Alberto Garzón puede tener los meses contados como coordinador
general de Izquierda Unida. La coalición celebra el próximo enero su XII Asamblea Federal, que debiera haber tenido lugar el pasado julio, y comienzan las primeras escaramuzas desde distintos frentes para descabalgarle de la coordinación general de esta formación política.
La amenaza más seria para el ministro de Consumo viene de la mano del secretario general de PCE y diputado nacional, Enrique Santiago, quien controla férreamente una organización diezmada pero con un fuerte ascendente en el seno de Izquierda Unida. Sin embargo, Santiago no es la cabeza más visible de este movimiento. Persona de la máxima confianza del líder de Podemos, Pablo Iglesias, a quien ha llegado a asesorar en el "caso Dina", el objetivo de ambos es culminar, mano a mano, la absorción de IU por parte de Unidas Podemos, idea con la que llegó a coquetear en algún momento Garzón, convertido ahora en un obstáculo.
Y uno de los nombres que toman fuerza como posible sustituta es el de Amanda Meyer, casualmente, directora de gabinete de la ministra de Igualdad, Irene Montero, lo que viene a cerrar el círculo de este ruido de sables con el que descabalgar a Garzón. Meyer, que es la que sostiene la tarta en aquel polémico vídeo de cumpleaños de Montero que se grabó en el Ministerio, es además, hija del histórico Willy Meyer, que fuera destacado dirigente del PCE andaluz y de IU además de eurodiputado durante diez años. La opción de Meyer cuenta con el apoyo de la federación andaluza, y con buena parte de Madrid y de Valencia, que son las tres organizaciones con más peso en IU.
Sería la primera pieza de la cuota morada a caer si se abriera una crisis de Gobierno
Esta operación es producto en muy buena medida de las malas relaciones que mantienen el vicepresidente segundo y el ministro de Consumo. Fuentes de la coalición aseguran que “Garzón está cada vez más solo, más aislado” incluso en el Gobierno de coalición, donde forzó su entrada para que la cuota IU no la representara solo Yolanda Díaz, que ahora ya no es siquiera militante. Con un Ministerio muy menor y sin el control de Izquierda Unida, su futuro se antoja más que incierto. De hecho, sería la primera pieza de la cuota morada a caer si se abriera una crisis de Gobierno.
Hace dos fines de semana se celebró la Conferencia Política del PCE en torno a la "unidad popular y convergencia" en la política de alianzas. En concreto, avanzaron "en la definición de la posición del PCE de cara a la próxima Asamblea de Izquierda Unida, así como para el proceso de desarrollo de Unidas Podemos (UP)". En el documento que aprobaron apuestan por "la necesidad de superar la actual IU, proponiendo la profundización de su carácter de movimiento político y social de modo que se pongan las bases que hagan posible una convergencia más amplia".
Asimismo, el PCE mantiene la apuesta "por un modelo de unidad popular que parta del actual espacio de Unidas Podemos, proponiendo su ampliación y trascendiéndolo hacia un proyecto de convergencia política más profundo", que no es otra cosa que una operación que facilite la absorción de la coalición por parte del partido morado.
Otro sector, denominado "los rancios", del que forma parte Cayo Lara, aspira a torpedear a Garzón
En una coalición acostumbrada a lo largo de toda su historia a las luchas cainitas y eternas divisiones, este no es el único frente que trabaja en contra de Garzón. Hay otro grupo menos numeroso y con menos poder interno -a excepción del único alcalde de capital de IU, el zamorano Francisco Guarido- que también quiere su cabeza en una pica. A este frente, además de Guarido, pertenece el ex coordinador general de IU Cayo Lara y la ex eurodiputada Paloma López, entre otros. Se les conoce como "los rancios", apodo, sin duda, poco prometedor.
No obstante, la única vía de salvación de Garzón sería pactar con este sector para intentar presentar batalla con un mínimo de posibilidades. Lo cierto es que tiene al enemigo en casa, porque hasta su secretario de Organización, Ismael González, se ha sumado a la causa de Iglesias y Santiago, así como la eurodiputada Sira Rego.
La XII Asamblea de IU se celebra los días 15 y 16 de enero próximo, pero el 22 de diciembre, como fecha tope, deberán presentarse las distintas candidaturas con los avales correspondientes. La pandemia retrasó un cónclave que debiera haberse celebrado en julio, pero a diferencia de Pablo Iglesias, que convocó una III Asamblea Ciudadana de Podemos casi clandestina a mediados de mayo, esto es, en mitad de lo peor de la crisis del Covid, la de IU se pretende que, para entonces, sea presencial.
"Construir organización"
El inicio del proceso de la Asamblea Federal de IU "es el tiempo de la palabra de la militancia, de la participación democrática y de la elaboración colectiva. Esta Asamblea nos va a permitir construir organización, reforzando a IU en su conjunto y haciendo que la militancia salga más unida y cohesionada tras los debates colectivos", reza la convocatoria en su página web.
"Somos conscientes de las limitaciones que nos impone la pandemia y de la complejidad de los retos que tenemos por delante, pero estamos convencidos y convencidas de que, por muchos obstáculos que nos encontremos en el camino, volveremos a estar a la altura del momento histórico". Otra cosa es que estén a la altura de ese momento con Garzón al frente de la coalición o con otro liderazgo que inicie el camino hacia la desaparición de unas siglas que nacieron en 1986.
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