Al menos un "gesto", que dé muestras de que ha recibido el mensaje y toma alguna medida que, con efecto inmediato, palíe en algo la subida del recibo de la luz. Eso es lo que Unidas Podemos pide a su socio de Gobierno a sabiendas que la reforma del mercado eléctrico es un proyecto a más largo plazo. Intentan los morados que el sector socialista apruebe alguno de los aspectos que recoge el acuerdo de investidura, por ejemplo, en lo que llaman los impuestos "caídos del cielo", esto es la diferencia entre el precio producción y los ingresos extras de las eléctricas.
Y en este punto vuelven a chocar con el triunvirato habitual, esta vez encabezado por la vicepresidenta cuarta y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, a la que siguen la responsable del área económica, Nadia Calviño, y la titular de Hacienda y portavoz gubernamental, María Jesús Montero.
Del otro lado están los dos negociadores de vicepresidencia segunda, esto es, los secretarios de Estado de Derechos Sociales y de Agenda 2030, Nacho Álvarez e Ione Belarra, respectivamente.
Pocas posibilidades de acuerdo
Unos y otros llevan hablando estos días con pocos resultados prácticos, según ha podido saber El Independiente. En Unidas Podemos se defienden bajo el argumento de que son conscientes de que el Gobierno no puede decidir el precio de la luz, pero el Ejecutivo, aducen, tiene herramientas para que baje algún capítulo del enrevesado recibo eléctrico.
No se menciona tanto su vieja reivindicación de nacionalización de alguna empresa distribuidora, lo que provoca escalofríos en el equipo económico del Gobierno por lo que tiene de introducir un elemento de inseguridad jurídica para las empresas del sector.
Hay pocas posibilidades, al menos por el momento, de llegar a un acercamiento. Bien es cierto que la estrategia de los morados es tensar la cuerda para ir ganando terreno. Algunas veces lo consigue, otras, como la subida del salario mínimo interprofesional (SMI), que se saldó con un fracaso a pesar del convencimiento de Pablo Iglesias de que doblaría el pulso a Pedro Sánchez.
PSOE y Unidas Podemos, cómodos en sus discrepancias sobre el emérito
El otro tema de confrontación, esto es, la comisión de investigación sobre las tarjetas black que manejó el Rey emérito y por las que regularizó su situación ante la Hacienda Pública, tiene más de escenografía que otra cosa. Con el acuerdo de coalición se pactaron también las discrepancias y este es un asunto en el que los socios de gobierno pilotan bien sus diferencias, es más, las acentúan.
Este miércoles se volvió a rechazar por enésima vez una comisión de investigación parlamentaria a pesar de contar con el aval de los letrados de la Cámara Baja, que esta vez no pudieron alegar la inviolabilidad del Rey, por tratarse de cuestiones posteriores a su abdicación y, ni siquiera aludieron a su habitual argumento respecto a que el Parlamento no pude fiscalizar a la Casa Real.
Pero otra cosa es la bronca a costa de la factura eléctrica. Se une a un listado cada vez más amplio de temas pendientes para esta legislatura que ponen a prueba la salud de la coalición, a saber, factura eléctrica, smi, la reforma laboral y la ley trans.
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