La noticia del día durante la primera jornada del debate parlamentario de los Presupuestos Generales del Estado llegaba a primera hora de la mañana. Bildu decía 'sí' a apoyar las cuentas públicas cuando la negociación aún sigue su curso, aunque se haya querido pisar el acelerador. Ningún partido de aquellos que se han declarado radicalmente en contra del proyecto ha dado una respuesta tan clara a un trámite al que aún le queda semanas de arduo trabajo. Pasados apenas unos minutos del anuncio, Iglesias celebraba e incluía a los abertzales en la "dirección de Estado". Había un objetivo no declarado en esas líneas: empujar a Ciudadanos fuera de la ecuación presupuestaria de manera definitiva.
Pero los de Arrimadas aguantaron el envite de la formación morada. "Hasta ahora sólo hemos oído a Iglesias. Queremos oír a Sánchez", comentaba el portavoz parlamentario de Ciudadanos, Edmundo Bal. No dudan en la dirección naranja que el anuncio de Arnaldo Otegi en Radio Euskadi fue una operación organizada con premeditación entre Bildu y Unidas Podemos, una vez el Gobierno dio luz verde al acercamiento de otros cinco presos de ETA al País Vasco. Eso es, dicen, porque hay "dudas" sobre lo que puede hacer o no Sánchez ante la presión manifiesta del ala moderada del socialismo. "Están nerviosos", aseguraba el propio Bal ante los medios.
Esta semana, los naranjas han decidido poner "las cartas encima de la mesa" con una evidente rectificación respecto al precio de su apoyo a los Presupuestos. Lo que hace días no era una línea roja -en la dirección desligaban la negociación presupuestaria del pacto entre ERC y la coalición gubernamental para suprimir el castellano como lengua vehicular, aunque denunciasen la cuestión en Europa- ahora es condición inquebrantable. A ella suman tres más: compromiso por escrito de que Sánchez no permitirá la celebración de un referéndum en Cataluña; un modelo europeo de rescate a autónomos e impulsar medidas de conciliación laboral. Que el Gobierno acepte las dos primeras implicaría abrir la puerta de salida a ERC y Bildu y podría amenazar incluso el apoyo de fuerzas como PNV o Compromís. Pero si no lo hace, la cúpula de Ciudadanos ya ha decidido que votarán en contra del trámite presupuestario. Y reconocen en clave interna que el 'sí' de Otegi les acerca a esa salida.
En Ciudadanos asumen que ERC e incluso Bildu han ido por delante de ellos en las negociaciones, pero confían en esa pequeña rendija de "esperanza" para no borrarse ya de la ecuación presupuestaria. Advierten que el camino hasta la semana del 30 de noviembre -momento en que el proyecto entra en una fase definitiva- puede ser "tortuoso" y consideran que será durante las próximas dos semanas, en las que se debatirán las enmiendas parciales en la Comisión de Presupuestos, cuando los socios de investidura saquen la artillería pesada e impongan más condiciones al Ejecutivo para blindar un 'sí' definitivo a las cuentas. Y de Sánchez dependerá si transige con ellas pese al debate interno o acepta la "vía moderada" con las cuatro exigencias de Ciudadanos.
Y aunque tanto Inés Arrimadas el martes como Edmundo Bal el miércoles aseguraron que la mano tendida de Ciudadanos estará ahí "hasta el final", los naranjas fijan ya una fecha clave para que Sánchez "decida" si opta por la "alternativa moderada" o se "arroja" a los brazos de Bildu y ERC. Fuentes autorizadas confirman que la presidenta del partido, Inés Arrimadas, lanzará directamente a Sánchez esta cuestión, a la que el líder del Ejecutivo sólo podrá responder de dos maneras: "o sí o no".
Giro de guion
Hace tan sólo unos días, en la formación naranja no importaba, al menos no lo suficiente como para borrarse de la foto de los Presupuestos, la negociación paralela que estuviese llevando Sánchez e Iglesias con sus socios de investidura. Incluso fuentes de la ejecutiva se abrían ya a aparecer en la foto presupuestaria junto a ERC siempre y cuando el resultado final de las cuentas públicas fuese del agrado de los naranjas.
Nada queda ya de esa tesis. Y la "desafección" interna por la estrategia que estaba llevando hasta este momento Inés Arrimadas junto al vicesecretario general, Carlos Cuadrado, ha sido uno de los detonantes del cambio de rumbo. "Nos jugábamos nuestra esencia", comentan fuentes cercanas a la cúpula naranja. El debate interno -y externo- por la deriva de Ciudadanos en sus pactos con Sánchez, que incluía "tragar" las condiciones que iba poniendo ERC y no moverse un ápice de la foto, llevó a Arrimadas a dar un golpe encima de la mesa y volver al ultimátum: o ellos o nosotros.
Otras fuentes cercanas a la líder naranja desmienten a las voces que hablan de fisuras internas y aseguran que la condición de la retirada de la enmienda sobre el castellano "iba a salir antes o después", ya que forma parte de una estrategia trabajada en la dirección para que Iglesias no diese la batalla por ganada antes de tiempo. "Si lo hubiésemos anunciado la semana pasada, Podemos hubiese vendido que ya nos hemos borrado", sostienen.
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