Es la historia de un catalán de nacimiento convertido en vasco militante. De un hombre que reivindicó con la guitarra en un idioma que no conocía, que se desengañó de la política y de los suyos en la tierra de su padre y que decidió renovarse en la de su madre. Su vida podría haber sido más tranquila, como la de muchos de su familia, una saga acomodada por el manto de su tío, el empresario José María Knörr, toda una institución en Vitoria con sus marcas Kas o Starlux, entre otras.
Pero la vida del nuevo delegado de la Generalitat en Madrid es la de un inconformista. Hijo de madre catalana y padre vasco, Gorka Knörr nació en 1950 en Tarragona en el seno de una familia numerosa, doce hermanos. Su vida ha transcurrido entre Cataluña y Euskadi, y su militancia entre el nacionalismo vasco que lo impulsó en política, y el catalán, que lo acogió en su madurez tras su desengaño en el País Vasco.
Cuando su familia se trasladó de Tarragona a Vitoria, Knörr apenas sabía decir “Eskerrik asko” y “agur” en euskera. Cuando regresó a Cataluña años después, a finales de los 60, para estudiar en el Instituto de Químicas de Sarria no duró mucho, dos años. De nuevo en Euskadi, fue allí donde comenzó a frecuentar los ambientes más nacionalistas, donde conoció a los cantautores vascos de la época; Mikel Laboa o Xabier Lete y cuando aprendió los primeros acordes de guitarra con los que poder luchar contra la dictadura.
Nacido en Tarragona, es sobrino del empresario José María Knorr, regresó a Euskadi de la que saldría desengañado años más tarde
Lo hizo de la mano de un maestro cuya muerte, años después, se convertiría en un misterio sin resolver cuatro décadas más tarde: Eduardo Moreno Bergaretxe, alias ‘Pertur’, el militante de ETA que en 1976 en circunstancias extrañas y que lideró una rama crítica en el seno de ETA. Con él comenzó a cantar a finales de los 60 tras aprender a marchas forzadas a chapurrear euskera.
Abandonó el PNV y EA
Knörr tuvo éxito con la guitarra. Su trayectoria acumula nueve discos entre 1974 y 2012. Después vendrían los discos y las giras. En ellas conocería a Lluis Llach, con quien tiempo más tarde militaría en la lucha política del ‘procés’.
Con la llegada de la democracia la política relegó a la guitarra. En los 80 Knörr entró en el PNV, impulsó su periódico, el ‘Deia’ y trabajó para recuperar las instituciones vascas. Llegó a convertirse en asesor del entonces lehendakari Carlos Garaikoetxea, ocupó cargos de responsabilidad en el primer Ejecutivo donde le sobrevino la escisión del partido. En la batalla Arzalluz-Garaikoetxea, él se situó en el bando de los críticos, el de Garaikoetxea y su nuevo partido: Eusko Alkartasuna.
En ella continuó ocupando puestos de responsabilidad en la Administración en los años gloriosos de EA como socio del Ejecutivo vasco: consejero de EiTB, director del Instituto vasco de Estadística, diputado en el Parlamento Vasco e incluso llegó a al Parlamento europeo entre 1999 y 2001.
En su trayectoria política a Knörr se le recuerda por haberse negado a disolver, junto a Juan María Atutxa y Kontxi Bilbao –todos ellos integrantes de la Mesa del Parlamento- el grupo socialista Abertzaleak, heredera de Euskal Herritarrok, ilegalizada por el Tribunal Supremo. Aquel proceso derivó en una condena en enero de 2008 de inhabilitación por un delito de desobediencia. Casi una década más tarde, en 2017, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos les absolvió por considerar que no fueron escuchados en el proceso abierto contra ellos.
Fue condenado en 2008 por el Tribunal Supremo por no disolver el grupo de Sozialista Abertzaleak y absuelto en 2017 por el Tribunal Europeo
Para entonces, Knörr no sólo había abandonado Euskadi, también Eusko Alkartasuna, de la que se dio de baja en 2006 y en la que había llegado a ocupar la secretaria general. Se marchaba de Euskadi dejando atrás dos partidos, -PNV y EA- y decepcionado por el impasse soberanista que comenzaba a instalarse en el País Vasco. Regreso a su segunda patria, Cataluña, para instalarse en Barcelona.
Carrera política en Cataluña
La tierra de Lluis Llach le hizo volver a retomar la guitarra y volver a grabar. Su último disco, un disco recopilatorio, “Ez dugu etsiko” (No cejaremos) vio la luz en 2012. Y a hacer política… Los ecos del procés comenzaban a retumbar en su cabeza como un imán de admiración. Llegó incluso a intentar trasladar aquel espíritu a través de la Asamblea Nacional Catalana en Euskadi. Lideró acciones de apoyo a la vía unilateral que Euskadi desdeñaba. La implicación catalana de Knörr le llegó a situar como asesor de la Generalitat. Los vínculos con ERC, con JxCat, con Puigdemont, le convirtieron en un activo interesante para apuntalar un puente con Euskadi que no hace muchos años se creía que podría ser transitado. No fue así.
Hace tiempo que Knörr no se deja ver por el País Vasco. En 2012 fue elegido para sustituir a Félix Riera como director del Instituto Catalán de Empresas Culturales. En las pasadas elecciones europeas Gorka Knörr figuraba en el quinto lugar en la lista Lliures por Ruropa que encabezaba Carles Puigdemont. Ahora, el cantautor al que ‘Pertur’ enseñó a tocar la guitarra deja Euskadi, deja Cataluña para instalarse en Madrid como delegado del Gobierno de Torra en la capital del España
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