Es la factura sanitaria más alta del país. Los vascos soportan —per cápita— con sus impuestos el coste más elevado de una sanidad pública. En gran medida es la consecuencia de un envejecimiento imparable de la sociedad y que necesita de una mayor asistencia médica. Históricamente la sociedad vasca ha otorgado una gran importancia a la calidad de la asistencia pública, sin cuestionar la necesidad de elevar anualmente los recursos económicos. En el País Vasco el sostenimiento de su servicio vasco de Salud tiene un coste diario de 8,1 millones de euros. Se trata de una cifra que no deja de crecer más por razones demográficas que de mejora sustancial del servicio. Osakidetza absorbe la partida más elevada del presupuesto del Gobierno vasco: 2.998 millones de euros en 2020.
En comparación con el resto de España los vascos gozan de una sanidad pública con mayor capacidad de inversión por habitante, a razón de 1.731 euros per cápita el año pasado y de 1.801 euros durante 2020. La comparativa por comunidades autónomas —con datos de 2019— demuestra que se trata de cifras hasta un 30% superiores a las inversiones per cápita en comunidades como Madrid (1.221 euros por habitante), Cataluña (1.173 euros) o Andalucía (1.165 euros). En cifras similares se sitúan otro gran número de Comunidades Autónomas, como La Rioja (1.236 euros), Murcia (1.290), Valencia (1.334 euros), Canarias (1.366) y Castilla La Mancha (1.379).
En una situación mejor se encuentran regiones como Asturias (1.727 euros), Navarra (1.672), Extremadura (1.672), Aragón (1.508), Cantabria (1.503), Castilla y León (1.492), Galicia (1.477) y las Islas Baleares (1.457).
La factura sanitaria en Euskadi en sólo cinco años ha aumentado en un 15%. El preocupante envejecimiento de la población, y que las políticas en favor de la natalidad del Gobierno no logran mitigar, se deja sentir en los servicios hospitalarios y asistenciales que cada vez requieren de más recursos humanos y financieros. Actualmente un 22% de la población vasca tiene más de 65 años y a medio plazo ese porcentaje aumentará de modo significativo frente al menor peso de niños y jóvenes menores de 19 años que configura la demografía vasca, con un peso por debajo del 18%. La tasa de natalidad en Euskadi es la más baja de Europa tras la de Italia.
A ello se suma la alta esperanza de vida de la que goza la sociedad vasca. Los datos del Eurostat reflejan que los vascos viven tres años y medio más que la media europea, hasta alcanzar los 83,6 años de esperanza de vida, cuatro meses más que la media española. En el caso de las mujeres la esperanza de vida es de casi seis años más que los hombres, 86,3 años frente a los 80,7 de los varones.
Un 26% más de operaciones
El envejecimiento de la sociedad se deja nota ya en la demanda de servicios médicos. En sólo cinco años el número de intervenciones quirúrgicas se ha disparado un 26%. De las algo más de 152.000 operaciones programadas el pasado año prácticamente la mitad correspondían a pacientes mayores de 65 años. Esta realidad ha hecho que se proceda a tener que recurrir a otras vías asistenciales para aliviar la carga de los quirófanos. Cada vez más intervenciones se llevan a cabo en áreas asistenciales.
También la demanda de servicios de urgencias no ha dejado de aumentar en el País Vasco. El año pasado en Euskadi se atendieron 1,96 millones de urgencias, tanto hospitalarias como ambulatorias. El incremento es constante en los últimos años, tanto en los centros hospitalarios como en los ambulatorios y los llamados Puntos de Atención Continuada.
Un repunte de demanda de servicios también constatable en la Atención Primaria. Actualmente de media un médico de familia atiende a 28 pacientes cada día y una las consultas de enfermería han visto como entre 2017 y 2019 el número de consultas de enfermería se han duplicado al tener que asumir nuevas funciones.
La empresa más grande
Las distintas administraciones vascas han priorizado el mantenimiento del sistema sanitario público, convertido en una de las señas de identidad de los sucesivos Gobiernos, si bien en situaciones complicadas como la actual pandemia también en el País Vasco se han visto las carencias. En los últimos años las distintas centrales sindicales de Osakidetza —la empresa más grande del País Vasco— han venido denunciando la falta de personal, la interinidad de gran parte de la plantilla y la necesidad de ampliar plantillas al mismo ritmo que se abrían centros hospitalarios. En Departamento de Salud tiene convocada una OPE de 3.535 plazas que se desarrollará a lo largo de tres años.
Salud anunció el pasado lunes que reforzará la oferta de plazas para residentes de cara a 2021. Será la mayor convocatoria jamás realizada por Euskadi, con 490 plazas. Uno de los refuerzos esenciales va destinado a la figura del Médico de familia, así como servicios como pediatría. Actualmente Osakidetza cuenta con una plantilla estructural de 27.600 trabajadores, a los que se suman miles de empleados interinos que cada día prestan servicio dentro de la estructura sanitaria. Una plantilla con un elevadísimo componente femenino, siete de cada diez trabajadores del Sistema Vasco de Salud son mujeres.
Precisamente el alto coste de la plantilla es la que absorbe la mayor parte del presupuesto que a través de contratos-programa (contratos con objetivo prefijados) sufraga el Gobierno. El año pasado el gasto de personal requirió el 67% del presupuesto.
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