Los 194 votos a favor del decreto del estado de alarma que Pedro Sánchez cosechó este jueves son para el Gobierno el mejor indicador, no sólo de la salud de la llamada mayoría de la investidura, sino de la posibilidad de sumar más apoyos en otra votación trascendente: la de los Presupuestos. Y este convencimiento lo comparten tanto el sector socialista como del sector morado del Gobierno, aunque éste último cree que hay que ser públicamente "más discretos para no dar por hecho esos respaldos y generar cierto malestar en nuestros socios".
Aluden las fuentes moradas a las palabras el pasado martes de la ministra portavoz y titular de Hacienda, María Jesús Montero, cuando afirmó que tanto para una como para otra votación esperaban apoyos "amplios". Una afirmación que, a pesar de responder al sentir del Gobierno, se consideró "prematura".
Es decir, se necesita una escenografía y una liturgia que no estará exenta de críticas y no pocas veces de amagos de ruptura, como el que esta misma semana ha protagonizado el PNV a cuenta del impuesto al diésel, tasa que el Gobierno está dispuesto a sacrificar en el trámite de enmiendas para que los nacionalistas vascos se puedan sumar un tanto de cara a su clientela.
Las relaciones con la mayoría de la investidura "están muy engrasadas"
Fuentes gubernamentales admiten que las relaciones de la mayoría de la investidura "están muy engrasadas" y eso se ha visto, por ejemplo, en el hecho de que el PSOE secundara la enmienda de ERC que obliga a Pedro Sánchez a comparecer cada dos meses en el Congreso para explicar la marcha del estado de alarma o en el manifiesto anti-Vox que diez fuerzas políticas rubricaron durante el debate de la moción de censura.
La ecuación presupuestaria puede sumar a partidos tan dispares como Ciudadanos, PNV, Bildu y PdeCat. El hecho de que los cuatro diputados de la extinta Convergencia hayan declarado su independencia de Junts, votando a favor del decreto del estado de alarma frente a la abstención de los fieles a Puigdemont, hace albergar la esperanza al Ejecutivo de que dicho divorcio es más que probable también en la votación de Presupuestos.
Bildu tampoco va a ser un obstáculo, en absoluto. De hecho, los proetarras han expresado ya no sólo su disposición negociadora, sino el deseo de sumarse al consenso. La apuesta no es sólo táctica sino estratégica. Bildu desea ocupar parte de la base electoral del PNV, presentándose en el País Vasco como una fuerza política que también saca réditos en Madrid y deja su impronta, lo que había sido hasta ahora monopolio de los peneuvistas en Euskadi. "Quiere ser el nuevo Partido Nacionalista Vasco", afirman en el sector morado, convertido en uno de los principales valedores de la formación que lidera Arnaldo Otegi.
Si bien en enero se abstuvieron en la investidura de Sánchez, esta vez han comprometido su apoyo a las Cuentas del año que viene y esa parece ser también la posición de Compromís y Más País. Nueva Canarias, con quien ya se han hecho los primeros sondeos prospectivos, está más crítica y acusa de falta de concreciones. La gran incógnita sigue siendo ERC, aunque el Gobierno calcula que un voto favorable de EH-Bildu y del PdeCat, allanaría el camino a los de Oriol Junqueras.
La gran sorpresa ha sido Ciudadanos, la primera formación política en verbalizar su disposición negociadora tras la presentación de los Presupuestos en el Congreso de los Diputados por considerar que el Ejecutivo ha tenido en cuenta sus líneas rojas, que ellos llaman "naranjas". Sin presentar enmienda a la totalidad, permitirá que los PGE se tramiten en el Parlamento, entre otras cosas porque, según aseguran, ya hay un acuerdo para suprimir el controvertido impuesto al diésel, que tampoco gusta a Podemos, aspecto que María Jesús Montero desmintió.
El plazo de presentación de enmiendas a la totalidad concluye el día 6 y se debaten el miércoles 11 y el jueves 12. Dando por hecho que no prosperará ningún proyecto alternativo, las Cuentas seguirán su trámite parlamentario. Si todo va según los cálculos de Hacienda, en enero Sánchez podría tener sus primeros presupuestos tras dos años y medio de presidente del Gobierno.
Enfrentamiento Arrimadas-Echenique
La líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, y el portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, Pablo Echenique, se enfrentaron este jueves durante el debate del estado de alarma a cuenta de los Presupuestos. Tras destacar Echenique en su intervención que Ciudadanos ha pasado de considerar "socialcomunistas" las políticas del Gobierno de coalición a verlas "con buenos ojos", les acusó de una maniobra destinada a "escapar del mordisco de Vox".
Arrimadas le replicó entendiendo su "enfado" porque Podemos había prometido derogar la reforma laboral del PP, aplicar un 21 por ciento de IVA a la educación concertada y elevar al 15 por ciento el tipo efectivo mínimo al que tributarían las grandes empresas. "Me imagino que están cabreados" e insistió en que una vez que las condiciones de Cs se cumplen, votarán a favor de la tramitación del proyecto en el Congreso y negociarán las cuentas con el Ejecutivo.
La del decreto del estado de alarma no es la única votación que, en los últimos días, ha salido al gusto de Moncloa. La moción de censura de Santiago Abascal contra Pedro Sánchez también ayudó a apretar las filas entre la mayoría de la investidura, aunque lo cierto es que no es lo mismo hacer frente común contra algo o alguien, en este caso contra Vox, que luego sumar apoyos a favor de algo, esto es, de los Presupuestos.
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