"Tenemos la responsabilidad de ponernos de acuerdo para dar el paso gigante que requiere el país, no podemos frenar la fuerza del 1 y 3 de octubre escondiéndonos detrás de excusas". Pere Aragonés, candidato de ERC, se ve presidente de la Generalitat y así lo trasladó ante el Consejo Nacional extraordinario del partido de Oriol Junqueras. Tras cerrar la primera semana de contactos poselectorales los republicanos mantienen intactas sus condiciones: Govern amplio, soberanista y de izquierdas. En otras palabras, con el apoyo de Junts y los Comunes.
Esquerra quiere un gobierno amplio para gobernar bien. Por primera vez en democracia afronta la presidencia de la Generalitat y saben que la pandemia y la crisis económica obligan a ofrecer algo más que la promesa de la independencia. Tres años de gobierno inoperante han llevado al independentismo ha dejarse 700.000 votos en las elecciones del 14F.
Pero los primeros pasos de los republicanos no dan garantías de que se mantenga su apuesta por la gestión, ese "independentismo pragmático" que busca personificar Aragonés. La primera promesa ante el Consell Nacional del partido fue el referéndum. Y el primer mensaje de la semana poselectoral ha sido el silencio ante los violentos disturbios que vive Cataluña y un partido alineado, junto a la CUP y JxCat, en contra de los mossos.
Junts, gobierno o repetición electoral
Enfrente, un Junts que se debate entre la necesidad de entrar en el Govern para tener recursos y estabilidad desde la que acabar de construir un proyecto todavía inconsistentes en sus estructuras. O la tentación de quedarse fuera del ejecutivo para actuar como oposición de Esquerra, desgastar a sus principales rivales y forzar en unos meses un adelanto electoral.
En el partido de Carles Puigdemont están convencidos de que los 70.000 votos conseguidos por el PDeCat son la clave de su derrota frente a Esquerra. Una derrota que se mide en un exiguo diputado y 35.000 votos. Con estos datos, algunos en Junts sopesan la posibilidad de no entrar en el Govern y actuar como factor de desgaste para asestar una nueva derrota a los republicanos en unas nuevas elecciones, quizá en un año, si Aragonés no puede tejer una mayoría sólida y no consigue el apoyo del PSC, cosa harto improbable.
Un terreno que han empezado a preparar esta semana. Aunque oficialmente reclaman la reedición del gobierno de coalición con Esquerra, no han tenido ningún problema en dejar caer al conseller de Interior, Miquél Samper, militante de Junts, para alinearse con la CUP en contra de los mossos, una consejería que saben que en ningún caso gestionarán en el próximo gobierno.
Compromiso independentista
Tras reunirse con sus tres posibles socios, tanto Aragonés como Oriol Junqueras han puesto el énfasis en su compromiso independentista. Poco antes, la portavoz del partido, Marta Vilalta, había descartado la posibilidad de una coalición de gobierno con los comunes y el apoyo externo del PSC, como insisten en reclamar desde CatEC y, sobre todo, desde Podemos.
"No decepcionaremos la esperanza de la gente" asegura Oriol Junqueras en esta tesitura. "Esperamos ser capaces de dar el paso definitivo para construir una nueva república para todos" ha añadido tras felicitarse de que Esquerra vuelva a aspirar a la presidencia de la Generalitat por primera vez en 80 años.
Un mandato que Aragonés define como "la legislatura de preparación del nuevo referéndum y el fin de la represión". Y advierte que, aunque su objetivo es "seguir acumulando fuerzas" para que su propuesta sea inapelable, son conscientes de que "la paciencia de los catalanes no es eterna" y su objetivo es le referéndum, tanto si el Gobierno acepta pactarlo como si no es así.
Reunión JxCat-ERC
El Consell Nacional llega tras la primera ronda de contactos para formar gobierno, que los republicanos han cerrado este viernes con JxCat. Esquerra ha optado por dar prioridad en sus encuentros a la CUP y los comunes, una maniobra entendida desde Junts y su entorno como la señal más explícita de que ERC busca excluirlos del Govern y aspira a que el partido de Carles Puigdemont dé apoyo externo a la investidura de Pere Aragonés.
Pese a ese contexto, los republicanos afirmaban tras el encuentro, en un comunicado, que "el primer encuentro ha sido muy positivo y ha servido para poner en valor tanto la victoria independentista como la nueva derrota de los poderes del Estado", que según ellos querían apartar al independentismo de las instituciones.
Ambos partidos se congratulan de haber pasado de 70 a 74 diputados independentistas en el Parlament, así como de haber superado el 50% de los votos. Unos resultados que suponen "una gran oportunidad para abrir una nueva etapa" aseguran desde ERC, una idea que después ha repetido Oriol Junqueras ante el Consejo del partido.
JxCat reclama un gobierno independentista
Junts, por su parte, recoge el guante de la "oportunidad histórica" pero reclama un "acuerdo entre las fuerzas independentistas parlamentarias". Una fórmula que excluye tanto a CatEC-Podem como a sus ex socios del PDeCat. El partido de Carles Puigdemont quiere reeditar la fórmula de coalición con Esquerra que ha funcionado en los últimos años, aunque asume que esta vez la presidencia será para Pere Aragonés.
Pero se resisten a un gobierno en minoría de los republicanos con la CUP y los Comunes, como promueven desde ámbitos de la izquierda independentista, como la plataforma Sobiranies, liderada por Xavier Doménech (Podemos) y Quim Arrufat (CUP).
De hecho, Junts se ha reunido también con la CUP -la formación más codiciada en estos primeros compases de la negociación post-electoral- para barrar el paso a la alianza de izquierdas que promueve ERC. En encuentro el e que la formación posconvergente no tuvo problemas en aceptar una enmienda a la totalidad de la política de seguridad en Cataluña, como reclaman los antisistema, pese a que el conseller de Interior, Miquel Sàmper, es uno de los suyos.
ERC descarta gobernar solo con los comunes
Esquerra, por su parte, insiste en integrar a los comunes al bloque independentista, pero rechaza gobernar con ellos y el apoyo del PSC, como propone CatEC-Podem. La propuesta la verbalizó el jueves Jaume Asens, y un día después obtenía puntual respuesta de Vilalta, que ha "descartado completamente" esta opción.
"No es la apuesta ni la prioridad de ERC". De hecho, recuerda la portavoz de Esquerra, un bipartito de estas características contaría con unos escasos 41 diputados, cuando la mayoría parlamentaria se sitúa en 68 en Cataluña. Incluso sumando a la CUP, como apuntan sectores de ERC, se quedarían a 18 escaños de la mayoría.
El PSC tantea a los comunes
Mientras, el PSC persevera en su defensa de Salvador Illa como legítimo aspirante a la presidencia catalana, en tanto que ganador de las elecciones. Los socialistas han abierto su particular ronda de contactos este viernes con los comunes.
Un encuentro mantenido en el Parlament en el que la número dos del PSC, Eva Granados, ha insistido en la victoria de las izquierdas en los comicios del 14F y en que Illa debe liderar esa victoria. Los comunes asumen la primera parte de la premisa, pero no la segunda. Siguen manteniendo la puerta abierta a una alianza con ERC para la que esperan contar con el apoyo externo del PSC.
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