Unidas Podemos fue quien abrió el melón sobre una posible ley de la Corona, y el PSOE ha cogido el testigo. La expectación en torno a las palabras que Felipe VI pronunciase esta Nochebuena venía, en parte, por las implicaciones que conlleva el discurso del Rey en el plano político, ya que la referencia al "espíritu renovador" de la institución que él comanda ha sido el combustible que Sánchez necesitaba para abrir la puerta a impulsar una reforma legislativa sobre el estatus de la Corona en el año que comienza, eso sí, en coordinación con los dictados de Zarzuela.
Aunque no quiso profundizar el jefe del Ejecutivo durante su balance de 2020 -que éste año vino acompañado de una triunfal rendición de cuentas- en cómo materializará el Gobierno la regulación para avanzar en la "renovación" de la monarquía española, sí trasladó la sensación de que no quería demorar la cuestión y que su intención era la de trabajar en el proyecto no sólo junto a la Casa Real, sino también junto al principal partido de la oposición. De hecho, se mostró dispuesto a analizar cómo puede "participar" el PP en esa "hoja de ruta de renovación que necesita nuestra democracia".
Casado, a preguntas de los periodistas, no cerró la puerta al "diálogo" con el PSOE sobre la reforma de la Corona, siempre y cuando cualquier modificación legislativa sirva que se ponga encima de la mesa sirva para "refozar la monarquía" frente a los "ataques" de los de Iglesias y no se toque la Constitución.
Fuentes del PP explican, no obstante, que consideran que "no es el momento" para abrir el debate sobre la Casa Real -y así se lo ha hecho saber Casado a Sánchez durante la comparecencia de este martes- ya que, con la coyuntura actual, implicaría "desviar el foco" de las cuestiones "que importan a los españoles" -la pandemia del coronavirus continúa azotando el país y los efectos de los coletazos económicos y sociales de la crisis sanitaria se intensificarán en 2021-. "Es un debate que no toca. Una reforma de la Corona ahora sólo fomentará la división de los españoles cuando más se demanda unidad", comenta otro dirigente popular. "En mitad de una crisis institucional, no es conveniente abrir una crisis constitucional", sentenció el propio Casado, poniendo ya, de antemano, sus cartas encima de la mesa: si se toca la Carta Magna, dará un paso atrás.
Se trata de la misma tesis que defienden, aunque en privado, en Ciudadanos, desde cuya formación consideran que, "al margen de que pueda hacer falta o no" el impulso de una ley para regular la Casa Real, es un asunto que "no se puede abordar en caliente y menos aún a iniciativa de quienes la única ley que quieren para la Corona es la que permita acabar con ella", ya que, aunque es una cuestión que lleva recorriendo los pasillos de Moncloa durante meses, fue el presidente de Podemos en el Congreso, Jaume Asens, quien hizo el anuncio oficial el pasado 24 de diciembre. "Es una institución que se ha rodeado de privilegios y de opacidad y necesita mecanismos de control democrático", suscribió el dirigente morado.
Ambas formaciones defienden no obstante que, si Sánchez quiere contar con su apoyo parlamentario -el PSOE se inclina especialmente a encontrar al menos algún punto de acuerdo con el principal partido de la oposición- deberá alejarse de las pretensiones de Podemos, que aspira directamente a "aniquilar" el régimen actual.
No encontrará esa mano tendida en Vox, desde cuya formación se ha venido defendiendo que las únicas intenciones de Moncloa respecto a una hipotética ley de la Corona en la que se podría revisar, por ejemplo, la inviolabilidad del Rey, es la de querer "derribar la monarquía" para que Sánchez se convierta en "jefe del Estado". Tampoco hay dudas en Vox que el Ejecutivo tocará la Carta Magna y "violará el orden constitucional", como manifestó el líder de la formación, Santiago Abascal, hace meses cuando comenzó a discutirse la cuestión.
Sánchez ha preferido ser cauto y no explicar, al menos de momento, en qué se concreta esa "hoja de ruta" en la que, asegura, está trabajando con la Casa Real, y se limitó a decir que los detalles "se irán conociendo", al parecer, más pronto que tarde. Chocan sin embargo estas palabras con las que sostuvo el dirigente de Unidas Podemos, Jaume Asens, hace unos días, cuando anunció que su formación presentaría la polémica ley de la Corona "en los próximos meses" y que la iniciativa estaba ya muy adelantada, por lo que se prevé un choque de trenes (otro) entre los socios gubernamentales por la cuestión de la monarquía si Sánchez prefiere esperar a que Zarzuela marque el ritmo.
Según desgranó Asens, la nueva ley debería regular, por ejemplo, los discursos de Felipe VI y lo que "puede o no puede decir" en sus intervenciones públicas, así como reforzar la transparencia de la institución para que los ciudadanos sepan "a dónde va cada euro de sus bolsillos destinado a la Casa Real". Pero hay otras cuestiones encima de la mesa, entre ellas la modificación de la inviolabilidad del Rey e, incluso, la expulsión de Juan Carlos I de la familia real por sus negocios opacos en el extranjero. El debate, aunque la oposición reniegue, ya ha comenzado.
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