Ni numeración, ni código de seguridad, ni fecha de caducidad. BBVA ha decidido evitarle al cliente la preocupación de perder la tarjeta de crédito o débito eliminando estos tres elementos del plástico. Además, ha transformado el código de seguridad (CVV) para que sea diferente cada cinco minutos, en lugar del mismo para siempre, como ocurre habitualmente.
El banco ha lanzado una nueva tarjeta llamada Aqua, que estará disponible para los clientes en formato físico o digital, a elección del cliente en el caso de nuevas altas y obligatoria para los que se abran una nueva cuenta en el banco de forma online (si se dan de alta en una oficina podrán elegir esta tarjeta o cualquier otra).
En el primer caso, el plástico no llevará impresos estos tres elementos para evitar que nadie pueda utilizarla en nombre del cliente en el caso de pérdida.
Esta iniciativa ya había sido puesto en marcha por Orange Bank, si bien el banco azul introduce una importante novedad. El cliente de BBVA podrá acceder a la numeración y al código de seguridad (CVV) a través de la aplicación en cualquier momento, pero, para aumentar la seguridad, este código cambiará cada cinco minutos.
Con este CVV dinámico, cada compra online requerirá un código nuevo, de forma que ya será prácticamente imposible suplantar la identidad de un cliente. Eso sí, durará cinco minutos, de forma que si el cliente realiza dos compras online en este tiempo deberá utilizar el mismo código.
Así, cuando el cliente esté realizando una compra online, deberá acudir a la aplicación de BBVA para obtener la numeración de la tarjeta, la fecha de caducidad y el CVV. La app le dará la opción de copiarlo y pegarlo en la plataforma de pago del comercio online y podrá finalizar la compra.
Coste de la tarjeta
Esta tarjeta será la que se entregue automáticamente a los clientes que se den de alta en el banco a partir de ahora de forma online, pero no para los que lo hagan en una oficina, que podrán elegir este u otro plástico.
Será gratuita para aquellos clientes que cumplan las condiciones de vinculación. De acuerdo con Gonzalo Rodríguez, director de Desarrollo de Negocio de BBVA en España, esto implica que los clientes que se den de alta online la tendrán gratis, pero los que lo hagan en la oficina deberán domiciliar su nómina o pensión.
En caso de no hacerlo, la tarjeta tendrá un coste de 35 euros al año si la tarjeta es de débito o de 43 euros anuales si es de crédito, con el primer año gratis.
El objetivo del banco es que un millón de clientes la utilicen dentro de dos años, una intención que podría acelerarse teniendo en cuenta que es el cliente el que elige tenerla o disponer de otra.
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