Las elecciones catalanas de 2017 registraron una participación histórica, del 79 %, que los politólogos coinciden en vaticinar que quedará lejos de las cifras del 14F, no solo por el efecto del Covid sino también por el "hartazgo" de la sociedad tras años de hipermovilización.
Analizan esta cuestión en Efe el profesor de Ciencias Políticas de la UPF Toni Rodon, la profesora de comunicación de la URV Carlota María Moragas, el profesor de Ciencia Política de la UB Jordi Muñoz y el consultor de comunicación política en Ideograma Xavier Peytibi.
Precedentes internacionales
"Lo que sabemos de las elecciones celebradas en distintos lugares hasta la fecha es que, en general, la pandemia tiene un efecto negativo sobre la participación", explica Muñoz.
El referente más reciente -y también el más próximo geográficamente- es el de las elecciones presidenciales portuguesas del pasado 24 de enero: la abstención escaló casi diez puntos y se situó por encima del 60 %.
Otro ejemplo es el de la segunda vuelta de las elecciones municipales en Francia, celebradas en junio, donde la participación cayó más de un 20 %, hasta quedarse en el 41,6 %.
Una excepción, destaca Muñoz, es el caso de Estados Unidos, donde la polarización de los comicios que enfrentaron a Joe Biden y Donald Trump movilizó prácticamente al mismo porcentaje de votantes que cuatro años antes.
Otro precedente reciente son las elecciones vascas y gallegas del 12 de julio de 2020, celebradas tras la primera ola de la pandemia: en Galicia la participación se quedó en casi el 49%, mientras que en el País Vasco también cayó, hasta el 50,78%.
El efecto de la pandemia en Cataluña
En el caso del 14F, Cataluña afronta la convocatoria -que el Govern intentó aplazar sin éxito al 30 de mayo- en plena tercera ola pandémica, con un alto índice de contagios y con los hospitales muy tensionados.
Ante este contexto, apunta Peytibi, "solo las personas que están politizadas tienen claro que irán a votar", mientras que muchos otros tienen dudas sobre si hacerlo.
Estos indecisos, coinciden los expertos, se decantarán por una u otra opción en función de la "percepción" que tengan sobre estas dos cuestiones: ¿Ir a votar supone un riesgo para la salud? ¿Es muy complicado?
En el primero de los puntos, explica Rodon, influirá la incidencia del virus que haya en el momento de las elecciones, ya que en las zonas donde hay muchos contagios la gente se queda más en casa; en el segundo, apunta Muñoz, dependerá de factores como si se dispone del tiempo y los medios para pedir el voto por correo o si han cambiado el colegio electoral habitual por otro que está más lejos.
Rodon agrega que, aunque se hayan habilitado franjas para que los contagiados o personas en cuarentena vayan a votar, es probable que algunos de ellos prefieran no salir a la calle y se abstengan.
Procés en horas bajas
"Con pandemia o sin ella, es obvio que la participación en estas elecciones será menor que la de 2017, porque entonces se movilizó mucha gente que no suele votar y que se activó porque la sociedad estaba muy polarizada", afirma Peytibi.
El consultor destaca el papel que jugaron entonces los medios de comunicación para movilizar al electorado: "Las cadenas más importantes estuvieron hablando constantemente en sus programas de más audiencia de lo importantes que eran las elecciones en Cataluña".
Rodon también cree que el abstencionismo habría crecido aunque no existiera el coronavirus y señala que "la gran duda" es saber si la participación se parecerá a la de 2012 y 2015, cuando con el procés ya en marcha el porcentaje de votantes en las elecciones autonómicas se equiparó con el de las generales, o si se volverá "a niveles pre 2010", cuando en muchas ocasiones no se pasaba del 60 %.
El debate sobre la legitimidad
"Una vez se conozcan los resultados, veremos cómo los 'perdedores' culpan a la baja participación de sus malos resultados", augura Moragas.
Aunque destaca que una participación elevada ayuda a que los ciudadanos vean el resultado como un reflejo de la voluntad general, descarta que una abstención alta pueda abrir un debate en torno a la "legitimidad" del resultado similar al que hubo en Estados Unidos de la mano de Trump.
"Hay que ser muy claros: desde el punto de vista jurídico, la participación no tiene ningún impacto en la legitimidad. Todo el mundo tiene derecho a voto y se ponen las facilidades necesarias para que se ejerza. Desde el punto de vista jurídico, aquí acaba la cosa. Otra cosa es el debate político, es evidente que cuanta más gente participa, más representativo es", expone Muñoz.
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