La pandemia ha supuesto un shock generalizado a nivel sanitario y económico, pero no todos los países han recibido el golpe con la misma fuerza. China, el lugar de origen del virus, ha destacado durante 2020 por ser uno de los que mejor ha capeado el temporal, sino el mejor, y sus perspectivas para este año, más halagüeñas que la media, lo convierten en un destino de inversión imprescindible para las grandes gestoras.
En la pasada primavera, apenas semanas después de que la pandemia se convirtiera en la protagonista de todo, el mercado auguraba un buen futuro para China pese a ser el origen del virus que ha sometido a todo el mundo. Ya entonces las gestoras pronosticaban que saldría reforzado de esta crisis y tanto los datos de 2020 como las proyecciones para 2021 confirman esta teoría.
Los analistas coinciden en que China será uno de los motores de crecimiento más importantes de los próximos meses. Desde Lombard Odier consideran que una recuperación más acelerada que en el resto del mundo, sumada a la "calma relativa" de las tensiones comerciales con Estados Unidos gracias a un yuan "más fuerte" y a una mayor liberalización del mercado, llevarán a la economía china a crecer más de un 8% este año y un 5% el que viene.
Sin embargo, hay quien va más alla. Hace tan solo unos días, el Centro de Investigación Económica y de Negocios (CEBR, por sus siglas en inglés), señalaba que China se convertiría en la mayor economía del mundo en 2028 impulsada por su eficiente gestión de la pandemia, mientras que India sería en 2030 la tercera, desplazando así a Japón, como apuntaba la BBC.
Estas circunstancias convirtierten a China en un destino de inversión imprescindible. "La línea entre los mercados desarrollados y los emergentes está empezando a difuminarse. China y otros países asiáticos han contenido en buena medida el virus y están más adelantados en la recuperación, lo que respalda nuestra preferencia por las acciones de Asia, excepto de Japón", apuntan los analistas de BlackRock.
Desde la mayor gestora de activos del mundo ven a los activos expuestos al crecimiento económico de China como "estratégicos" y esperan entradas en activos asiáticos, pues "muchos inversores siguen invirtiendo de forma insuficiente y crece la ponderación de China en los índices globales". En opinión de los analistas de BlackRock, esta clase de activos está expuesta a riesgos como la alta deuda del país, la depreciación del yuan y los conflictos entre China y Estados Unidos, pero "los inversores están bien compensados por ello".
"La resistencia de China en la crisis del Covid está respaldando el sentimiento de los inversores y la actividad económica en los mercados emergentes, en particular en Asia (...) como los mercados desarrollados registran rentabilidades cercanas a cero, el mercado soberano emergente ofrece perspectivas atractivas", explica, por su parte, Max Macmillan, experto del departamento de Multi-Asset Solutions de Aberdeen Standard Investments, si bien advierte de que el mercado chino "no es en absoluto defensivo".
2020 no fue del todo negativo en Bolsa para China teniendo en cuenta las circunstancias. El MSCI cerró el ejercicio con una subida del 26%, mientras otros grandes índices, como el Ibex 35, se desplomaban un 15%. ¿Será posible repetir esta gesta en 2021?
Para Fabrice Jacob, consejero delegado de JK Capital Management (La Française) las acciones chinas podrán impulsarse de nuevo gracias a la "combinación de los diferenciales de interés entre el mundo occidental y China, que es la más amplia de la historia", al "flujo interminable de liquidez en busca de destino" y a la flexibilización cuantitativa "sin precedentes" de los bancos centrales occidentales.
"China sigue siendo, con mucho, el mercado de valores más amplio y profundo de la región (...)", apuntan desde Schroders. Sus analistas consideran que el gigante asiático permite a los inversores estar expuestos a todos los sectores, a lo que se une un flujo constante de nuevas empresas que salen a bolsa.
La "década de Asia"
El buen avance de China no será solo cosa de 2021. "A largo plazo, la urbanización y el crecimiento de la clase media respaldan las perspectivas de crecimiento estructural en Asia. Estas tendencias se mantendrán en la próxima década en tres de los países más poblados del mundo (China, India e Indonesia), que se convertirán en grandes mercados domésticos y dirigidos por el consumidor", apuntan desde JP Morgan.
Los analistas de la entidad estadounidense creen que "las empresas asiáticas tendrán numerosas oportunidades para crecer en los próximos años". "El empeño de China por ascender en la cadena de valor, presentado en el último plan quinquenal, debería facilitar la transición del país a una economía de altos ingresos y ayudar a compensar las negativas consecuencia del deterioro de los datos demográficos", añaden.
Este crecimiento tendrá su reflejo en las Bolsas del gigante asiático tras unos resultados que han sido buenos en 2020. "Las rentabilidades de la renta variable asiática todavía pueden superar a las de los mercados desarrollados en un 2,2% anual durante los próximos diez a quince años", apuntan los analistas de JP Morgan, que consideran que la próxima será "la década de Asia". Y, en este escenario, ya se sabe quién será el ganador.
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