"No al no". La posición oficial que adoptará el PP a la moción de censura de Vox -aunque se mueve entre el 'no' y la 'abstención'- sigue siendo un enigma, aunque hasta la fecha no son pocos los dirigentes y diputados que han expresado en privado su opinión sobre lo que debería o no hacer Pablo Casado este jueves. Sólo Cayetana Álvarez de Toledo ha dejado claro en varias ocasiones desde que se conociesen las intenciones de Santiago Abascal cuál debía ser el botón que pulsase el PP. Para ella, en contra del criterio de otros dirigentes -y no sólo de los barones territoriales, sino también del entorno más cercano al líder popular- el voto en contra no puede ser una opción.
Aunque en anteriores ocasiones la ex portavoz parlamentaria del PP había expresado que la mejor fórmula es la de la abstención, en el último análisis que realiza la diputada en su canal de Youtube deja incluso abierta la puerta del voto a favor, una opción que descartó el equipo de Casado prácticamente desde el minuto cero. "Moción de censura post vacacional para salvar al soldado Sánchez", escribió en Twitter el secretario general del partido, Teodoro García Egea, que intentaba desactivar ya en el mes de julio la bomba de relojería de Abascal por la evidente falta de apoyos a una moción condenada al fracaso.
"A veces no se gana en números, pero sí en autoridad política y moral, y eso no se va a conseguir con un 'no' a la moción", contradecía Álvarez de Toledo el pasado domingo. "Un 'no' del PP debilitaría su condición de alternativa y reforzaría a Pedro Sánchez", insistía, al tiempo que instaba al presidente de su partido, con el que tuvo una bronca monumental a cuenta de su cese el pasado mes de agosto, a aceptar el "mal menor" -el 'sí' o la abstención- y evitar el "mal mayor", el 'no', que implica "avalar a un aspirante a déspota".
En la dirección del partido que dirige Pablo Casado no hay nadie que ponga la mano en el fuego porque Cayetana Álvarez de Toledo asuma la disciplina de voto del partido en caso de posicionarse en contra, una postura que avala un amplio sector de la dirección del partido, incluidos los barones territoriales, y que tiene altas posibilidades de ser la vía elegida. Aunque todos confían en que "no lo haga", según varias fuentes del partido. En ese caso, afirman en el entorno directo de Casado, la diputada en cuestión tendrá que dar explicaciones sobre una decisión de tal calibre y el partido pasaría a estudiar la aplicación de una sanción económica.
La ex portavoz del PP descartó renunciar a su acta como diputada el pasado mes de agosto pese a deslizar públicamente y a las puertas del Congreso el deje autoritario del líder de su partido. "Mi libertad es incompatible con la autoridad de Pablo Casado", llegó a denunciar. Preguntada sobre por qué decidía entonces mantener su escaño en el Congreso, lanzó un desafío: averiguar "hasta dónde llega la libertad de un diputado base". A su juicio, y según expresó entonces, "la indisciplina no tiene un recorrido práctico" -en relación a la posibilidad de incurrir en una sanción dictada por el partido al abrigo de sus propios estatutos- pero "la libertad de opinión de un diputado va mucho más allá del ejercicio del voto", sentenciaba.
Diversas fuentes de la dirección y del grupo parlamentario recuerdan que en su día la ex portavoz ya justificó esa libertad de voto que tiene derecho de ejercer un diputado raso únicamente en "cuestiones morales y éticas", y "no es el caso". "Se trata de la estrategia política de un partido", sentencian. Cayetana "es íntegra e inteligente. La veo más capaz de renunciar a su escaño por no estar de acuerdo con la estrategia que de romper la disciplina del partido en una cuestión como esta", opina en este caso un compañero de filas de la diputada en el Congreso, aunque la decisión final "es únicamente suya".
División en el Congreso
Pablo Casado ya habría tomado la decisión sobre el sentido del voto del PP a la moción de Vox, según confirman en su entorno, aunque se la reservará hasta que arranque la moción. Incluso es posible que no la desvele hasta el momento de su intervención, según reconocen en su equipo, para evitar, quizá, avivar el fuego con el que derecha e izquierda tratarán de arrinconar al líder de la oposición.
El presidente del PP habría definido ya su posición después de escuchar a todos los sectores del partido, que han presionado a la dirección con posturas muy diferentes. "Incluso se ha llegado a escuchar a algunos convencidos del 'sí'", relatan en el grupo parlamentario, donde confirman esa división de opiniones respecto a lo que debería o no hacer el líder de la oposición y lo que es más fácil o más difícil de explicar y defender ante la opinión pública, aunque hay coincidencia en un punto: se acatará la orden procedente de Casado.
Por el momento, el secreto sobre el 'no' o la abstención continúa bajo llave en Génova, 13. Ni si quiera se ha informado aún a los diputados sobre la decisión de la dirección, aunque se espera que esa interlocución llegue el miércoles, a más tardar. Lo que también se estaba sopesando en la cúpula popular es si sería el propio Casado el que intervendría en la moción o dejaría ese papel a su actual portavoz, Cuca Gamarra. Finalmente será el líder del partido el que defienda su propia postura, pese a que durante la rueda de prensa que concedió este lunes en la presentación de la contrarreforma para la independencia judicial todo parecía apuntar a que delegaría. "Es un tema que no me importa nada. No voy a gastar ni un sólo minuto en hablar de esa maniobra parlamentaria condenada al fracaso", sentenciaba.
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