Los bancos europeos están volviendo a las antiguas tradiciones. En un año en el que los gobiernos se han visto obligados a batir récords de emisión de deuda pública, la banca ha aumentado su exposición a deuda soberana en un 19% en términos nominales, el incremento más grande desde 2012, un año marcado a fuego en la memoria del sector bancario por el punto de inflexión que supuso la crisis financiera.
Este aumento no ha pasado desapercibido para el Banco Central Europeo (BCE), que muestra preocupación por ello. "Los bancos de algunos países han incrementado sus tenencias de deuda soberana doméstica, aumentando la preocupación sobre que el nexo entre deuda pública y bancos resurja", explica el supervisor bancario en su última Financial Stability Review.
El organismo que dirige Christine Lagarde, además, advierte de que las vulnerabilidades crecientes en un sector pueden contagiarse a otros, lo que "puede llevar a una retroalimentación adversa entre la deuda soberana, las empresas y la banca".
Desde Nomura consideran que en este incremento en la exposición de la banca europea el riesgo soberano se apoya un intento de las entidades de "aumentar los colchones de liquidez y reducir riesgo" en respuesta a la incertidumbre impuesta por el Covid-19, pero también de "beneficiarse de potenciales carry trades [estrategia de trading que aprovecha las diferencias de los tipos de interés]".
Este aumento en la deuda pública en los balances bancarios les expone a hipotéticos cambios de valoración. "En lo que va de año, los rendimientos de la deuda pública europea se han contenido gracias al apoyo monetario y fiscal. Sin embargo, los bancos de países con alta deuda pública y riesgo crediticio (por ejemplo, Italia y España) continúan siendo muy vulnerables a un incremento en los rendimientos a medio plazo", añaden desde Nomura.
En el caso concreto de España, los bancos domésticos han aumentado este año su exposición a la deuda del Estado español de forma muy significativa respecto a ejercicios anteriores.
En lo que va de 2020, su tenencia de todo tipo de deuda soberana de este país ha crecido un 23%, mientras que en los cinco años anteriores registró caídas de hasta el 15%, de acuerdo con los datos del Tesoro. Sin embargo, el importe sigue siendo un 21% inferior al registrado en 2014, cuando se marcó el pico de los últimos dieciocho años.
Viejos fantasmas
Hablar de riesgo soberano trae a escena viejos fantasmas de la crisis. Hace algo menos de una década, la interconexión entre la banca y la deuda pública no hizo más que expandir la crisis de deuda de la zona euro, por lo que en los últimos años las entidades han ido reduciendo su exposición a este riesgo soberano.
Desde muchos ámbitos y desde los primeros compases de la pandemia se ha minimizado la posibilidad de que se llegue a materializar este riesgo, evitando en todo momento el posible paralelismo entre esta crisis y la gran depresión. Como garantía están la red de seguridad desplegada por el BCE y la de la Unión Europea, aún en marcha.
No obstante, la Junta Europea de Riesgo Sistémico (JERS), el organismo dedicado a vigilar las amenazas para la estabilidad financiera de la región comunitaria, ya contemplaba el pasado verano esta posibilidad entre las mayores preocupaciones por esta recesión.
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