Pocos banqueros de este país pueden contar que han sido consejeros delegados de tres bancos diferentes. César González-Bueno es uno de ellos, si no el único, y está a punto de sumar a su currículum otra experiencia al frente de una entidad financiera. Y no de cualquiera, sino de la que es, de momento, la quinta del país por tamaño, Sabadell, al frente de cuyo timón se situará en los próximos meses con el objetivo de enderezar su rumbo.
El banco, inmerso ahora en un proceso de transformación y con la puerta abierta a unirse a otro banco para evitar la zozobra tras el fracaso de las negociaciones con BBVA, ha elegido al histórico banquero que capitaneó el aterrizaje de ING en España para sustituir a Jaime Guardiola, que se jubilará tras trece años al frente de Sabadell. González-Bueno no es nuevo en la casa, pues lleva nueve meses sentado en el consejo de administración de TSB, la filial británica de Sabadell.
El banquero acumula más de 35 años de experiencia en el mundo de la banca, pero su trayectoria destaca, principalmente, por su liderazgo en dos hitos de la banca digital en España: el aterrizaje de ING en el país y el lanzamiento de Evo Banco, ahora propiedad de Bankinter.
En un momento en el que los bancos empezaban a acercarse a paso lento a la mayor transformación que ha vivido el sector, la digitalización, ING irrumpía en un país poblado de cajas de ahorro y, sobre todo, de oficinas bancarias. Un panorama muy distinto del que reina ahora, con un mapa bancario en manos de cada vez menos entidades, con muchas menos sucursales y con una plantilla mucho más pequeña.
Era 1998 cuando el gigante holandés puso los pies en España de mano de González-Bueno y tan solo un año después lanzó su conocida Cuenta Naranja, con la que consiguió convertirse en "el otro banco" de 200.000 clientes en apenas un año. Veinte después, la entidad ha logrado multiplicar esta cifra por veinte.
En 2011 el directivo dejó durante unos años la que era su casa para ponerse al frente de la reestructuración de Novagalicia Banco, de cuyos restos sacó lo que se convertiría en Evo Banco, otra entidad pionera en la digitalización bancaria de este país. El banco nació en 2012 y fue vendido a finales de 2013 por 60 millones a Apollo. El fondo se deshizo de él el año pasado a través de una venta a Bankinter.
Entretanto, González-Bueno abandonó la entidad y saltó al mercado kuwaití en 2014. La vida volvió a juntar su camino con el de ING apenas tres años después y el directivo no volvió a marcharse de la casa holandesa hasta este mismo.
Además del mercado español, llevó las riendas de su negocio en Portugal, Francia, Reino Unido e Italia. Fue consejero delegado de la filial española de ING hasta hace un año, cuando dejó el cargo y se mantuvo como presidente del consejo asesor de la entidad hasta mayo de 2020.
Sabadell, un reto mayúsculo
Poco antes de su salida se incorporó al consejo de TSB y ahora le ha llegado el momento de estar al frente de todo el grupo. Un reto, sin duda, mayúsculo por el momento en el que se produce su llegada tanto para el sector, absorto en capear la marejada de la crisis por el Covid-19, como para el banco.
Antes de la llegada de la pandemia, Sabadell llevaba meses lidiando con sus propios tormentos. El banco se ha visto obligado a deshacerse durante los últimos años de partes muy importantes de su negocio, como su gestora de fondos, que vendió hace diez meses a Amundi por 430 millones; su servicer inmobiliario, Solvia, que quedó el verano pasado en manos de Oaktree tras desembolsar el fondo 882 millones por él, y su filial británica, TSB, para la cual está ya barajando soluciones, principalmente su venta.
TSB y, en especial, los problemas tecnológicos que conllevó su absorción, supusieron el inicio de estos tomentos, a los que tendrá que hacer frente ahora González-Bueno.
El directivo deberá reconducir el rumbo de Sabadell en solitario o tomar la decisión definitiva de fusionarlo con otra entidad, a lo que el banco está abierto tras el fracaso de la negociación con BBVA. O, al menos, lo estaba bajo la batuta de Jaime Guardiola, que se jubilará tras trece años al frente de Sabadell y otros tantos en la primera línea de la expansión de BBVA por Latinoamérica. A esta región seguirá ligado como presidente de la filial mexicana, un cargo meramente institucional.
González-Bueno coge ahora el timón de Sabadell con el reto de enderezar su rumbo. Por el momento, lo hará junto a Josep Oliu, otro experimentado capitán, que le cederá sus funciones ejecutivas en los próximos meses. Juntos capearán una tormenta perfecta.
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