«La tierra en la que vivimos no la heredamos de nuestros padres, sino que la tomamos prestada de nuestros hijos». Este proverbio masái ilustra la filosofía de vida y el respeto hacia su entorno que siente este pueblo africano seminómada que vive entre Kenia y Tanzania. Y constituye una enseñanza para todos en estos tiempos de emergencia climática. Por ello, Masai ha sido el nombre elegido por los responsables de un proyecto de investigación de materiales que desde hace 15 años se desarrolla en el Laboratorio de Ingeniería de la Construcción de la Universidad de Granada.

Fernando Navarro, profesor titular del departamento de Ingeniería de la Construcción y Proyectos de la Escuela de Caminos, lidera el proyecto Masai (que coincide con las siglas de Materiales Asfálticos Sostenibles, Automatizados e Inteligentes), un proyecto que ya ha logrado introducir numerosos avances en el desarrollo de materiales para la construcción de carreteras.

Tradicionalmente, la construcción de carreteras requería de toneladas de materiales procedentes de recursos naturales. Masai ha desarrollado un asfalto que ellos denominan verde y que sustituye en torno al 50 por ciento por materias primas sostenibles, como neumáticos usados. El resultado es un firme más duradero, con mayor agarre y, por supuesto, más sostenible. Gracias a ello, por ejemplo, la Junta de Andalucía ha obtenido 60 millones de euros de fondos Next Generation para la rehabilitación de la A92 y convertir así la autovía que une Almería, Granada y Sevilla en el primer corredor verde de la región.

La F1, laboratorio de sostenibilidad

El equipo del proyecto Masai comparte valores y objetivos con el formado por Banco Santander, Ferrari y Formula One Management (FOM), propietario de la Fórmula 1. Juntos trabajan para reducir las emisiones tanto en la competición como en el sector automovilístico en su conjunto, y alcanzar así un modelo sostenible con ambición NetZero –la neutralidad de emisiones de la competición en 2030–. La alianza forma parte del esfuerzo realizado en los últimos años por Santander para contribuir a la transición hacia una economía verde.

Los principios de la circularidad –reducir reutilizar, reciclar– están plenamente integrados en la Fórmula Uno

La F1 es un escenario idóneo para la innovación en la industria automovilística, favoreciendo las mejoras en aspectos como la aerodinámica o el diseño de frenos. Por eso hoy, cuando todos los fabricantes están embarcados en el objetivo de reducir sus emisiones y ser más sostenibles, la F1 vuelve a ser el gran laboratorio para alcanzar nuevas soluciones.

Como señala Fernando Navarro, «la Fórmula 1 podría ser un escenario perfecto en el que testar estos materiales, reintroducir los neumáticos reciclados y evaluarlos bajo los mayores estándares de exigencia». Ya hoy, todos los neumáticos que se utilizan en la competición vuelven a la fábrica después de cada gran premio y son reutilizados. De esta forma, los principios de la circularidad, representados por sus tres erres –reducir reutilizar, reciclar– están plenamente integrados en el gran circo de la F1.

Santander, Ferrari y F1: una alianza sostenible

A través de sus patrocinios y su colaboración con Ferrari y la propia Fórmula 1, Santander tiene la oportunidad de seguir contribuyendo a la lucha contra el cambio climático, impulsando el cambio hacia un modelo sostenible y acompañando a la competición en su ambición de reducir las emisiones de CO2. La entidad ya lo hace favoreciendo el desarrollo de la movilidad sostenible como uno de los principales financiadores de vehículos del mundo. Acelerar la innovación y apoyar la investigación de soluciones y tecnologías que contribuyan a la descarbonización, como el proyecto Masai de la Universidad de Granada o el compromiso de la F1 con la neutralidad de emisiones, marcan el camino para sintonizar con la filosofía vital de los masái y dejar a nuestros hijos la herencia de un mundo mejor.