Pocas dudas había respecto a cuál va a ser el posicionamiento del PNV en los Presupuestos Generales del Estado para el año que viene. Pero no por ello los partidos en el Gobierno han dejado de hablar con los nacionalistas vascos. Si lo hizo la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, con el portavoz parlamentario de esta formación, Aitor Esteban, también ha intervenido en la negociación el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias. En concreto, Iglesias mantuvo la semana pasada una conversación telefónica con el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, quien tiene la última palabra sobre el sentido del voto de los seis diputados vascos, fundamentales para Moncloa a la hora de sumar apoyos.
Según ha podido saber El Independiente, la conversación entre ambos dirigentes terminó de manera satisfactoria para ellos. Y es que Ortuzar trasladó su disponibilidad a apoyar los Presupuestos, lo que es una buena noticia para los socios de Gobierno, a cambio eso sí, de que Pedro Sánchez cumpla los compromisos ya alcanzados con el PNV en materia como la "y" griega ferroviaria, una ya histórica reivindicación del nacionalismo vasco, así como una política de reindustrialización que priorice a su Comunidad.
Iglesias ha tirado por elevación en su interlocución con el PNV. Recuerdan en su entorno que es Ortuzar "y nadie más" quién toma las decisiones en la ejecutiva jeltzale. "Ahí no interviene el lendakari, Íñigo Urkullu, y, muchos menos Aitor Esteban". Hasta ahora, Iglesias se había reunido con los portavoces parlamentarios de Bildu y BNG, Mertxe Aizpurua y Oscar Matute, por un lado, y Gabriel Rufián, por otro. La primera cita se saldó casi, casi, con un acuerdo en firme para respaldar las cuentas del Estado de 2021. ERC, en cambio, "sigue siendo la gran incógnita", admiten en el Gobierno convencidos, sin embargo, que no hay más alternativa que sacar los Presupuestos porque nadie quiere en estas condiciones políticas, sociales, económicas y hasta sanitarias hablar de una legislatura corta.
Hoy se aprueba el techo de gasto
La maquinaria presupuestaria se pone en marcha este martes con la aprobación, en el Consejo de Ministros, del techo de gasto, trámite previo al anteproyecto de Presupuestos. De hecho, PSOE y Unidas Podemos están esperando esta formalidad para que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias formalicen en un gran acto el pacto alcanzado entre la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y el secretario de Estado de Derechos Sociales, Nacho Álvarez. Dijo también la ministra portavoz que hay un 90 por ciento del proyecto de los PGE cerrados, sin querer especificar cuáles pueden ser los escollos, de existir, a la hora de cerrar un acuerdo definitivo.
Quizá solo se trata de una cuestión de tiempo, pues el techo de gasto tiene que pasar por el Congreso y el Senado, que, por cierto, ha perdido la capacidad de veto instaurada en tiempos de Cristóbal Montoro. No cree Moncloa que haya inconveniente en que supere ambos trámites sin dificultades. La batalla vendrá con los Presupuestos.
Los partidos del "sí" a la investidura tendrán prioridad
Un vez se tenga ya un documento con el que trabajar se procederá a una negociación más a fondo que lo que ha venido siento una toma de temperatura, aunque en algunos casos con compromisos casi formales como el del PNV. Se negociarán primero con los partidos del "sí" a la investidura de Sánchez, esto es, PNV, Más País, Compromís, Nueva Canarias, Teruel Existe y BG; luego con los de la abstención, en concreto, ERC y EH-Bildu, y, por último, con los del no: PP, Ciudadanos, JxC, Navarra Suma, Coalición Canaria y PRC. Vox ha declinado la invitación de formar parte de la ronda de partido para hablar de las cuentas del año que viene.
Pablo Casado tiene previsto acudir al llamamiento de Sánchez y si este se produce. "Nunca ha declinado una invitación del presidente del Gobierno", dicen en Génova. Lo previsible es que también cite a la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, pero ésta ya ha trasladado el mensaje, en público y privado, que su posible apoyo es antitético con el de ERC y, sobre todo, Bildu. No tiene, en cambio, tantos problemas como Casado respecto a la presencia de Unidas Podemos en el Ejecutivo, que el líder del PP pone como una línea roja si el inquilino de la Moncloa quiere el voto de los 89 escaños populares. Todo un imposible.
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