Javier Maroto (Vitoria, 1972), portavoz del PP en el Senado, analiza en una entrevista para El Independiente las diferencias que separan a su formación política de la que dirige Santiago Abascal, aunque asegura que necesitaría "400 páginas" para apuntarlas todas. Subraya no compartir, por ejemplo, "líneas rojas" como que Vox considere que éste "es el peor Gobierno en 80 años" o que se niegue la violencia contra las mujeres, lo que a su juicio implica "dar un paso atrás en 50 años". Apela Maroto al "voto útil" del centroderecha y asegura que sólo si el PP se convierte en la "lista más votada" y no se divide el voto, será posible desalojar a Sánchez de la Moncloa. Y defiende el giro al centro de su partido con uñas y dientes como la única fórmula posible para "cambiar las cosas" frente al "ruido" de los que sólo "dicen 'no' y nada más que 'no' a gritos".
Pregunta.- El Congreso acaba de aprobar la ley de eutanasia. ¿Por qué el PP se ha posicionado en contra?
Respuesta.- En España siempre se tropieza con la misma piedra. Nunca se hace un esfuerzo por consensuar temas de carácter social entre las diferentes organizaciones políticas. Esto ha pasado desde el principio. Los debates sobre el sufragio universal fueron convulsos, igual que los del divorcio o los del aborto o cuando Ciudadanos introdujo la gestación subrogada. Pero porque fueron debates que no estaban consensuados. En este caso, el PSOE ha tirado de programa electoral y ha buscado de una mayoría exigua si tratar de buscar un consenso. Todos los temas sociales requieren un debate sosegado.
P.- ¿Entonces el PP ha votado 'no' sólo porque el PSOE no ha querido negociar los términos de la ley con la oposición?
R.- No es exclusivamente un aspecto de formas, que también. El PP no quiere que nadie esté sufriendo una muerte agónica. De hecho, en muchas de nuestras comunidades autónomas se aprobaron leyes para favorecer una muerte digna que incluían los cuidados paliativos. No es una cuestión de decir que no, sino de saber qué se está aprobando y qué efectos tiene. Para algunas personas, la palabra eutanasia es simplemente derecho a una muerte digna. Y para otras, es una invitación a dejar de estar, una línea que te marca el Estado. Si algo ha fallado en este tema es el de no tratar de buscar un espacio para el análisis.
P.- En esta votación el PP ha vuelto a quedar alineado con Vox.
R.- En el Congreso sólo hay tres botones: sí, no y abstención. Pasarnos toda la legislatura viendo si coincides o no con el de al lado no tiene sentido. PP y Vox no son partidos similares. Vox no es el PP diciendo las cosas más fuertes. Es un partido que tiene una visión de España muy distinta a la nuestra.
P.- ¿En qué se diferencian?
R.- Necesitaría una entrevista de 400 páginas para poder decir todo lo que nos diferencia de Vox. Por resaltar varias ideas, ellos consideran que la dictadura de Franco es mejor que el Gobierno actual. Para nosotros eso es una línea roja. Cualquier Gobierno en democracia es mejor que una dictadura. Eso es una España en blanco y negro que nosotros no compartimos. En segundo lugar, a Vox le repele Europa y el PP es un partido profundamente europeísta. La Europa que quiere Vox sería la de cada país pegándose por la vacuna, y España, con Sánchez al frente, estaríamos a la cola con Uganda para recibir la vacuna. Vox no cree en Europa, y nosotros decimos que ahora es más importante para España que nunca. En tercer lugar, Vox está con Trump en el negacionismo del cambio climático. Nosotros consideramos que la sostenibilidad del medio ambiente es un valor irrenunciable. Que Vox esté tan atrasado que no lo contemple es una prueba más de las divergencias que tenemos.
En cuarto lugar, para Vox la violencia que sufren las mujeres por el hecho de serlo es comparable a la violencia contra un anciano, contra un niño o contra un hombre, cuando sí existe violencia expresa por el hecho de ser mujer. Que en estos momentos haya que estar explicándole esto a Vox es como dar un paso atrás en 50 años.
Vox no es el PP diciendo las cosas más fuertes. Tenemos visiones distintas sobre España
P.- ¿Considera que Vox representa la extrema derecha?
R.- Vox ha demostrado no sólo por las palabras, sino también por los hechos que es la ultraderecha. El PP está con Merkel. Vox está con Le Pen. Le Pen es la extrema derecha francesa. Pues ya está.
