No son pocas las autonomías que consideran que el decreto de estado de alarma que logró aprobar el Gobierno de Pedro Sánchez en las Cortes el pasado 29 de octubre con una vigencia de seis meses ha quedado ya obsoleto por la propia naturaleza de un virus que se ha desbocado en esta tercera ola. La incidencia acumulada se ha disparado en prácticamente toda la geografía nacional al término de las festividades navideñas. Y las herramientas jurídicas que contempla el Ejecutivo en el decreto inicial son, a juicio de diversas comunidades autónomas de uno y otro signo político, insuficientes para controlar el actual volumen de contagios.
Flexibilizar el toque de queda ha sido una petición que han secundado la mayoría de los territorios, pero la rebelión autonómica frente a las reticencias del Gobierno a modificar el vigente documento -o a reescribir otro- no se quedará ahí. En la reunión clave de este miércoles del Consejo Interterritorial de Salud diversas regiones solicitarán a Moncloa que permita a las autonomías -como autoridades competentes delegadas- decretar confinamientos domiciliarios allí donde estimen preciso, una modificación que, en caso de lograr "consenso" en la Interterritorial, debería someterse al refrendo de la Cámara Baja. El decreto actual autoriza únicamente los confinamientos perimetrales, pero no el encierro de la población en sus casas.
Si las nuevas restricciones -entre ellas adelantar aún más el toque de queda cuando resulte aprobado- no dan resultado en los próximos días, comunidades autónomas como Castilla y León, Asturias, Andalucía o Murcia ya se han mostrado favorables a optar por un confinamiento corto y severo, similar al del mes de marzo, una solución que también proponen algunos expertos para frenar de forma efectiva la curva ascendente de contagios. Pero para ello, Moncloa debería impulsar otro decreto de estado de alarma y recabar, de nuevo, los apoyos parlamentarios necesarios para activarlo.
Otras autonomías que también sopesan esta posibilidad son Castilla-La Mancha o La Rioja, todas ellas gobernadas por el PSOE, lo que eleva la presión sobre los hombros del Ministerio de Sanidad. Tampoco Extremadura, con la incidencia acumulada más alta de España (1412,46 casos por cada 100.000 habitantes), cierra la puerta a decretar un confinamiento de estas características, aunque en este caso se apuesta por "agotar todas las posibilidades" antes.
La que se cierra en banda tanto a adelantar el toque de queda como a decretar un confinamiento domiciliario es la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que sirve de contrapunto en el PP a la visión del resto de barones autonómicos del partido. "Conmigo que no cuenten", sentenciaba este martes la líder madrileña sobre la cuestión. Sin embargo, fuentes del citado ejecutivo regional aclaran que no se opondrán a que se module el decreto de estado de alarma siempre y cuando sólo se "flexibilicen" sus términos para que las comunidades autónomas puedan actuar con seguridad jurídica en base a sus criterios.
Castilla y León fue quien abrió la caja de pandora al decretar de forma unilateral el toque de queda a las 20.00 horas de la tarde, saltándose lo establecido en el decreto de estado de alarma del Gobierno central. En respuesta, Moncloa judicializó el asunto, y lo que podría haberse quedado en un conflicto más entre el Ejecutivo central y una autonomía se ha convertido en una reivindicación generalizada de gran parte de las autonomías, sin distinguirse esta vez por signo político.
Sanidad se reafirma: las medidas actuales "funcionan"
Por el momento, y ante la avalancha de propuestas en este sentido, el Gobierno se abre únicamente a "evaluar" la flexibilización del toque de queda una vez sean escuchadas las iniciativas y argumentos de todas las comunidades autónomas en el Consejo Interterritorial de Salud, pero se resiste a adoptar una posición parecida en el ámbito de los confinamientos domiciliarios, ya que en la práctica implicaría un nuevo decreto de estado de alarma.
"Las comunidades autónomas cuentan con las herramientas necesarias para doblegar la curva, como se consiguió en la segunda ola, y con la posibilidad de aplicar medidas adecuadas a su territorio en el marco del estado de alarma y de sus propias competencias", justifican desde el Ministerio de Sanidad.
A juicio de las fuentes consultadas, las autonomías ya están aplicando "duras medidas" que "restringen los movimientos de la población" y que, en suma, ya suponen una forma de "confinamiento domiciliario nocturno", en este caso en lo referente al toque de queda. "La experiencia muestra que si se cumplen las medidas y se espera a ver sus resultados, estas medidas funcionan", sentencian.
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