Las enmiendas a la totalidad a los Presupuestos Generales del Estado han sido rechazadas por un amplio margen de los votos del Congreso, lo que permite continuar con el trámite parlamentario de las que serían las primeras cuentas de un gobierno de Pedro Sánchez. La petición de PP, Vox, Junts, Coalición Canaria, BNG y la CUP para que el proyecto de PGE fuera devuelto a Hacienda sólo ha contado con el apoyo de sus respectivos Grupos en una votación en bloque. Por 150 votos a favor y 198 en contra, han sido rechazadas.
A diferencia de hace dos años, cuando el Gobierno de Mariano Rajoy presentó sus últimos Presupuestos, hoy todavía vigentes, no se ha tratado de una negociación agónica en la que todo dependía de un sólo voto. Es más, superado el trámite con cierta holgura, las dos jornadas parlamentarias en las que se ha debatido sobre las enmiendas a la totalidad han estado llenas de guiños cruzados hacia aquellas formaciones políticas que pueden asegurar que el proceso final llegue a buen puerto, esto es, ERC y Bildu. No sin provocar todo ello un rechazo profundo en presidentes autonómicos como el extremeño Guillermo Fernández Vara o el aragonés Javer Lambán.
En un debate políticamente mucho menos crispado que la que venía siendo la tónica habitual, el líder de EH-Bildu, Arnaldo Otegi, allanaba el camino este miércoles dando casi por seguro el "sí" de sus cuatro diputados, mientras que Gabriel Rufián, intentaba cargarse de razones, sobre todo frente a sus adversarios electorales de Junts per Catalunya, formación que pidió la devolución de las cuentas.
Rufián lleva semanas adelantando los argumentos de su apoyo, aunque matice que todavía queda una larga negociación por delante antes de su plácet definitivo. Lo único que le separa de ese "sí", a día de hoy, es la cita electoral catalana del 14 de febrero, por eso al Gobierno también le interesa acelerar el proceso parlamentario para alejarlo lo más posible de las autonómicas. "A la vuelta de Navidades, nadie recuerda en Cataluña que ERC ha apoyado los Presupuestos", o, al menos, eso no se convierte "en un demérito para los de Junqueras" aducen fuentes gubernamentales.
En cambio, se ha acrecentado la distancia del Ejecutivo con Ciudadanos, que parecía asistir impasible al pacto para terminar con el castellano como lengua vehicular de la enseñanza en Cataluña. Esta circunstancia, unido al apoyo de Otegi a las cuentas, ha terminado por levantar un muro difícil de escalar para los naranjas.
Pero los Presupuestos son, ante todo, el salvoconducto para blindar la legislatura. Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se aseguran el Gobierno hasta 2023. Sólo conforme se aproximen las siguientes elecciones generales se producirá la más que consiguiente ruptura, un trampantojo para presentarse ante los ciudadanos con un perfil propio y volver a unir fuerzas después.
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