Los bancos españoles están haciendo un gran esfuerzo para protegerse ante la oleada de créditos morosos que empezará a llegar, previsiblemente, el próximo año. Sin embargo, en el tercer trimestre han echado el freno a la hora de dotar provisiones. Aunque han seguido haciendo un esfuerzo para crearse un colchón con el objetivo de protegerse ante los impagos que traerá la pandemia, este ha sido mucho menor al de los trimestres anteriores del año, pese a que el futuro de la economía pinta muy negro, especialmente en España.
En el acumulado del año, las entidades españolas de mayor tamaño han acumulado un colchón de provisiones superior a 21.000 millones de euros, lo que supone una cifra considerablemente más abultada que la registrada el pasado año, cuando la pandemia ni se veía venir.
Sin embargo, al analizar la dotación de provisiones en el trimestre estanco (es decir, en los últimos tres meses, no en el acumulado de los nueve primeros meses del año), se observa una ralentización que ha permitido a algunos bancos registrar un beneficio mejor del que se esperaba.
En el caso de BBVA, el banco dotó provisiones por unos 187 millones de euros en el tercer trimestre para enfrentar las consecuencias económicas de la pandemia.
Este importe implica casi un 70% menos que las registradas en el segundo trimestre, cuando las provisiones extraordinarias alcanzaron los 600 millones, y un 86% menos que en el primero, cuando se situaron en 1.400 millones de euros, de acuerdo con las cifras ofrecidas por el director financiero de la entidad, Jaime Sáenz de Tejada, durante la presentación de resultados del banco del pasado viernes.
Sabadell también disminuyó el importe de sus provisiones en el tercer trimestre. El banco que preside Josep Oliu provisionó a nivel de grupo unos 206 millones de euros entre junio y septiembre, un 57% menos que el trimestre anterior, cuando se dotaron 486 millones de euros.
Esta circunstancia tuvo un efecto positivo en el beneficio de Sabadell, que subió un 22% respecto al trimestre anterior, apoyado también en la recuperación del negocio que se produjo tras la salida del confinamiento. Con todo, las ganancias del banco en el acumulado del año se hundieron 74%.
En el caso de Sabadell, las cuentas incorporan los escenarios macroeconómicos correspondientes al segundo trimestre, en las que se contemplaba un hundimiento del Producto Interior Bruto (PIB) en España, pero no se vislumbraban las malas perspectivas que auguran las nuevas restricciones y los confinamientos que está trayendo la segunda ola de contagios.
Escenario macro desactualizado
Esta circunstancia se da también en los resultados de CaixaBank. Gonzalo Gortázar, su consejero delegado, explicaba durante la presentación del pasado viernes que el escenario macro utilizado es similar al del trimestre anterior, de forma que no fue necesario aumentar en gran medida las provisiones. Así, el banco solamente las incrementó en 97 millones de euros en el tercer trimestre.
Con todo, la entidad seguirá dotando provisiones en los próximos trimestres. "Al final del año lo volveremos a mirar y seguro que tendremos una visión diferente, porque hay una visión nueva", expuso Gortázar, según quien aunque el tercer trimestre ha sido "extraordinariamente positivo", el nuevo escenario de la pandemia es "de mucha preocupación". "El escenario que vamos a ver en 2021 va a ser mucho peor", pronosticó.
Los bancos suelen utilizar los escenarios macro previstos por el Banco de España como referencia para calcular sus provisiones y las necesidades futuras. Su última actualización se produjo el pasado mes de septiembre, cuando el supervisor pronosticó una caída del PIB del 12% este año, la misma que estimaba meses antes, pero con el matiz de que no descarta escenarios "más adversos".
Santander, por su parte, dotó a nivel de grupo unos 2.535 millones de euros para hacer frente a posibles insolvencias. Esta cifra es un 18% inferior a la registrada en el trimestre anterior.
Con todo, el banco acumula en el año unas dotaciones de 9.562 millones, que junto con el deterioro de los fondos de comercio de filiales extranjeras están lastrando su beneficio. Al cierre de septiembre, el banco acumuló unas pérdidas de 9.000 millones y prevé terminar el año en números rojos.
Lo que está claro es que el esfuerzo provisionador deberá continuar en los próximos meses, en los que la pandemia no va a dar tregua a la economía. La buena noticia es que la regulación actual obliga a los bancos a dotar las provisiones en función de la pérdida que esperan tener, es decir, a anticiparse al impago.
Antes esto no ocurría así, pues las entidades solamente provisionaban por los créditos que se dejaban de pagar. Con todo, el impacto en la morosidad será contundente, como reconocen tanto el supervisor como los bancos, que confían en que su esfuerzo de provisiones será suficiente para frenar una hipotética crisis financiera.
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