Este año habrá más televisores encendidos. La audiencia será similar, quizá más dispersa, en cenas de 6 o 10 personas. Mañana por la noche en muchas casas el Rey volverá a aparecer como un adorno navideño más, como un sonido de fondo que indica que es hora de ir sentándose a la cena. En otras tantas su imagen no aparecerá, tampoco en esta singular Nochebuena la Monarquía estará invitada como ‘comensal telemático’. En las menos, quizá el morbo encienda el televisor de quienes aspiren a analizar milimétricamente la presencia o ausencia de referencias de Felipe VI a su padre, al Rey ‘emérito’.
Lo que parece claro es que en Euskadi habrá muchas más de las segundas, de las apagadas, que de las primeras. Históricamente en el País Vasco la mayoría de los televisores no se encienden para escuchar al Jefe del Estado. Las listas de audiencias le situarán, como ha sucedido en los últimos años, en el furgón de cola de todo el país. Sólo Cataluña optará por disputárselo.
No ayudará que la televisión pública vasca vuelva a ignorar el único discurso fijo en la agenda real anual. Desde 2011 las previsiones de ETB no incluyen en ninguno de sus cuatro canales conectar con la Zarzuela horas antes de que el ‘Olentzero’ irrumpa en los hogares vascos para dejar regalos o carbón. Sólo en tiempos del Gobierno socialista de Patxi López -entre 2009 y 2011- el discurso real logró asomar en el Ente público. Lo hizo en aras a la recuperación de la ‘normalidad institucional’, argumentó entonces su máximo responsable, Alberto Surio.
Desde entonces, ninguno de los tres Gobiernos de Iñigo Urkullu ha considerado que el discurso navideño merece ser difundido en la televisión pública vasca. La monarquía no es una institución con respaldo mayoritario en el País Vasco pese a que sí suscita un gran interés en tertulias y espacios informativos, habitualmente con un tono crítico.
La institución peor valorada
El último caso ha sido el discurso que Felipe VI dio el pasado 18 de marzo tras la declaración del Estado de Alarma y días después de que comunicará que renunciaba a la posible herencia irregular de su padre. En aquella ocasión, pese a ser la Comunidad Autónoma donde menos interés suscitó, el 53% de los vascos que veían la televisión a esa hora estaba siguiendo el mensaje del monarca. En las pasadas Navidades Felipe VI obtuvo en el País Vasco una cuota de pantalla del 43%, la segunda más baja tras el 37% de Cataluña.
A falta de pregunta en el CIS, otras encuestas confirman que la opinión de la sociedad vasca en torno a la Monarquía no es buena. El último sondeo realizado por la Universidad de Deusto en noviembre de este año afirma que la monarquía es la institución peor valorada de todas, por detrás de la Iglesia. De 0 a 10 los vascos entrevistados en el ‘Deustobarómetro’ le puntúan con una 1,2.
Reflejo de todo ello es la composición del Parlamento Vasco, en el que 69 de sus 75 diputados pertenecen a formaciones que se declaran republicanas, unas con una actitud de respeto hacia la monarquía y otras de rechazo activo. Entre estas últimas figuran EH Bildu y Podemos, y entre las primeras el PSE y el PNV. Quienes abiertamente defienden la institución que encabeza Felipe VI aparecen PP, CS y Vox. La última visita del Rey a Euskadi, la incluida dentro de la gira que los monarcas realizaron por todo el país, se saldó con más muestras de rechazo que de apoyo pero sobre todo con una indiferencia generalizada por parte de la sociedad vasca y que contrastó con la buena acogida en otras comunidades autónomas.
'Cortesía' sí, 'pleitesía' no
En el caso del PNV la defensa de una república vasca independiente le sitúa en la misma vía que EH Bildu en cuanto al modelo del Estado. Sin embargo, los nacionalistas que lidera Andoni Ortuzar se limitan por ahora al cuestionamiento más formal que de fondo y han evitado promover iniciativas para suprimir el sistema monárquico. El lehendakari Iñigo Urkullu ha defendido siempre que con la monarquía se debe mostrar “cortesía” pero no “pleitesía”. No ha dudado en recibir a Felipe VI y a Juan Carlos I siempre que han visitado el País Vasco y lo ha hecho evitando cuestionarles en su presencia.
Pero ello no ha evitado la crítica de un lehendakari que se declara republicano y que incluso llega a defender la necesidad de “republicanizar” la actual monarquía. La fórmula por la que apuesta pasa por instaurar los mismos criterios de transparencia, rendición de cuentas y renovación de elección que se aplican en una república. Para Urkullu el actual modelo institucional que rige la jefatura del Estado en España es “anacrónico”. Defiende incluso que sería deseable que la designación de quien ocupe la jefatura del Estado no venga determinada por un linaje o una herencia familiar sino por designación de la ciudadanía a través de referéndums ‘generacionales’.
Del Rey actual el lehendakari suma más decepciones que esperanzas. Tras la abdicación de Juan Carlos I en Felipe VI el 19 de junio de 2014 intuyó una puerta abierta a un nuevo modelo en el que la plurinacionalidad del Estado tuviera un peso significativo en el modo de ejercer la jefatura del Estado. Desde entonces Urkullu no ha ocultado la decepción por actuaciones del Rey. Fue especialmente crítico con el monarca en la crisis de Cataluña o por la falta de respaldo a las aspiraciones de singularidad de territorios históricos como el vasco. Urkullu ha reclamado en reiteradas ocasiones la necesidad de reforzar el papel de árbitro “imparcial” del jefe del Estado y no de agente activo de una de las partes en el enquistado conflicto territorial español.
Televisores apagados
El comportamiento del monarca ‘emérito’ y la aparición de las posibles irregularidades han colmado el vaso de la crítica de Urkullu y del nacionalismo en su conjunto. “¿Cómo es posible que una persona pueda campar a sus anchas sin control?”, se preguntó tras la aparición de los primeros escándalos en torno al anterior rey.
En apenas un día miles de televisiones de nuestro país se encenderán para escuchar a Felipe VI, para comprobar cómo aborda el escándalo real que ha marcado este año a la institución. Otros tantos no se molestarán en encenderlas. En el PNV sólo lo verán por obligación crítica, no por devoción. En Sabin Etxea han convocado ya la comparecencia del día 25 de su portavoz en el Congreso, Aitor Esteban, y que se augura, como todas las precedentes, crítica con el contenido y con la institución.
Euskadi hace décadas que primó la república frente a la monarquía. La historia revela que muchos ciudadanos de origen vasco sirvieron a reyes y reinas españoles, algunos con grandes logros. También que otros muchos precipitaron la proclamación del a república, como ocurrió el 14 de abril de 1931, cuando la localidad guipuzcoana de Eibar fue la primera en proclamar la II República española. Hoy, en pleno siglo XXI, la mayoría social de Euskadi está marcada más por la indiferencia que por la vocación real o republicana.
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