Los cuatro diputados de EH-Bildu constituyen para Moncloa una especie de pasaporte que abre fronteras más allá de sus propias siglas. Y es que gracias a su declarado apoyo a los Presupuestos Generales del Estado da argumentos a otras dos fuerzas políticas independentistas para que se sumen a ese mismo carro, esto es, a ERC y al BNG. Ya no se trata tanto de que numéricamente el apoyo de los batasunos sea o no imprescindible, sino que su presencia allana el camino especialmente al partido de Oriol Junqueras para justificar un más que probable sí a las primeras cuentas de Pedro Sánchez.
Por eso, contra la idea de que Pablo Iglesias ha impuesto un trágala a Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno no le hace ascos al apoyo de un partido del que, eso sí, se cuida muy mucho de nombrar a pesar de que ya son varias las veces que en la tribuna del Congreso y del Senado le han sacado el tema a colación. Incluso, en una carta enviada a la militancia eludía referirse explícitamente a la formación que lidera Arnaldo Otegi, pero defendía que "todos los votos son precisos".
Podemos admite que el debate con Bildu se ha centrado en la estabilidad de la legislatura
“Que Bildu apoye marca el camino a ERC y BNG. Si los más independentistas y filoetarras -agregan con sarcasmo las fuentes consultadas- votan a favor de los Presupuestos ¿cómo no lo van a hacer esos dos Grupos?”. En todo caso, está por ver si tras la votación presupuestaria Bildu se convierte en un socio parlamentario estable, esto es, si se implica en la “dirección del Estado”, tal y como escribió Iglesias en un tuit, provocando una tormenta política con muchos ministros y barones socialistas. Ese es el deseo del líder de Unidas Podemos, que no tiene porque coincidir con el de Sánchez para quien Bildu puede ser un aliado de oportunidad.
De hecho, en el sector morado del Gobierno de coalición admiten que “el debate de fondo no son los Presupuestos” sino “la garantía de estabilidad de la legislatura”. Asumen que “no les hizo gracia” a los socialistas la forma en que se supo del apoyo de Arnaldo Otegi, coincidiendo con el día en que se debatían en el Congreso de los Diputados las enmiendas a la totalidad, pero más allá de eso, todos los pasos de Iglesias eran de “conocimiento de Sánchez”.
El presidente del Gobierno “sabía que nuestra labor, a diferencia de Carmen Calvo y María Jesús Montero, que han negociado los Presupuestos, era más de fondo, paciente, desde verano”, todo ello “con el conocimiento de Sánchez”, insisten.
No deja de ser llamativo el deseo de los morados de sumar al consenso presupuestario al único diputado del BNG, Néstor Rego, que presentó enmienda a la totalidad, derrotada el pasado día 12 junto al resto en una votación en bloque. Parecen especialmente empeñados en Unidas Podemos en sumar a todos los independentistas, con excepción de la CUP. Los antisistema catalanes también pidieron la devolución de las cuentas al Gobierno y no hay constancia de negociación con ellos.
La CUP no entra en la ecuación
Precisamente, el pasado viernes, la CUP insistió en que Iglesias y el ministro de Sanidad, Salvador Illa comparezcan en el Parlament ante la comisión de investigación sobre la gestión de las residencias de ancianos en la crisis del Covid. El diputado autonómico Vidal Aragonés respondía así a la negativa de ambos a acudir, amparados en un dictamen del Consejo de Estado que establece que "los parlamentos autonómicos no tienen potestad para requerir la comparecencia de autoridades del Estado".
De momento, además de Bildu, ya ha explicitado su apoyo presupuestario el PNV, temeroso de dejar de ser el único partido de Euskadi que arranca concesiones a Madrid y que ve con profundo disgusto el acercamiento a los de Otegi, del que, según aseguran, no sabían nada. No quieren dejar de ser la referencia vasca en Moncloa, aunque en el entorno de Iglesias recuerdan que sólo les separa un escaño a un Grupo Parlamentario del otro. Efectivamente, el PNV tiene cinco diputados y EH-Bildu, cuatro.
En todo caso, mucho deberían cambiar las cosas para que el PNV deje de ser el partido hegemónico en el País Vasco, donde gobierna no sólo la Lendakaritza sino también las tres diputaciones y los principales municipios vascos, pero la estrategia de Bildu es de largo recorrido.
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