P.- Casado rompió oficialmente con Abascal durante la moción de censura. Si es la ultraderecha, ¿no debería haberlo hecho antes?
R.- No necesariamente. En España se ha vivido un proceso distinto al de Europa en su relación con la extrema derecha, como en Francia con Le Pen o en Alemania con los partidos neonazis, que son la familia de Vox. Aquí las elecciones de Andalucía fueron un hecho histórico, y el PP hizo una reflexión estratégica, que era la siguiente: ¿Podemos permitirnos no hacer un cambio en Andalucía? La respuesta fue que no. No podíamos permitírnoslo. Fuimos consecuentes, y aunque el gobierno de coalición fue con Ciudadanos, sí tuvimos que mantener una relación cordial con Vox, que se mantiene hasta el día de hoy. En Europa, sin embargo, el PP no mantiene relación con la extrema derecha porque plantea proyectos de ruptura, de insolidaridad, de rechazo al euro y a la diversidad, y llevan un discurso con tintes misóginos, homófobos y xenófobos. Esa es la realidad.
P.- Le veo cómodo con esa ruptura.
R.- El espacio de centro es donde yo he militado siempre. Estoy cómodo ahora, pero nunca he dejado de estarlo.
P.- Sin embargo, con la coyuntura actual, es difícil pensar que haya algún partido que pueda obtener mayoría absoluta en unas elecciones generales, al menos en el corto plazo. ¿PP y Vox están condenados a entenderse?
R.- El próximo presidente del Gobierno será aquel que consiga sacar un escaño más que el otro. No hay más. Si votamos divididos, Sánchez se queda. Si votamos separados, Sánchez aplaude. Por muchos motivos que puedan diferenciar a los votantes de PP, Vox y Ciudadanos, todos compartimos que Sánchez es un peligro para España. Sólo si hacemos que el PP sea la lista más votada, podremos sacar a Sánchez.
Que haya que estar explicándole a Vox que sí existe violencia contra las mujeres es como dar un paso atrás en 50 años
P.- ¿Qué estrategia seguirán para recuperar a aquellos votantes que se marcharon?
R.- Hay que apelar al voto útil. La hoja de ruta se llama sentido común. Pablo Casado es la mejor vacuna contra el virus de la crispación, tanto de Sánchez como de Abascal.
P.- Hay quien cree que el PP tiene miedo de un sorpasso de Vox en Cataluña.
R.- No va a haber ningún sorpasso, ni en España ni en Cataluña, porque hay cada vez más españoles que entienden la reflexión de que si divides el voto, gana tu adversario. Esa situación de división acompañó a la izquierda durante décadas con PSOE e Izquierda Unida, lo que llevó en muchas ocasiones a gobernar al PP. No caigamos en esa trampa.
P.- ¿Es posible un entendimiento entre PSOE y PP a día de hoy?
R.- El PP votó tres prórrogas del estado de alarma. Ha votado hasta siete decretos económicos del PSOE en los últimos meses. Yo creo que, aunque haya cuestiones en las que tenemos diferencias, nos hemos movido por responsabilidad. El PP y el PSOE se entienden en cuestiones de Estado, a pesar de todo. Los partidos que dicen que 'no' y nada más que 'no' a gritos no consiguen cambiar las cosas.
P.- ¿Hay un acuerdo cerrado para renovar el CGPJ?
R.- No, porque aún no hemos escuchado al PSOE sin ponerse colorado que quiere que los jueces elijan a los jueces. Cuando les escuchemos decir que los políticos ya no van a elegir a los jueces, entonces ese día es muy probable que se pueda formalizar un acuerdo.
P.- ¿Significa que flexibilizarán el resto de condiciones, como que Podemos no esté en la negociación?
R.- No. La ley no dice que tenga que renovarse el CGPJ entre el Gobierno y la oposición, eso es otra mentira de Sánchez. Lo que dice es que se tiene que renovar con tres quintos del Congreso, lo que suman PSOE y PP, independientemente de que en el Gobierno haya otras formaciones. Podemos no hace otra cosa que pegarle patadas a la jefatura del Estado, a los medios de comunicación y a la judicatura. ¿Cómo vamos a pactar la renovación de los jueces con quien los ataca? No tiene sentido.
