La cita de esta semana entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias pretende ir más allá de las discrepancias, conflictos y escaramuzas que protagonizan los socios de Gobierno. Si bien éstas van a ocupar su lugar en una reunión que se prevé larga y para la que se manejan dos fechas, este mismo martes o el jueves próximo, la idea es diseñar el resto de la legislatura y reflexionar sobre la tarea del Ejecutivo. Pero para ello el vicepresidente segundo pedirá "que se ponga la directa en el programa de la coalición" y sin "maniobras" por parte de Carmen Calvo y de Nadia Calviño, según indican fuentes próximas al vicepresidente segundo.
Con un horizonte de dos años despejados de consultas electorales -salvo que el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, decida adelantar las autonómicas- "es necesario poner las luces largas y orientar la acción de gobierno", insisten los medios consultados. En definitiva, poner sobre la mesa "el trabajo para los próximos 24 meses", esto es, "todas las medidas económicas, sociales y democráticas pactadas", siempre y cuando "no venga alguien a dinamitar esos mecanismos".
Las "dinamitadoras"
En Podemos no tienen duda respecto a quiénes son esas, a su juicio, "dinamitadoras". Por un lado, dicen, la vicepresidenta económica "y su burocratismo". "Llevamos cuatro meses defendiendo la necesidad de ayudas directas a las empresas, algo que han hecho Angel Merkel y Enmanuel Macron", ponen como ejemplo del penúltimo enfrentamiento vivido con Nadia Calviño este mismo lunes.
La segunda dirigente socialista a la que apuntan es a Carmen Calvo, "que ha convertido los temas de igualdad en un calvario", aseguran para pasar a acusarla de bloquear la ley trans sin dar ninguna explicación "ni poner nada por escrito".
Es evidente que Iglesias no se va a callar ninguna de sus críticas en una conversación que se pretende franca y abierta. También el jefe del Ejecutivo tiene peticiones pendientes, como la necesidad de "bajar los decibelios" y dejar de publicitar los enfrentamientos, según fuentes de Moncloa.
Pero ahí, puede tocar en hueso. Y es que los morados confiesan que "hemos aprendido una cosa desde verano: el debate sordo en las reuniones internas no es nada efectivo". De ahí, que los saquen a la luz pública para conseguir doblar el pulso al sector socialista del Gobierno o, al menos, a algunos de sus miembros.
Sigue la negociación sobre el control de los precios del alquiler
Un pulso es lo que hay con el Ministerio de José Luis Ábalos a raíz del control del precio de los alquileres. Sin embargo, la interlocución de Ábalos con los socios de Gobierno es buena y éstos siempre creen que está maniatado por Economía o por Hacienda. El titular de Transportes "es un pragmático. Si Sánchez le dice que adelante con lo de los alquileres, no habrá ningún problema".
Iglesias se sentará en esa reunión después de haber hablado con los ministros morados. Sin duda, la más quejosa es la titular de Igualdad, Irene Montero. La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, va sacando adelante sus temas, aunque la escaramuza del titular de Seguridad Social, José Luis Escrivá, con su sugerencia de ampliar el tiempo de cálculo de las pensiones, ha afectado a la que era una buena interlocución entre ambos.
La presidenta del PP, Cristina Narbona, admitió ayer, al término de la reunión de la Permanente del PSOE, que "existen discrepancias", pero pidió a los coaligados que las mismas "sean tratadas, en la medida de lo posible, con la máxima discreción" y dentro del marco de la comisión del seguimiento del pacto. Y aunque este asunto no fue tratado en la cita de Ferraz, aseguró que "el 100 por cien (de los dirigentes del PSOE) estamos convencidos de que agotaremos la legislatura". "Estamos ante un horizonte de recuperación y de esperanza -aseveró- gracias al avance de la vacuna y el impulso de la UE", de modo que la segunda parte de la legislatura "tendrá unas condiciones más fáciles respecto a la primera", marcada por al tragedia del coronavirus.
Reforzados en las elecciones catalanas
Hay coincidencia en el análisis de los socios respecto a la repercusión de las elecciones catalanas. Los socialistas han ganado las autonómicas y los morados -al margen de las discrepancias entre Ada Colau e Iglesias- han resistido contra todo pronóstico. Significa que la coalición no ha sido castigada en las urnas, aunque en Cataluña se vote en unas claves muy localistas, poco exportables al conjunto del país, pues en Galicia y País Vasco sí salieron mal parados.
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