El inspector de Policía Andrés Gómez Gordo, que trabajó como jefe de Seguridad de la ex presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, reconoció durante su declaración como investigado en el caso Kitchen que fueron él y José Manuel Villarejo quienes pagaron con cargo a fondos reservados del Ministerio del Interior a Sergio Ríos Esgueva, chófer del ex tesorero del Partido Popular Luis Bárcenas, por su colaboración como confidente en la operación "parapolicial" investigada en la Audiencia Nacional.
La denominada operación Kitchen, Cocinero o K (nombres que le puso Villarejo) se desarrolló entre 2013 y 2015 y habría tenido como objetivo, según los investigadores, la recuperación de documentos comprometedores para altos cargos del Partido Popular en manos de Bárcenas. Para ello, el Ministerio del Interior habría puesto a trabajar, a espaldas del juez Pablo Ruz que ya investigaba al ex tesorero popular, a varios miembros de la cúpula de la Policía Nacional, según la información que obra en el sumario del caso.
El juez Manuel García-Castellón preguntó a Gómez Gordo durante su comparecencia como imputado si a día de hoy haría las cosas del mismo modo, a lo que él contestó con un rotundo "no, de saber que iba a estar en este lío". Incluso llegó a afirmar, a preguntas del fiscal Miguel Serrano, que si hoy tuviera que repetir la operación pediría recibís de todo con la firma del beneficiario, Sergio Ríos, llevaría testigos e incluso "lo habría grabado con el móvil", afirmó.
Precisamente así lo hizo Villarejo, según algunas de las conversaciones que la Policía se incautó en su domicilio cuando fue detenido a principios de noviembre de 2017 y en las que se le oyó indicarle al chófer la cantidad que tenía que poner en el cheque: "Pon 2.000, no 200, ¡mamón!", dijo en una de las entregas, según uno de los audios recogidos en el sumario. Gómez Gordo no fue tan precavido.
"Los rellenaba delante de mí"
El policía, que en el momento de los hechos era inspector jefe, reconoció a preguntas del fiscal que hizo "al menos una" entrega de 2.000 euros a Sergio Ríos por indicación del entonces número dos de la Policía o Director Adjunto Operativo (DAO), Eugenio Pino. De algunas entregas, afirmó Gómez Gordo, "existen recibís" que "rellenaba Ríos delante de mí", pero otras no se dejaron por escrito, explicó. "Le juro que no me he quedado con el dinero de nadie", se justificó el policía a preguntas del fiscal. "Se nos decía que los fondos reservados no se podían justificar", afirmó para explicar por qué no se dejó constancia de aquellos pagos.
También afirmó que él comenzó a hacer entregas de dinero al confidente Ríos cuando dejó de hacerlo Villarejo porque "se cabreó" con distintos mandos de la DAO. "Siempre estaba cabreado, estaba cabreado con el mundo", explicó. Gómez Gordo reconoció cuando los fiscales le mostraron uno de los recibos con su firma durante la declaración: "Lo único que se pagaba 2.000 euros con fondos reservados era al chófer de Bárcenas, tiene que ser eso".
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