El acto de este martes que reunía a Pablo Casado y a José María Aznar tenía todos los ingredientes para generar una enorme expectación política. El actual líder del PP venía de renegar del pasado que se dirime en los tribunales y que lastra toda estrategia de futuro. "No queremos responder a cuestiones que no nos incumben", ha llegado a decir. El segundo, ha reivindicado en distintos momentos las luces de dicho pasado porque, eso sí, de las sombras ya ha comentado muchas veces no saber nada de nada, casi como si no hubiera estado ni en Génova ni en Moncloa.
El presidente nacional popular, lejos de marcar distancias, ha reivindicado esa herencia con el telón de fondo del 25 aniversario del primer triunfo electoral del PP en unas generales, el 3 de marzo de 1996. "He venido a celebrar dos legislaturas claves para la historia de España, lo que supuso para la consolidación de la Transición y refundación del espacio electoral", ha dicho nada más arrancar su intervención sin olvidar referirse a que este año también se cumplirá una década de la llegada de Mariano Rajoy a Moncloa.
"He venido a celebrar dos legislaturas claves para la historia de España", ha dicho Casado
En definitiva, "pichan en hueso a los que pretendan dividir a la nueva generación del PP con nuestro predecesores. Estoy orgulloso de liderar el mejor partido de España", ha proclamado para decir que eso es compatible "con condenar cualquier conducta no ejemplar". En ese sentido ha recordado que Aznar tuvo que hacer frente, nada más aterrizar en Génova, al llamado "caso Naseiro".
Les ha reunido el aula de Liderazgo del Instituto Atlántico de Gobierno con un diálogo sobre “España, Constitución y Libertad” del que es anfitrión Aznar. Casado ha apelado a las "cuatro legislaturas populares, que han cumplido, a su juicio, con lo que un político desea", esto es, "dejar las cosas mejor de cómo estaban cuando llegaron".
Pero a pesar de esa declaración de lealtad, Casado ha marcado tres diferencias básicas con la España a la que se enfrentó Aznar. Por un lado, ha dicho, la caída del Muro dio paso a los grandes gobiernos liberales y socialcristianos. En segundo lugar, el PP de Aznar "tiene que llevar a su partido donde está la mayoría centrada, hacia el centro reformista liberal".
Sin embargo "es lo contrario de lo que tengo que hacer ahora", esto es, "mover a la mayoría social a la centralidad del partido porque estamos en una sociedad absolutamente polarizada". Para ello, el PP debe resistir cantos de sirena "para que nos movamos hacia donde nunca ha estado el PP", esto es, "acercarnos más a Sánchez o a los extremos populistas".
Aznar ha recordado que en 1996 había un proyecto y unas políticas "muy claras"
La tercera diferencia es el auge de los populismos. A diferencia de lo que pasaba en los 90, cuando "los liberales y democristianos tenían proyectos que estaban de moda, ahora un partido serio y responsable no está de moda. Si hacemos una sesión en la que se cita a varios autores, o vas sin papeles, estás completamente fuera. No eres alternativa", se ha quejado el líder del PP. En todo caso, "la buena noticia es que nos da igual, queremos seguir siendo ese partido fiable que lo que pide es tener el tiempo y estamos convencidos que al final conseguiremos llegar al gobierno de España".
En un juego de palabras, considera el líder del PP que "hay que hacer popular al partido, no al partido popular" y tras quejarse que, a diferencia del bipartidismo, cuando sólo había un objetivo fijo "ahora hay varios objetivos y móviles", el propio PP "a veces está en movimiento y a veces, oscuras".
Ha recordado Casado los siete años que tuvieron sus antecesores antes de ganar las elecciones, y ante el interrogante que le ha planteado el moderador, el periodista Ignacio Camacho, respecto a si consideraba que él iba a tener ese tiempo, ha subrayado que "salimos a ganar todas las elecciones. Tranquilidad, paciencia, perseverancia y prudencia", ha recomendado.
Por su parte, Aznar ha huido de su habitual tono admonitorio y no ha puesto deberes a Casado, salvo reivindicar que el PP que él presidió "unió todo lo que estaba a la derecha y definió un proyecto muy claro y unas políticas". "Nosotros fuimos parte de la historia de la transición democrática de España y somos parte de la historia constitucional de España", ha reiterado.
A Casado le desea "mucha suerte. España lo necesita y el centro-derecha español, también". Aznar, que asegura no decirle en privado nada que no le diga en público al actual líder del PP, ha agregado que cuando se tiene la responsabilidad de dirigir un partido "hay que marcar el camino, definir estrategia y tomar decisiones, pero eso le corresponde a él".
En su entrevista de este domingo en La Sexta, habló de una España que ya no existe al recordar que él dejó unido el centro-derecha. Era un reproche muy probablemente dirigido contra Mariano Rajoy, el sucesor que él eligió, pero que supone una carga de profundidad contra el liderazgo de Casado, acosado a su derecha por Santiago Abascal, aunque a su izquierda tiene a Ciudadanos en sus momentos más bajos.
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