El Covid ha obligado a acelerar procesos empresariales y comportamientos sociales hasta hace poco inimaginables. El confinamiento demostró, a la fuerza, que miles de empresas podían salir a flote con sus empleados teletrabajando. La pandemia también ha hecho ver la fortaleza de las tecnologías que permiten interconectarnos en nuestro país.
Esa certeza dará un empujón considerable a determinadas actuaciones que pueden realizarse a distancia. El teletrabajo es una de ellas; como lo es también la telemedicina, una rama poco desarrollada hasta el momento, que experimentará un notable crecimiento a medio plazo, según el pronóstico de muchos expertos sanitarios.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) la define como “la prestación de servicios de salud por parte de profesionales sanitarios a través de la utilización de tecnologías de la información y la comunicación (TICs)”. Esta modalidad permite intercambiar “información válida para el diagnóstico, el tratamiento o la prevención de enfermedades”.
La telemedicina ha experimentado un desarrollo progresivo en los últimos años, aunque en países como Estados Unidos ya tiene una fuerte implantación. Allí han nacido numerosas compañías -muchas, nativas digitales- especializadas en atender por vía telemática a sus pacientes. Algunas prestan directamente los servicios médicos, mientras que otras impulsan el canal y se asocian con clínicas que prestan la atención al paciente.
La telemedicina abarca un amplio catálogo de soluciones. La mayoría son “sincrónicas”, como las denominan de los expertos. A través de dispositivos digitales (un smartphone, una tablet o un ordenador), los profesionales prestan atención directa en tiempo real al paciente. Esta modalidad ofrece prestaciones casi idénticas a las de una consulta convencional. Pero existen otros canales, como el correo electrónico o los servicios de chat, que permiten transferir cualquier tipo de información o instrucción.
“En muchos países se ha producido una rápida expansión de los servicios de telesalud a distancia. Este avance ha involucrado a una amplia gama de profesionales, desde médicos de atención primaria a especialistas; y a distintos tipos de pacientes, desde quienes hacen consultas preventivas a personas mayores o enfermos crónicos”, señala un informe de la universidad australiana de Flinders (Adelaida), publicado por la International Society of Telemedicine and eHealth.
Los autores recuerdan que, al igual que el autoaislamiento o el distanciamiento social han dado un enorme impulso al teletrabajo o las reuniones sociales o familiares en línea, “en el ámbito de la salud también se han producido cambios igualmente dramáticos”. “Han surgido numerosas innovaciones impulsadas por la salud digital y revisiones de los procesos de atención médica para apoyar la gestión del sistema de salud durante la pandemia”, recuerdan.
“Lo que vimos durante el confinamiento fue el surgimiento espontáneo de consultas telefónicas, tanto para pacientes Covid como no-Covid”, coincide el doctor Ignacio Riesgo, experto en gestión hospitalaria y en consultoría sanitaria. “La necesidad de introducir estas consultas era algo que se había venido intentando durante muchos años, pero ha tenido un desarrollo prácticamente de la noche a la mañana ante una situación de extrema emergencia, como fue la pandemia”, añade.
Las cifras hablan por sí solas. Desde marzo, cuando se declaró el primer estado de alarma, las consultas telemáticas en algunas empresas y organizaciones españolas han registrado incrementos superiores al 150%. Y no sólo las relacionadas con el coronavirus. El aislamiento -por obligación o por precaución- también ha elevado las consultas en otras áreas como la pediatría, la dermatología o la psicología.
Es en estos campos donde más puede aportar la telemedicina y donde los expertos le auguran más recorrido. “Lógicamente, la utilización de consultas remotas no sustituye por completo a las consultas presenciales, pero sí a un porcentaje significativo. Son especialmente útiles en los pacientes crónicos – hoy predominantes, en España tenemos 19 millones de crónicos- que deben ser seguidos periódicamente por el médico y, en muchos casos, eso no justifica un desplazamiento periódico de los enfermos (ya conocidos directamente por su médico por anteriores visitas)”, añade el doctor Riesgo.
Las previsiones apuntan a un ascenso consistente de la demanda de servicios a distancia en los próximos meses. Este empuje ampliará el abanico de la oferta existente y hará el mercado más competitivo.
Movistar irrumpe en el sector
Multinacionales como Movistar vieron un nicho antes de la pandemia. La compañía anunció hace unas semanas su irrupción en el sector de la telemedicina a través de su servicio Movistar Salud. "Existe la necesidad en el mercado de un servicio de telemedicina y bienestar que ayude a paliar las deficiencias de los actuales modelos. No solo en este momento tan especial debido al Covid, sino que se trata de una gran apuesta de futuro”, explican desde la empresa.
Para abrirse paso en este negocio, Movistar se ha aliado con Teladoc, uno de los referentes mundiales en el sector. El objetivo es sumar fuerzas para ofrecer servicios sanitarios a distancia, no sólo a particulares sino también a grandes empresas y pymes. Movistar aporta la base tecnológica y Teladoc, la especialización en consultas remotas.
A través de la app o la web, el cliente puede acceder a un médico de atención primaria 24 horas, 365 días del año. Los clientes tienen a su disposición servicios como la preevaluación digital de síntomas, una solución basada en Inteligencia Artificial (IA) que, a través de un cuestionario, te emite una recomendación de actuación o el programa ponte en forma, un programa individualizado de dieta y ejercicio personalizado desarrollado por médicos y nutricionistas.
Perder el recelo
Muchos expertos sanitarios coinciden en que este tipo de servicios se irán implantando a medida que los usuarios pierdan el recelo a contactar de forma remota con su doctor. Antes de la pandemia, el sector estaba demasiado atomizado. El número y la localización de las consultas variaba en función de la estrategia de las empresas.
Entonces llegó el Covid y demostró -al igual que ocurrió con el teletrabajo- que la asistencia telemática funcionaba a la perfección. Según la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc), muchos médicos de cabecera llegaron a efectuar una media de 32 contactos o consultas a través de la teleasistencia en cinco horas de jornada. Gracias a la tecnología, el número de pacientes atendidos de forma presencial pudo reducirse a una decena.
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