La de hoy ha sido una cita más amable para Pedro Sánchez que la de la recientísima moción de censura, cuyo resultado no ha satisfecho del todo a Moncloa. El jefe del Ejecutivo ha sido recibido en audiencia por el Papa Bergoglio en el Vaticano, visita a la que otorgan mucha importancia en el Gobierno y desde donde destacan la "afinidad entre ambos en cuanto a los objetivos globales, esto es, multilateralidad, inmigración, pobreza, exclusión o lucha contra la pandemia", afirman las fuentes consultadas.
En todos estos temas "comparten la misma visión del mundo". Y eso quedó demostrado, aducen, en las alusiones que Sánchez hizo al Papa Francisco el pasado miércoles en su réplica al líder de Vox, Santiago Abascal. El jefe del Ejecutivo se refirió a la última encíclica papal, Fratelli Tutti (Hermanos Todos), para hablar de inmigración y reprochó a la formación de ultraderecha: "Ustedes reivindican la Iglesia Católica, eso les honra, la fe es imprescindible y vamos a proteger todas las religiones, pero desprecian la figura y el mandato de su máximo representante, el Papa Francisco. ¿Se ha dado cuenta usted de eso?".
En todo caso, lo cierto es que la cita, de media hora, "salvo que el Papa la alargue", no dará para ahondar en muchas cuestiones aunque la intención de Moncloa es que se perciba "la sintonía que hay entre ambos, su misma visión del mundo y de las relaciones internacionales", insisten. Tendrá más carácter protocolario que político, habida cuenta además de que, como es tradicional, acudirá acompañado de su esposa, Begoña Gómez.
No está previsto que Sánchez trate con Gallagher el cobro del IBI a la Iglesia
Algo más de calado político puede tener la cita posterior con el secretario de Relaciones con los Estados, el arzobispo Richard Gallagher, aunque no parece que, al menos de momento, haya contenciosos significativos con la Santa Sede. El cobro del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) a la Iglesia, que la vicepresidenta Carmen Calvo ha planteado tanto al nuncio del Papa en España (Bernardito Auza) como al secretario de Estado del Vaticano (Pietro Parolin) no parece que esté sobre la mesa en esta cita. Y las discrepancias que pudo haber hace un año, con la exhumación del dictador Franco del Valle de los Caídos, si bien "fue un momento delicado, se superó de manera sobresaliente". Es más, en Moncloa destacan que "la Iglesia de Roma no puso impedimentos. Eso ya pasó y terminó bien".
No se constata un especial nerviosismo en el seno de la Conferencia Episcopal Española por los temas que Sánchez pueda plantear al Santo Padre, según cuentan en privado. "La Iglesia está mucho más preocupada por las personas que están muriendo y por la gestión de la pandemia que por lo que pueda decir el presidente del Gobierno", declara a este diario un obispo.
La audiencia de Sánchez con el Papa Francisco tiene lugar casi dos años después de que su vicepresidenta Calvo se reuniera con Parolin en Roma. Aquella cita tuvo lugar el 29 de octubre de 2018, meses después de que el Ejecutivo hubiera aprobado el real-decreto con el que modificaba la Ley de Memoria Histórica para poder sacar los restos de Franco del Valle de los Caídos.
El intercambio epistolar de Calvo con Parolin
En un gesto muy infrecuente, la oficina de prensa de la Santa Sede tuvo que emitir un comunicado para desmentir a la vicepresidenta, que había deslizado la existencia de un acuerdo sobre la sepultura al que sería trasladado el dictador cuando no existía tal pacto. "El cardenal Pietro Parolin no se opone a la exhumación de Francisco Franco, si así lo han decidido las autoridades competentes, pero en ningún momento se pronunció sobre el lugar de la inhumación", matizó.
Meses después, Carmen Calvo mantuvo un intercambio epistolar con el número dos del Vaticano para quejarse por la actitud que mantenía el prior del Valle de los Caídos, que no autorizaba al Gobierno a acceder a la basílica para ejecutar la exhumación al no apoyar esa decisión la familia de Franco, y le pedía que tomara las decisiones oportunas "a fin de remover los obstáculos que la referida abadía ha creado con su decisión" y evitar "un conflicto jurídico y político" indeseado.
La eutanasia y la reforma de la Ley del aborto pueden dificultar las relaciones
Días después de que se llevara a cabo el traslado de los restos del ex jefe del Estado al cementerio madrileño de Mingorrubio-El Pardo, la vicepresidenta primera se atribuyó gran parte del mérito. "Yo he trabajado en lo que me correspondía para que esto haya llegado al fin que ha llegado", declaró a Onda Cero Calvo, que negó que el Papa se hubiera puesto de perfil en esta cuestión: "Yo creo que no, yo creo que no. El Papa, que es argentino de origen, quizá entendiera muy bien que el Gobierno de España quisiera no tener ahí al dictador".
Todo el Gobierno está informado de la visita de este sábado a Roma de Pedro Sánchez. No parece haber conflicto en este punto con el sector morado, pues también Pablo Iglesias ha aludido más de una vez al Papa en sus intervenciones parlamentarias a la hora de hablar de pobreza o inmigración o para defender el ingreso mínimo vital. Además, Sánchez tiene previsto invitar al Sumo Pontífice para que visite España cuando la batalla contra la pandemia esté ganada.
En todo caso no es descartable que esas relaciones "engrasadas" no lo sean tanto con asuntos tan controvertidos como la Ley de Eutanasia o la reforma de la interrupción voluntaria del embarazo que ha anunciado la ministra de Igualdad, Irene Montero, para que las niñas de 16 y 17 años no necesiten ni del permiso ni del conocimiento paterno para poder abortar.
Precisamente, la visita de Sánchez viene precedida de una misiva que 100 representantes del ámbito católico y unas 30 organizaciones han remitido al Papa con motivo de la visita de este sábado. En dicho escrito aluden precisamente a la tramitación de la Ley de eutanasia, "que la proclama como un derecho de carácter prestacional", y a la reforma del aborto, pero también arremeten contra la Ley Educativa de Isabel Celaá, por considerar que "restringe el derecho de los padres a la educación moral y religiosa de sus hijos, obliga al adoctrinamiento en la ideología de género, y sitúa en condiciones muy difíciles a la escuela concertada (mayoritariamente de iniciativa cristiana) así como la impartición de la clase de cultura católica en la escuela".
Entre los principales firmantes destaca el ex ministro del Interior Jaime Mayor Oreja, a quien Vox sondeó para proponerle a la presidencia del Gobierno en la moción de censura; la ex presidenta del PP vasco, María San Gil; Luis Peral, ex senador popular, y Vicente Rambla, ex vicepresidente de la Generalitat Valenciana.
Los firmantes alertan respecto a un conjunto de leyes simultáneas "que chocan de pleno con la concepción cristiana de la vida y el magisterio de la Iglesia, y que se han acelerado o han cobrado cuerpo en las últimas semanas" y ruegan al Papa que, "sin hacer observación alguna sobre el contenido de la audiencia, la Santa Sede no deje solo en manos de la comunicación gubernamental la difusión del tratamiento dado a aquellos temas medulares, y su situación y perspectivas en España".
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