Ha sido una batalla llena de reveses. Y Pablo Ibar no ha aguantado más, en la última sesión de testimonios que se celebra en el juicio que debe dictaminar la sentencia que se le impondrá, pena de muerte o cadena perpetua, se ha dirigido directamente al juez, Dennis Bailey, a quien ha señalado con el dedo para acusarle de ir en su contra y favorecer "contantemente" a la Fiscalía. La segunda parte del juicio que se sigue contra él en un tribunal de Florida debe establecer cuál debe ser la condena que se le imponga después de que el pasado 19 de enero el jurado popular le declarara culpable del asesinato de tres personas en 1994.
La defensa de Ibar se muestra pesimista sobre el resultado de esta segunda fase y no descarta que le sea impuesta la pena capital. Una condena que debería ser determinada por unanimidad de los doce integrantes del jurado, que será el que trasladará su propuesta al juez, que en última instancia será quien la imponga. El magistrado, sólo en caso de que se determine la pena de muerte, podría reducirla a cadena perpetua y nunca a la inversa. Desde el entorno de Ibar se apunta que una vez concluida la fase de testimonios, el de su mujer Tanya ha sido el último presentado por la defensa -previamente habían declarado los tres hermanos de Pablo, así como su padre, Cándido, el jurado se retirará a deliberar. Una deliberación que no se prevé larga y que podría resolver el sentido de la condena en las próximas horas.
Desde el entorno de Ibar ya han anunciado que sea cual sea el veredicto recurrirán la condena y volverán a iniciar el proceso judicial para revertir la sentencia de culpabilidad por lo que consideran que ha sido un proceso repleto de irregularidades. Ni siquiera que un miembro del jurado se retractara sólo un día después de su voto alteró el desarrollo del juicio.
El veredicto a pena de muerte deberá ser por unanimidad de los 12 miembros del jurado
En esta fase del juicio que se sigue en un tribunal de Fort Lauderdale han declarado en favor de Ibar tanto el cónsul de España en Miami, Cándido Creis, como el embajador de España en Estados Unidos, Santiago Cabanas, quien aseguró al jurado que "merece la pena salvar la pena de Pablo Ibar". Desde el entorno de Ibar también han basado sus declaraciones en el impacto emocional que tendría una condena a muerte. Su mujer ha confiado en poder llegar al corazón de al menos un miembro del jurado para romper así la necesaria unanimidad que requiere una condena a muerte.
Cuatro juicios, 25 años
Ibar ya estuvo condenado a la pena capital y pasó varios años en el corredor de la muerte hasta que el Tribunal Superior de Justicia de Florida anuló el juicio y ordenó repetirlo. Tras está decisión, Ibar abandonó el corredor e ingresó en una prisión ordinaria. Si ahora se repite la condena a muerte regresaría al corredor, donde ya pasó 16 años.
Por ahora, Ibar, padre de dos hijos, acumula ya 24 años en prisión. En todos estos años se ha enfrentado a multitud de vicisitudes judiciales. La sentencia que ahora debe conocerse es la correspondiente al cuarto juicio que se ha celebrado contra Ibar por estos hechos. La Fiscalía había vuelto a reclamar la pena de muerte contra Ibar, petición que mantiene. El fiscal Chuck Morton había mostrado una especial implicación en este caso, al que había regresado para volver a acusar a Ibar pese a encontrarse jubilado. Durante el juicio Morton lo hizo con vehemencia, en especial durante el último alegato ante el jurado al que pidió que no dejarán libre “a este asesino”, en referencia a Ibar, y logrando, visto el resultado, convencer al jurado de su acusación.
Los tres juicios anteriores también estuvieron plagados de un cúmulo de vicisitudes y despropósitos. El primero celebrado en mayo de 1997 fue declarado nulo por no alcanzar el jurado un veredicto de unanimidad. El segundo, iniciado dos años más tarde, contó con una defensa ejercida por un abogado acusado de maltrato a una mujer y que terminó ingresad en la misma prisión que Pablo. El tercer juicio, el celebrado en 2000, fue el que le declaró culpable y lo condenó a muerte. Las compleja y larga apelación posterior no hicieron sino prolongar aún más el calvario. El otro acusado en este caso, Seth Peñalver, también apeló y logró que fuera puesto en cuestión todo el proceso y sus irregularidades. Él logró el veredicto de no culpable que ansiaba Pablo.
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