hace lo que le viene en gana con sus animales, “y nada más lejos de la realidad”. Por ello, reclaman que tanto el Ministerio de Agricultura como la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan) salgan “activamente al paso de los bulos y tergiversaciones de la realidad”.
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