Desde distintos medios nos recuerdan cada día las medidas de seguridad e higiene a tener en cuenta para combatir al coronavirus. Esto puede hacer que se descuiden otros problemas que puede tener el negocio, como los hurtos, aprovechando los ladrones tal situación.
Para que cualquier autónomo o comerciante pueda conocer cuáles son los tipos más comunes, la Policía Nacional y la Confederación Española de Comercio han elaborado la Guía del Comercio Seguro.
Chicles, pañuelos o imanes, todo vale para el robo.
La Policía Nacional y la Confederación Española de Comercio han elaborado la Guía del Comercio Seguro. En ella vemos que uno de los modus operandi más vistos en joyerías, por ejemplo, es el del chicle. El ladrón pega un chicle por la parte de abajo del mostrador y, mientras el vendedor le enseña el material, trata de robar alguna pieza (que pega al chicle) sin que este se dé cuenta. Después un cómplice recogerá el objeto pegado en la goma de mascar.
También es muy conocido el hurto con pañuelo, por su sencillez. El ladrón solo tiene que fingir un resfriado, tosiendo muy fuerte, y aprovecha el pañuelo para realizar el hurto.
Las bolsas con el interior recubierto de papel de aluminio (que se fabrican de forma casera) se utilizan para poder cometer robos sin que se percaten los arcos de seguridad de la puerta. Para evitarlos también usan inhibidores de frecuencias, así como ganzúas o imanes para quitar las alarmas de las prendas de ropa, por ejemplo, lo que también evita su pitido.
En ocasiones los ladrones también realizan lo que se conoce como “capote”. El cómplice busca una excusa para que el comerciante o dependiente salgan del mostrador y, utilizando una bolsa u otro elemento similar, tapan el espacio en el que el ladrón actúa.
En algunos de estos hurtos participan niños
La distracción del vendedor es otra triquiñuela muy utilizada. En este caso los ladrones actúan en grupo y, mientras unos entretienen al vendedor, otros roban el objeto o producto que les interese.
Esta técnica también se utiliza en el hurto con menores. Mientras los adultos distraen al comerciante, son los niños (de menor tamaño) los que acceden al mostrador, almacén, o el lugar en el que se encuentren los productos u objetos y se hacen con ellos.
Otra técnica de distracción se realiza en lo que se conoce como “hurto mágico”. El ladrón paga un producto de poco valor con un billete con un importe algo y, cuando el vendedor le da la vuelta, comienza a crear confusión, quejándose de que esa vuelta no es correcta. Tal y como explica la guía, después solicitará la devolución del billete inicial pero, con la trampa de que en ningún momento dará la cuantía completa que recibió en un primer momento.
La vestimenta utilizada también puede ayudar a identificar a las personas que van a tratar de cometer un hurto. En este caso, las faldas holgada y largas en mujeres pueden ayudar a esconder productos debajo sin que nadie se percate.
Por último, también se encuentran los conocidos como “bolsilleros”. Son grupos, en general de mujeres, que sustraen carteras u otros objetos de los bolsos de otros clientes o de los propios trabajadores.
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