Pablo Casado es la mejor vacuna contra el virus de la crispación, tanto el de Sánchez como el de Abascal
P.- ¿Logrará Sánchez agotar la legislatura?
R.- La legislatura durará exactamente lo que Sánchez pueda camuflar las malas cifras económicas. Cuando vuelvan a ser insostenibles como ha ocurrido en todos los gobiernos socialistas, ese mismo día será el que muchos españoles vuelvan a recurrir al PP como el partido que sí sabe de economía.
P.- ¿Qué opina de que el Gobierno presuma de haber logrado una "alianza histórica" con Bildu?
R.- Yo opino lo que Fernández Vara, que tuvo que ir a la farmacia a ir a comprarse unas pastillas para no vomitar. Y no es el único socialista que lo piensa.
P.- Para usted, ¿quién sería el candidato idóneo para presidir el PP de Madrid?
R.- Hemos aprobado un calendario de congresos para el próximo año y, si la pandemia lo permite, los congresos regionales no arrancarán hasta después de verano de 2021. Por tanto, no hemos iniciado ese período de reflexión. Que surjan debates antes de tiempo será muy interesante para los medios de comunicación, pero el proceso no ha comenzado.
P.- ¿Es Ayuso el nuevo 'verso libre' del PP, como se denominó a Cayetana Álvarez de Toledo?
R.- A mí Isabel Díaz Ayuso me parece una persona valiente, una política de raza que habla claro y que defiende a Madrid sin límites. El problema que ha tenido Sánchez es que con tanto atacarla se han enterado hasta fuera de Madrid que la gestión de la pandemia de Ayuso ha sido ejemplar. Y ha defendido a los madrileños frente a ese ataque de Rufián y Sánchez para subirles los impuestos. Estoy muy de acuerdo en que quiera convertirse en la peor pesadilla del independentismo.
Isabel Díaz Ayuso es una persona valiente y una política de raza.
P.- ¿Está Ciudadanos condenado a desaparecer?
R.- No entramos a valorar la situación de otros partidos. La relación que tenemos con Ciudadanos es buena, de respeto mutuo y lealtad, aunque pueda haber excepciones. Lo que pueda venir en el futuro estará siempre dentro de esa línea de máxima cordialidad.
P.- ¿Qué le parecería el fichaje de Albert Rivera o de José Manuel Villegas?
R.- No me corresponde a mi responder a esa pregunta, porque es una decisión que toma la dirección del partido. Pero hasta donde yo sé, Albert Rivera ha dicho que quería volver a la política. Más allá de eso, mantengo una excelente relación con los anteriores líderes de Ciudadanos.
P.- Con Arrimadas, ¿prefiere alianza o absorción?
R.- Cuando llegue la convocatoria electoral, veremos cuál es la mejor opción. No se trata de descartar nada. En estos momentos, lo único que nos interesa con Ciudadanos es mantener la relación de cordialidad y eficacia en la gestión de las comunidades autónomas en que compartimos Gobierno.
P.- ¿Cree que las polémicas con el emérito pueden pasar factura a Felipe VI?
R.- Más allá de la opinión que tenga sobre el emérito y de las noticias que salen, el debate es otro y es muchísimo más serio. Hay gente que se está aprovechando de que el Pisuerga pasa por Valladolid para derrocar un sistema que ha dado muchísima estabilidad y buenos frutos a España. Hay un ataque directo a la monarquía como institución. El PP mantendrá su absoluta defensa hacia Felipe VI y a la monarquía como piedra angular del engranaje institucional del país.
P.- Ha estado en el centro de varias polémicas. En la última, María Jesús Montero le ha acusado de atacar a Andalucía por meterse con su acento, en relación a la alusión que usted hizo en el Senado sobre el término "chiqui", que tanto utiliza la ministra. ¿Qué opina?
R.- María Jesús Montero no se entera de la fiesta ni se ha enterado nunca. Cuando yo aludí a la frase "eso se arregla, chiqui, eso se cuadra", no me estaba riendo de la expresión, sino de cómo cuadra a machetazos los Presupuestos sin ningún criterio. Aludí a aquella frase porque fue la que utilizó ella para explicarse ante los medios de comunicación. Tengo muchos amigos andaluces, y cuando me dicen 'miarma' o 'quillo' les entiendo a todos perfectamente. Incluso entiendo a la ministra Montero, a pesar de sus dificultades para hacerse entender políticamente hablando, más allá de su acento.
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