Inés Arrimadas ha descartado dimitir este lunes en la única intervención pública que tiene prevista la presidenta de Ciudadanos antes de la celebración esta tarde del Comité Ejecutivo Nacional. Pese a la debacle en Cataluña, en que han perdido la friolera de 30 escaños, la líder del partido naranja ha descartado también ejecutar ceses por un fracaso que no ha dudado en achacar al legado de Albert Rivera. "No veníamos de 36 escaños, veníamos del 10-N", ha recalcado en una entrevista para Onda Cero.
La formación, que en 2017 ganó las elecciones con un 25,25% de respaldo y 36 diputados, se estrelló en la cita electoral del domingo, en la que ha perdido más de 950.000 votos al cosechar un apoyo de un 5,55%, lo que se traduce en un total de seis escaños. "En 2017 se dieron circunstancias especiales por factores favorables. Hace un año ya no estábamos en ese porcentaje. Ha sido muy difícil movilizar a nuestro electorado, sabíamos que la baja participación desmoviliza al constitucionalismo", ha señalado.
Se trata de la misma argumentación que ya dio la líder del partido anoche una vez se confirmó el desastre: la culpa es de la abstención y no de la actual dirección, pese a que se constituyó hace un año. No es lo que piensa un amplio sector del partido, que pide a Arrimadas una reestructuración interna tras la debacle que debe pasar por la destitución de los número dos y tres de la líder del partido: Carlos Cuadrado y José María Espejo.
"Yo voy a seguir delante de este proyecto, además creo que con un apoyo del partido". Sobre la posibilidad de que alguno de los actuales dirigentes del partido dimita o sea relevado de su cargo, Arrimadas ha contestado: "Creo que si esto solucionara el problema, estaríamos en otro escenario, pero la verdad es que no".
Tampoco dimitirá el cabeza de lista de Ciudadanos en Cataluña, Carlos Carrizosa, que ha afirmado este lunes que la debacle electoral de anoche "no se soluciona abriendo una crisis en el partido", al tiempo que ha apelado a la "unidad" para superar el fracaso. Ni él ni Arrimadas son ajenos al ruido de sables a nivel interno que pondrán en cuestión hasta la propia estrategia del partido naranja y a sus principales dirigentes.
Los partidos de centro derecha se han hundido en las elecciones celebradas este domingo en Cataluña puesto que han aglutinado en torno al 17% de los votos, trece puntos porcentuales menos que en los comicios de 2017. En esta ocasión, el partido de Santiago Abascal ha ganado la pugna y entrará en el Parlament con 11 escaños, dos más de los que suman Ciudadanos (6) y el PP (3). En concreto, Vox, el PP y Ciudadanos han sumado entre los tres un total de 475.310 votos, unos 820.000 votos y 20 escaños menos que lo que cosechó la formación naranja y los 'populares' hace cuatro años, cuando obtuvieron un 29,72% de apoyo y 40 diputados.
Los de Santiago Abascal han hecho historia este domingo, al irrumpir en el Parlament con un respaldo del 7,66% de las papeletas, con lo que logra arrebatar a Ciudadanos el liderazgo del constitucionalismo en Cataluña. En concreto, la candidatura de Vox, que encabeza Ignacio Garriga, ha logrado 213.655 votos y representación en las cuatro provincias catalanas (7 en Barcelona, 2 en Tarragona, una en Girona y otra en Lleida).
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