Son dos recetas muy diferentes para una realidad similar, la vasca y la española en tiempos de pandemia y de hundimiento de la economía. Ambas cuentan, o contarán, salvo sorpresa, con sus firmas. Uno lo hará como promotor y el otro como apoyo imprescindible: PNV y PSOE. Una de las rubricas, la que apuesta por subir impuestos como medida necesaria, se refleja ya en el proyecto de presupuestos para sacar a España de la crisis en 2021. La otra, la que considera que elevar impuestos en el actual contesto sería un clamoroso error, “perjudicial” para recuperar la economía y el empleo, será el que sellará las cuentas para el próximo año en Euskadi. Es la fotografía de dos gobiernos, el de Pedro Sánchez e Iñigo Urkullu, apoyados en los mismos partidos, PNV y PSE, para encarar la crisis aplicando subidas de impuestos en Madrid y huyendo de ellos en Euskadi.
Sánchez e Iglesias volvieron a apostar por la escenificación para presentar su acuerdo del anteproyecto de ley de presupuestos. Son las cuentas con las que pretenden no sólo afrontar la recuperación económica sino también asegurarse un asidero sólido con el que aguantar la legislatura. Antes deberán lograr los apoyos suficientes para poder dar relevo a las cuentas heredadas de Cristóbal Montoro. En el PNV acumulan semanas apelando a la responsabilidad y necesidad de poder disponer de presupuestos, llamando a los partidos de la moción de censura a facilitarle el camino a Sánchez cediendo y facilitando un acuerdo presupuestario.
Los nacionalistas han entrado ya a la letra pequeña de la negociación, lo hicieron en vísperas de la presentación del anteproyecto conocido ayer habiendo logrado “encauzar algunas cosas en materia fiscal”, además de otros aspectos. Por ahora no detallan en qué se materializa ese 'encauzamiento fiscal'.
Pero ayer los nacionalistas vascos se llevaron la primera sorpresa desagradable al comprobar que el Gobierno plantea incrementar el impuesto al diésel. Una medida que tendrá un impacto directo en la industria del automóvil, con gran peso en la economía vasca. La formación se mostró "desagradablemente sorprendido" y lo calificó como "un paso atrás" en la negociación presupuestaria y un incumplimiento "de lo hablado". No parece que la sangre llegue al río. El Grupo Vasco apuntó que procederá a "revisar sus posicionamientos" en torno al proyecto de cuentas pero sin que el revés denunciado ayer 'prejuzgue' el voto.
Desde el PNV señalan que no conocen el documento definitivo aprobado ayer por el Ejecutivo. Además del malestar por el impuesto al diésel, en la formación reconoce que "parece que han incluido algunas de nuestras reflexiones".
"No es lo que la situación requiere"
Los seis síes del PNV parecen cerca de estar asegurados una vez encauzados los recelos, pese a que el recorrido de tramitación aún es largo y las negociaciones aún continuarán. Hasta ahora los contactos entre PNV y PSOE han abordado aspectos como el modo en el que se plasmará un refuerzo a la Industria vasca, el empuje a infraestructuras clave como la 'Y' vasca o los criterios que se aplicarán para el reparto de los fondos europeos de reconstrucción.
La sintonía de socialistas y nacionalistas vascos en un anteproyecto que contempla subidas de impuestos contrasta con el ‘plan de reconstrucción’ que han ideado en el País Vasco sus responsables financieros.
El Gobierno de Urkullu, apoyado por el PSE y el PNV, considera que subir impuestos hoy es un error: “No es bueno, restringiría la demanda y supondría hacer una política en sentido contrario a lo que la situación requiere”, aseguró la semana pasada el consejero de Economía y Hacienda, Pedro Azpiazu. Los dos partidos gobiernan en coalición no sólo en el Ejecutivo autonómico sino también en las tres diputaciones forales, responsables de la política fiscal en el País Vasco, en las que sus respectivos gobiernos de coalición han coincidido en la fórmula: no toca subir impuestos.
La renuncia a estos incrementos no es reflejo de una falta de voluntad sino de oportunidad. El Ejecutivo de Vitoria tenía sobre la mesa la pretensión de abordar, junto a las diputaciones forales, una reforma fiscal, una revisión de los tributos y un incremento de algunos de ellos. Pero eso era antes de la pandemia, cuando las arcas forales rebosaban millones y récords de recaudación. “Ahora las cosas han cambiado”, recuerdan: “Diría que subir los impuestos es hasta peligroso para el empleo y la economía, ahora no es el momento. Ese análisis habrá que hacerlo, sí, pero después de ver cómo queda la estructura de la economía tras la crisis”.
Deuda y déficit
El proyecto de cuentas para el conjunto del Estado que ayer aprobó el Consejo de Ministros y que el PNV ha estado negociando en Madrid van en ejes distintos al que defiende en Euskadi. La propuesta presentada ayer en el ‘Salón de los Tapices’ de La Moncloa por el presidente y vicepresidente segundo contempla, por ejemplo, subir el IRPF para las rentas más altas (por encima de 300.000 euros), elevar el impuesto al diésel, subir el Impuesto de Sociedades para determinadas empresas o grupos, elevar el impuesto de patrimonio, incrementar tres puntos la tributación de las rentas de capital o rebajar las desgravaciones de los planes de pensiones privados.
El abordaje de la crisis que socialistas y nacionalistas contemplan para Euskadi nada tiene que ver con esas fórmulas de recaudación para 2021. Azpiazu lo ha dejado claro en reiteradas ocasiones. La caída de la recaudación, estimada en el 13,3%, se compensará mediante endeudamiento y déficit pero no subiendo impuestos, “tendría un efecto contractivo en la economía”. El Gobierno vasco ya tiene autorizado un nivel de endeudamiento de 1.397 millones, lo que añadido al remanente disponible de ejercicios anteriores le otorga un montante de 1.600 millones con los que compensar la caída de recaudación.
La revisión del cuadro fiscal que se aplica en Euskadi ha quedado aparcada. La pretensión pasaba por estudiar la posibilidad de eliminar el Impuesto de Patrimonio, eliminar ciertas deducciones del impuesto de sociedades o subir el IRPF a las rentas más altas. Ahora todo se frena hasta que la crisis del Covid pase.
Estabilidad
En el PNV tienen claro que ahora la prioridad es facilitar unas cuentas a Sánchez, incluso pese a que no sean de todo el agrado de sus socios de investidura. La gravedad de la situación lo exige, recuerda. “Disponer de unos presupuestos es fundamental para establecer certidumbres y estabilidad”, aseguraba ayer el responsable institucional del PNV, Koldo Mediavilla.
La formación ha mostrado desde el primer momento su disposición a apoyar las cuentas de Sánchez, pese al revés escenificado ayer por la aprobación de un impuesto al diésel. Los nacioanlistas no han descuidado la interlocución de su Gobierno con el PNV para moldear las cuentas cuya tramitación ahora comienza. Su presidente Andoni Ortuzar ha mantenido contactos con el presidente y con el vicepresidente Iglesias. También su portavoz en el Congreso, Aitor Esteban, se ha reunido con la vicepresidenta Calvo. A partir de ahora sólo resta que las sopresas "desagradables" se reconduzcan y no hagan descarrilar el único apoyo que por el momento tiene casi asegurado el Ejecutivo.
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