A menos de una semana de la moción de censura de Santiago Abascal contra Pedro Sánchez, la gran incógnita reside en cuál será la posición del PP de Pablo Casado. Los populares no han querido adelantar el sentido de su voto, que se debate entre la abstención y el "no", aunque lo más probable es que, siguiendo el modelo del PSOE en 2017, cuando el que presentó al moción fue Pablo Iglesias y el presidente cuestionado era Mariano Rajoy, opten por la abstención. En todo caso Génova intentará que ese debate reposicione a los de Santiago Abascal, cuyo partido ven más cerca de los postulados "joseantonianos" que fronterizo con el PP, "lo que nos aleja a una formación de otra", argumentan fuentes populares.
A juicio del primer partido de la oposición, la deriva de Vox hacia la figura del fundador de la Falange y, también, en muy buena medida, hacia el "lepenismo" francés - que bebe de debates como la negación de la Unión Europea o el ataque a la inmigración- supone que "se vayan distanciando de nuestro eje", de modo que "las tangencias van a ser menores". Además, los de Vox, agregan los mismos medios, "siguen sin tener experiencia de gobierno y estamos en unos momentos en que se va a primar la gestión"·
Los de Vox aseguran, por su parte, no identificarse con acusaciones como las de "lepenismo". Sus simpatías europeas se dirigen más hacia los partidos hermanos de Polonia y de Hungría, países en claro retroceso democrático, y formaciones como la holandesa Foro para la Democracia liderada por Thierry Baudet, de 36 años. Los coqueteos de Abascal con Marine Le Pen quedaron muy atrás, aseguran. En todo caso, el fuerte antieuropeísmo y el señalamiento de la inmigración como uno de los grandes males del continente, les une a todos.
Que la moción de Abascal es endiablada para el PP es evidente y el PSOE aprovecha el dilema para ahondar en una estrategia de identificación entre populares y Vox. Este mismo miércoles durante la sesión de control, el presidente del Gobierno empleó la táctica de unir en sus respuestas alusiones a ambos partidos, alertando a Casado del riesgo de "arrastrar a su partido a una derecha provocadora" y exhortándole a que aclarara su posición ante la moción de censura. En una sesión especialmente bronca, le ha animado a "meditar antes de que sea muy tarde para usted y para su partido".
Hay más divergencias que convergencias con Vox", aseguran en Génova
Fuentes populares insisten en que "dentro de la casa- en alusión a Génova- hay más divergencias que convergencias con Vox. El partido de Abascal se equivoca de estrategia, porque su objetivo no es abordar los actuales problemas sino posicionarse electoralmente". Pero del mismo modo admiten que la percepción que traslada el Gobierno y sus terminales "es de una identificación entre ambos", sustentada en el detalle no menor de que los populares dependen de Vox para articular mayorías parlamentarias en las Cámaras autonómicas de Madrid, Andalucía o Murcia.
En muy buena medida el margen de maniobra del PP la próxima semana en el Congreso es limitado. No puede votar "sí", por mucho que lo diga Esperanza Aguirre. "No va a haber un apoyo, eso está claro", subrayan las fuentes consultadas. Parece que tampoco un "no", como pide José María Aznar, porque eso sería ponerse del lado del ejecutivo de coalición y, quién sabe, a Vox en contra en los territorios donde dependen de su respaldo parlamentario.
Casado denunciará que la moción ayuda a reforzar a Sánchez
Todo apunta a una abstención defendida por Pablo Casado -que no desvelará hasta el mismo momento de su intervención en el debate- y donde pondrá el acento en dos cuestiones, esto es, que "los números no dan para que la moción de censura prospere" y, dos, "ayuda a reforzar a Sánchez en particular, y al Gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos, en general".
Es más, el rechazo mayoritario a la moción de Abascal, que sólo contará con sus 52 votos, puede ayudar a cerrar filas entre la mayoría de la investidura y hasta facilitar el camino a la negociación presupuestaria, que ya arrancó ayer formalmente con Más Madrid y Compromís.
Al PP le ha costado no pocas veces encontrar un punto de equilibrio en su estrategia, tal y como quedó demostrado en el cambio de discurso que hubo entre las elecciones generales de abril del año pasado, con un perfil muy duro, con respecto a las de noviembre, con un giro al centro indisimulable. Y es ahí, aseguran, donde quieren echar el ancla. Movimientos como el cese de Cayetana Álvarez de Toledo en la portavocía parlamentaria o el papel preponderante de la ex ministra y ex presidente del Congreso, Ana Pastor, así lo atestiguan.
Los populares no han debatido su posición en los órganos del partido -esta semana no ha habido comité de dirección- "porque será una decisión que tome Casado en exclusiva", frente a un Santiago Abascal que tiene todas las de ganar, que no se juega nada y, a cambio, disfrutará del foco y de los titulares.
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