La negociación presupuestaria entre los socios de Gobierno no va a ser nada comparada con el próximo caballo de batalla: la ley trans que prepara el Ministerio de Irene Montero. Parece imposible encontrar dos posiciones más antagónicas entre lo que defiende la titular de Igualdad y las feministas socialistas del Ejecutivo, capitaneadas por la vicepresidenta primera, Carmen Calvo.
El conflicto no ha hecho más que empezar, tímidamente, pero el malestar en el PSOE es palpable, sólo similar al que se generó con otra ley de la misma ministra, la de violencias sexuales. Esta vez la avanzadilla fue un escrito que ocho feministas históricas socialistas, como Amelia Valcárcel o o Ángeles Álvarez, remitieron la semana pasada al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para rechazar la "autodeterminación de género" o lo que se entiende por "borrado de las mujeres".
La mano de Carmen Calvo
Muchos vieron tras ese escrito la mano de Calvo, que si bien perdió las competencias en igualdad tras el acuerdo de coalición con Unidas Podemos, es secretaria de este área en Ferraz, donde no parecen resignarse a guardar silencio al respecto. Calvo cuenta con la complicidad de compañeras de partido y de Gobierno como Cristina Narbona, María Jesús Montero, Margarita Robles, Nadia Calviño, Isabel Celáa y Adriana Lastra, entre otras. Fuentes del PSOE admiten ese profundo malestar que cuestiona las bases mismas de un feminismo al que no quieren poner apellidos. Ni clásico, ni tradicional, ni ortodoxo, "feminismo a secas", dicen en el entorno de la vicepresidenta primera.
La ministra portavoz intentó el pasado martes capear el asunto defendiendo que la agenda feminista y el reconocimiento de las personas trans "son cuestiones compatibles, pueden caminar en paralelo. Tenemos que avanzar en nuestro país en derechos innovadores". Pero antes hizo un alegato recordando las reivindicaciones del feminismo. El Gobierno, dijo, "es muy consciente de los grandes retos que tienen personas de nuestra sociedad, en este caso las mujeres, para la igualdad de oportunidades, en su integración en el mundo laboral, para acabar con la brecha salarial, ser capaces de superar que la conciliación de la vida laboral y profesional no recaiga de forma tan intensa sobre las mujeres o tener la oportunidad de acceder a puestos de responsabilidad".
Ninguna de ambas luchas "debe ser en detrimento de la otra", advierte Montero
Asimismo, apostó por que "nuestros niños y niñas se eduquen en un clima de absoluto respeto en el desarrollo de las mujeres para que lleguen a donde su talento y capacidad les pueda permitir". Y tras esta larga parrafada comentó que esta es una tarea colectiva "compatible con la lucha de determinados colectivos para que se les reconozcan los derechos que durante muchos años les han sido negados, en este caso el colectivo trans. Tenemos que seguir dando pasos para permitir el reconocimiento de unos derechos de una forma menos burocrática y más garantista que la propia ley traslada y si es posible reforzar esos derechos en el marco de un nuevo proyecto legislativo".
Ninguna de ambas luchas "debe ser en detrimento de la otra, sino que todas pueden avanzar en paralelo hacia derechos innovadores, de última generación", terminó por advertir la portavoz gubernamental.
El Ministerio de Igualdad ha abierto el trámite de consulta pública previa a la elaboración de un proyecto normativo que, en principio, se llamará "ley para la igualdad plena y efectiva de las personas trans". Constituye un trámite habitual que también se empleó, por ejemplo, en la Ley de Memoria Democrática.
Olona, de Vox, cree que el proyecto de Igualdad desmonta la ley de violencia de gñenero
Luego pasará al Consejo de Ministros en primera vuelta para ser enviada a los órganos consultivos como el Consejo de Estado y al resto de los Ministerios implicados. Vicepresidencia de Derechos Sociales, Justicia, Empleo o Sanidad pueden ser algunos de los destinos. Fue en este punto en el que encalló la ley de violencias sexuales, duramente criticada en el ala socialista del Gobierno por considerarla de nula calidad jurídica y que Podemos atribuyó a celos de las feministas del PSOE.
A Irene Montero se ha salido una aliada inesperada: la secretaria general del Grupo Parlamentario de Vox, Macarena Olona. Considera que la nueva ley trans, desde el momento en que quita peso al sexo biológico, invalida el plan integral contra la violencia de género. "Nunca imaginé que el feminismo de @IreneMontero sería nuestro mejor aliado. LA VIOLENCIA NO TIENE GÉNERO", escribió en Twitter.
Las feministas del PSOE, en cambio, lo ven de otra manera. «Si bien la sexualidad está influida por la cultura, no podemos negar que el sexo es un dato objetivo en sus aspectos genético, gonadal, hormonal, anatómico y genital. No puede hablarse de 'autodeterminación del sexo` como ejercicio de la libre voluntad». Y añaden en la carta que remitieron al presidente del Gobierno: «pretender que el ser mujer u hombre es una mera elección desdibuja la realidad material del sexo, justo aquello que determina el género en que se nos socializa».
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