Ha sido un camino largo y repleto de decepciones. Suma 34 años y tres procesos judiciales infructuosos. El asesinato de Ignacio Mateu Isturiz y Adrián González Revilla, dos agentes de la Guardia Civil, corría peligro de quedar amontonado en la larga lista de crímenes de ETA sin resolver, sin culpables, sin castigo. Sólo la constancia de las familias y de sus compañeros del Cuerpo han permitido llegar al juicio que esta mañana acogerá la Audiencia Nacional y en el que sentará en el banquillo a dos veteranos exmiembros de ETA: José Antonio López Ruiz, alias ‘Kubati’, y José Miguel Latasa Getaria, alias ‘Fermín’.
Lo harán bajo la acusación de haber formado parte del comando que llevó a cabo el 26 de junio de 1986 el atentado contra la casa cuartel de Aretxabaleta (Guipúzcoa) y que provocó la muerte de los dos agentes. El caso fue abierto -y cerrado- en tres ocasiones, hasta que nuevas pruebas reflejadas en un informe de la Guardia Civil, aportó nuevos indicios de la posible implicación de ‘Kubati’ y ‘Fermin’ en este atentado ocurrido hace casi siete lustros.
El juicio se prolongará hasta el viernes. Comenzará hoy con la declaración de los dos acusados. Tanto la Fiscalía como la acusación particular reclaman para ambos penas por un total de 66 años, a razón de 30 años por cada uno de los dos asesinatos y seis años por un posible delito de estragos. Además solicitan 500.000 euros en concepto de indemnización a las familias.
Los hechos relatados en el escrito de acusación del Ministerio Fiscal sitúan a ‘Kubati’ y ‘Fermín’ como integrantes del comando ‘Gohierri-Kosta’, que entre finales de 1984 y 1987 actuó en Guipúzcoa cometiendo varios atentados. La mañana del 26 de julio de 1986, en torno a las 06:40 horas, varias granadas fueron lanzadas contra la Casa Cuartel de Aretxabaleta desde la ladera del monte Izturrieta, sin que causaran daños personales. Según se detalla, los tubos lanzagranadas colocados eran en realidad un señuelo para atraer a los agentes que procedería a inspeccionar la zona.
Reabierto cuatro veces
Para captar su atención el comando responsable del atentado había programado mediante un temporizador un segundo artefacto, colocado a escasos 30 metros de los tubos lanzagranadas colocados en un árbol, y que debía estallar 75 minutos después, en torno a las 08.00 horas. Al no haber acudido aún los agentes al lugar, esta segunda explosión tampoco provocó daños. Sin embargo, un tercer artefacto enterrado en el camino de acceso al lugar, y que debía activarse por un mecanismo de presión y por el propio peso de los agentes, sí explotó a la llegada de los dos agentes, provocando su muerte. Tres días mas tarde, el 29 de julio, ETA reivindicó el atentado.
La apertura de juicio oral ha sido una larga carrera. Dos años después del atentado, en julio de 1988, se cerró la primera investigación judicial sin que se hubieran realizado medida. El 7 de noviembre de 1997 el caso se volvió a abrir con la toma de declaración a ‘Kubati’ y ‘Fermín’, pero sin que se adoptara medida alguna. Un informe de la Guardia Civil elaborado en 2011 precipitó una tercera apertura del caso, pero para imputar a otros dos posibles miembros de ETA. En esta ocasión el procedimiento también se cerró sin acusación alguna.
Finalmente, un nuevo informe de la Guardia Civil permitió en enero de 2017 recabar nuevas pruebas como para reabrir el caso por cuarta vez. En esta ocasión la investigación de la Guardia Civil vinculaba al comando ‘Gohierri-Kosta’ de ETA como el posible responsable del atentado contra la casa cuartel de Aretxabaleta. El material empleado, el modus operandi o incluso huellas localizadas en los tubos vinculaban a ‘Kubati y ‘Fermin’ con el comando en aquel periodo.
En libertad tras 25 años en prisión
Tanto ‘Kubati’ como Latasa Getaria se encuentran en la actualidad en libertad. Ambos podrían regresar a prisión si son condenados. En el caso de López Ruiz pasó en la cárcel 26 años. En su larga lista de condenas figuran las impuestas por 13 asesinatos cometidos y 16 frustrados. Sus condenas sumaban un total de 1.210 años de castigo. Entre ellas, el asesinato de Dolores Catarain, alias ‘Yoyes’, asesinada por abandonar la disciplina de ETA. ‘Kubati’, a sus 67 años, recuperó la libertad en noviembre de 2015. Desde entonces se ha convertido en uno de los portavoces del colectivo de presos de ETA, el EPPK.
El caso de Latasa Getaria es diferente. También sobre el pesó una abultada condena; 477 años de prisión, de los que cumplió 25. Pocos años después de ser arrestado, ‘Fermín’ se desmarcó de la violencia de ETA y se acogió a las medidas de reinserción previstas en la llamada ‘Vía Nanclares. En 1994 fue expulsado de la banda terrorista por su posición crítica.
Tras recuperar la libertad en diciembre de 2013, Latasa Getaria se desvinculó del entorno abertzale y de apoyo al colectivo de presos. Actualmente cuenta con 71 años y una salud delicada. El 6 de octubre de 2014 fue ingresado en un hospital tras ser localizado inconsciente en el interior de su coche al que había conectado un tubo desde tubo de escape con el fin de inhalar dióxido de carbono. La consejería de Interior informó de lo sucedido y que calificó como un intento de suicidio.
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