“Es un fracaso sin paliativos del Gobierno” decían desde la Comunidad de Madrid después de la bronca reunión del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud que se ha saldado con 13 votos a favor y cinco en contra de la decisión del Gobierno. Pues no, el fracaso es también de la Comunidad de Madrid; del modo en que se han abordado los problemas derivados de esta pandemia y también del propio funcionamiento del sistema autonómico.
Es un fracaso que convendrá examinar más adelante con calma porque ahora mismo lo urgente es acopiar todos los esfuerzos en la atención a las víctimas del virus y cubrir los inmensos huecos que padecen todos los días los sanitarios que se ven desbordados en los centros de salud, enfrentados a avalanchas crecientes de demanda de atención por parte de los ciudadanos.
Este es un pulso entre Madrid y el Gobierno que mucho me temo que va a ganar éste por muy retadora que sea la actitud de la Comunidad
Ésa tendría que ser la cuestión principal, no digo única pero sí la prioritaria, y no las discusiones sobre qué es y qué no es y qué significa una “decisión colegiada”, lo cual ha sido motivo de abierta controversia entre los consejeros de Salud de la mayoría de comunidades del PP y el ministro de Sanidad.
Visto desde la mirada de un paciente potencial de estos servicios de lucha contra el virus, se diría que tiene razón Salvador Illa cuando sostiene que los datos de Madrid exigen una respuesta rápida y contundente porque el virus avanza como un panzer por la Comunidad y no se puede seguir esperando a encontrar un acuerdo.
Pero tiene razón el consejero madrileño de Salud, Enrique Ruiz Escudero, cuando dice que "que no se puede tomar una decisión de tanta trascendencia sin un trabajo técnico previo”. “No se puede presentar una iniciativa a las 10 de la mañana y pretender que las autonomías, sin tiempo para estudiarla, la aceptemos sin más a primera hora de la tarde, y sin poder incluir nuestras propuestas", añaden desde Madrid. Y es verdad, como lo es el que se haya modificado el criterio inicial de aplicar restricciones a partir de 1.000 contagios cada 100.000 habitantes por el nuevo baremo de 500/100.000.
Pero también es cierto que los datos de Madrid son los peores de Europa aunque la Comunidad tenga, como tiene, una capacidad hospitalaria muy por encima de otras comunidades y ciudades de España. Y lo es que el martes se había llegado a un acuerdo con el ministro y que el miércoles todo ha quedado roto.
El hecho es que, después de la agarrada de ayer entre los consejeros de Salud de la comunidades del PP –no todas porque Castilla y León votó a favor de las medidas propuestas por Illa- y el equipo del ministro, la conclusión es que Madrid va a ser la única comunidad a la que van a afectar las restricciones porque de las 11 ciudades con los peores datos de acuerdo con los nuevos parámetros establecidos por el Gobierno, 10 están en la Comunidad de Madrid, incluida la capital.
Por lo tanto, este es un pulso entre Madrid y el Gobierno que mucho me temo que va a ganar éste por muy retadora que sea la actitud de la Comunidad, que ya ha anunciado que recurrirá el confinamiento impuesto.
Al final, y es un triste espectáculo, estamos de nuevo ante un enfrentamiento técnico pero que es en realidad un pulso político que no puede sino producir bochorno por la escandalosa exhibición de miopía y de regate en corto que se nos está ofreciendo mientras el miedo y la ruina campan a sus anchas por el territorio .
Tiene razón el ministro Illa: “Los madrileños no lo van entender”, pero no sólo aquello a lo que él se refiere. Lo que no van, no vamos, a entender es que, en medio de un problema tan pavoroso como el que estamos padeciendo, unos y otros nos ofrezcan este espectáculo deleznable de desacuerdos radicales, con los ciudadanos en el medio mirando a uno y a otro lado como si estuvieran en un partido de tenis y sin tener la capacidad, por falta de conocimientos técnicos, de discernir quién tiene la razón, si es que la tienen los dos o es que no la tiene ninguno.
¿Cómo lo han logrado en otros países donde no se han producido estas discusiones a cara de perro sobre esta pandemia entre las distintas administraciones? Es decir, ¿qué nos falta aquí o qué nos sobra para, teniendo los peores datos de toda Europa, nuestros responsables políticos sigan dándose de garrotazos enterrados hasta el corvejón, como si Goya estuviera todavía vivo y retratando a esta lamentable y triste versión de nuestro país?
Descorazonador y vergonzoso espectáculo el que está dando nuestra clase política, y con ella todos los demás españoles, de cara hacia adentro y hacia afuera de nuestras fronteras.
“Es un fracaso sin paliativos del Gobierno” decían desde la Comunidad de Madrid después de la bronca reunión del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud que se ha saldado con 13 votos a favor y cinco en contra de la decisión del Gobierno. Pues no, el fracaso es también de la Comunidad de Madrid; del modo en que se han abordado los problemas derivados de esta pandemia y también del propio funcionamiento del sistema autonómico.
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