Moncloa se prepara para el peor de sus escenarios, esto es, que la fuerte apuesta por Salvador Illa a la presidencia de la Generalitat se vea frustrada en las elecciones del próximo domingo. La situación es tan abierta, con tres partidos prácticamente empatados, esto es, PSC, JxC y ERC, que todo va a descansar en la capacidad de movilización del electorado que tenga el ex ministro de Sanidad. Y, por ello, el Gobierno prefiere ir enfriando las expectativas para refugiarse en que, al menos, la presencia de Illa en estos comicios "provocará un estancamiento del independentismo" que evitará que supere "el 50 por ciento de los votos". Así, van poniendo la venda antes de la herida, si es que ésta llega a producirse, porque lo cierto es que por vez primera en doce años se abre la puerta a un posible triunfo del socialismo catalán.
Sin el actual candidato, el PSC, con Miquel Iceta a la cabeza, no hubiera tenido si quiera la posibilidad de aspirar al título. Y eso lo atestiguan trackings internos que incluso han apuntado, según los días, a un posible triunfo en votos y escaños como el de Inés Arrimadas en diciembre de 2017. No obstante, las diferencias porcentuales entre las tres primeras formaciones son tan exiguas que la noche electoral dependerá de una "photo finish".
Pero si bien el "efecto Illa" es real, está lejos de provocar un vuelco en el mapa político catalán. A eso se une una ley electoral que no favorece más que al independentismo. Y ante la eventualidad de que el plan de Moncloa y el PSC encalle, se van ensayando otros argumentos.
La sombra de la repetición electoral
Si los secesionistas ganan pero no suman más del 50 por ciento de los votos, -que sí de los escaños en el Parlament-, se le atribuirá a Illa el mérito de ese estancamiento, aunque suponga en buena medida la vuelta a la casilla de salida en ese día de la marmota en que se convirtió la política catalana hace años con una sociedad cruelmente partida por la mitad. De hecho, forma ya parte del discurso político y mediático catalán el riesgo de una repetición electoral.
Además, los socialistas podrán argumentar que su candidato ha conseguido sacar al PSC del pozo en el que acabó hace poco más de tres años cuando tuvo que conformarse con el cuatro puesto del ranking ante el ascenso fulgurante de Ciudadanos y 17 escaños, sólo 1 más que en las autonómicas de 2015 cuando los naranjas no eran una amenaza.
Todo apunta a una "más que considerable recuperación electoral", según los mismos medios gubernamentales y que las encuestas con intención de voto confirman, pero ese no era el objetivo de la controvertida decisión de sacar a Illa del Ministerio de Sanidad en el peor momento del tercer pico de la pandemia del coronavirus para limitarse a ser portavoz de los socialistas catalanes en el Parlament.
Sánchez replica a Iglesias que el PSOE es "la izquierda que sabe que el cielo está aquí, en la tierra"
Los enfrentamientos con Unidas Podemos a cuenta de su cuestionamiento de la calidad democrática española tampoco ayudan. Moncloa cree que Pablo Iglesias es el mejor propagandista de ERC y que, de hecho, "trabaja a favor de su triunfo y en contra de Salvador", por influjo del portavoz del grupo confederal de Unidas Podemos, Jaume Asens. Esto también puede convertirse en un argumento propicio al que aferrarse si no consiguen ganar el domingo.
Lejos de amainar el cuestionamiento de la normalidad democrática -«no hay una situación de plena normalidad política y democrática en España, cuando los líderes de los dos partidos que gobiernan Cataluña, uno está en prisión y el otro en Bruselas», dijo Iglesias al Ara respecto a Junqueras y Puigdemont- han montado una auténtica campaña en redes que da aliento al argumentario independentista y daña nuestra imagen exterior.
Hasta el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que intenta no salpicarse en las escaramuzas de su Consejo de Ministros, dejó entrever ayer su enfado con los socios de Gobierno al afirmar, aunque sin citarlos expresamente, que el PSOE y PSC representan a "la izquierda que sabe que el cielo está aquí, en la tierra" en réplica a aquel "asalto a los cielos" que anunció Iglesias cuando aspiraba todavía al sorpasso al PSOE. También reivindicó Sánchez, en un nuevo acto de campaña junto a Illa, la tradición feminista de su partido, justo cuando se avizora un enfrentamiento a cara de perro con los morados por la ley trans.
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